diariodenavarra.es – La mental es el tipo de discapacidad que más vulnerable hace a las mujeres que presentan alguna minusvalía, en ámbitos como el educativo, el laboral, el ocio, los servicios sociales, la vivienda o la salud.
Es lo que ha puesto de manifiesto un estudio sobre mujeres y discapacidad realizado por UGT en colaboración con el Gobierno Foral y la Agencia Navarra para la Dependencia, que aspira a ser una herramienta que facilite su inclusión normalizada en la sociedad.
La responsable del estudio, Alejandra Nicosia, ha señalado en la presentación del estudio que los estereotipos a los que se enfrentan las mujeres con discapacidad, ya sea ésta física, sensorial, mental, intelectual o pluridiscapacidad, afectan a su bienestar emocional y físico, a sus relaciones interpersonales, su desarrollo personal, sus derechos y su autodeterminación.
En el ámbito de la educación, Nicosia ha afirmado que se está avanzando en la integración, en el sentido de que cada vez más mujeres con discapacidad, sobre todo aquellas de entre 18 y 40 años, ingresan en el sistema educativo normalizado, pero que no se progresa en la misma medida en el aspecto de la inclusión.
«Muchas no pueden participar en actividades, viajes, en las apymas… En cuanto al apoyo docente, aunque hay profesores que buscan la forma de integrar, todavía existe mucho desconocimiento acerca de cómo trabajar con discapacidad, aunque, cada vez más, los padres quieren que sus niñas sigan estudiando», ha descrito Nicosia.
Sin embargo, ha apuntado que, en la universidad pública, rige un plan de acogida completo, que hace que la accesibilidad sea «casi completa desde la puerta hasta el nivel de la integración en el mundo laboral».
En el área de la vivienda, Nicosia ha asegurado que el acceso es «limitadísimo», porque, en muchas ocasiones, las mujeres con discapacidad no reúnen los requisitos necesarios para optar a una.
«Por otra parte, la accesibilidad a viviendas se enfoca siempre a la discapacidad física, cuando la sensorial (visuales y auditivas) también requieren de viviendas adaptadas», ha remarcado Nicosia.
La salud es el campo que las mujeres con discapacidad valoran más, ya que se ha avanzado mucho en diagnóstico y rehabilitación y se saben «cubiertas» a lo largo de toda su vida, aunque algunos padres han reconocido sentirse solos en el momento de recibir la noticia de que sus hijas sufrían alguna discapacidad.
En el capítulo de los servicios sociales, Nicosia ha resaltado la necesidad de revisar el sistema de evaluación de la discapacidad, ya que el actual impide acceder a ciertas ayudas, sobre todo para algunas discapacidades mentales «muy complejas».
En ese sentido, ha anunciado que, en febrero, se implementará un nuevo baremo de valoración de la dependencia, encaminado a mejorar las deficiencias del vigente.
El empleo es el gran desafío para las mujeres con discapacidad, ya que, aunque existen centros especiales de empleo, muchas no quieren ingresar en ellos porque consideran que esto representará un antecedente negativo de cara a una futura contratación en una empresa ordinaria.
Nicosia ha denunciado que los cupos de reserva de los lugares de trabajo están lejos de cubrirse con las personas para las que están destinados, y en ellos se emplea sólo a discapacitados físicos «o se tira de un diabético para cumplir con el trámite».
Por último, en el ámbito del ocio y el deporte, Nicosia ha aseverado que la oferta es escasa y, en todo caso, la que hay es la promovida por las propias asociaciones de discapacitados, dirigida a ellos en exclusiva, por lo que no se trata de un ocio inclusivo.
«Aunque Navarra está bastante avanzada en relación con otros sitios, por ejemplo, el cine para ciegos sólo se programa una vez a la semana y en días laborables, por lo que muchos no pueden acudir», ha explicado Nicosia.
La experta ha añadido que las mujeres con discapacidad también son más vulnerables en materia de violencia machista, por su más baja autoestima y porque su accesibilidad a la denuncia es más reducida
