Recordando a un mito… Pepe Cobos

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Pepe Cobos, ex jugador del Fundosa ONCE.

Fundosa ONCE. Cobos, de 49 años, contrajo la poliomielitis a los ocho meses. Desde entonces, estuvo ingresado en el Hospital Civil de Málaga hasta que cumplió los nueve años. Después, volvió a su pueblo, Villanueva de Algaidas (Málaga), donde estudió en la escuela durante unos dos años.

La vida de Cobos, asentado ahora en Sevilla, está impregnada de largos viajes por azares de la vida. Con 11 años, recorrió unos 160 kilómetros hasta Alcalá de Guadaira (Sevilla) para entrar como interno en el Colegio San Juan de Dios, que acogía entonces a alrededor de 300 niños con discapacidad.

Dotado de una capacidad sin igual para la competición, probó diversos deportes, hasta que se decantó por el baloncesto en silla de ruedas en la temporada 1977-78. Siete años duró su militancia en el San Juan de Dios y luego volvió a emigrar, esta vez a unos 250 kilómetros, hasta San Fernando (Cádiz), donde jugó en el Safemi poco más de una temporada (1985-86 y parte de la 1986-87).

En la Navidad de 1986 descendió unos 100 kilómetros para vestir la camiseta del ACMA Sport Algeciras, durante cuatro temporadas. En 1990 volvió a hacer las maletas rumbo a Sevilla, unos 185 kilómetros al norte, para militar en el ONCE Andalucía.

Cuatro temporadas en el ONCE Andalucía le bastaron para cosechar tres ligas y dos Copas del Rey, hasta que fichó como jugador fundador del Fundosa ONCE en la 1994-95. Otros 530 kilómetros al norte. En 14 campañas con el Fundosa ONCE consiguió nueve ligas, ocho Copas del Rey y una Copa de Europa.

Cobos fue 97 veces internacional con la selección española y es uno de los últimos exponentes nacionales en unos Juegos Paralímpicos, los de Atlanta’96.

Después de 30 años dedicado al baloncesto en silla de ruedas, Cobo recibió un emotivo y merecido homenaje de despedida el 15 de junio de 2008, con un partido amistoso entre el Fundosa ONCE y la selección de China que concluyó con agasajos varios y el anuncio de la retirada de la camiseta con el número 10 del equipo madrileño, al modo de los grandes jugadores de la NBA. Hoy en día, ese dorsal sigue teniendo dueño, él, y nadie lo ha vestido, con la salvedad de la Copa de Campeones de Europa de este año porque la IWBF-Europa obligó a los equipos a repartir entre sus jugadores los dorsales entre el 4 y 15, como a la vieja usanza.

Doce ligas, diez Copas del Rey y una Copa de Europa contemplan a esta leyenda del baloncesto en silla de ruedas, que dejó para el recuerdo sus clásicos lanzamientos a media distancia, su sabiduría, su carácter ganador grabado a fuego, su liderazgo en la cancha y la impronta de uno de los mejores bases puros nacidos nunca jamás en España.

En su retiro dorado de Sevilla, donde trabaja en Flisa, la compañía líder en España en el sector de la lavandería industrial y el alquiler textil, FUNDOSAONCE.COM conversó con él en una entrevista donde contó sus impresiones sobre el baloncesto en silla de ruedas y la vida, en general.

¿Sigues la actualidad del baloncesto en silla de ruedas?

Después de tantos años y perteneciendo a la liga nacional, claro que la sigo y me interesa. Estoy prácticamente al día, aunque, como uno no está participando directamente, se me van algunos nombres.

¿Mantienes contacto con alguno de los jugadores de ahora o compañeros de entonces?

Hablo de vez en cuando, sobre todo por Facebook, y mi mujer también lo sigue bastante porque a ella le gusta mucho. Hablo con algún jugador como ‘Fiti’ (Javier Gómez) o con Raúl Núñez cuando llegan los partidos importantes para ver cómo está el Fundosa ONCE, cómo se encuentran, qué sensaciones tienen, cómo van los entrenamientos… Todo eso.

¿Practicas este deporte de vez en cuando o la silla está definitivamente colgada?

Desde que salí del Fundosa ONCE solamente tenía la posibilidad del equipo de Dos Hermanas. Les veo jugar partidos de su categoría, veo también a algunos jugadores que son amigos míos y cuando el Fundosa ONCE ha bajado por Andalucía, a Sevilla sobre todo, he ido a verlos para mantener el contacto con ellos. Pero yo, no; no sé si algún día iré a ‘echar’ un rato, pero ahora mismo no tengo ese pensamiento.

Lo pregunto de otra manera, ¿ni siquiera aunque sea como pachanga?

No, nada. Aquí, en Dos Hermanas, hay un equipo y es el único sitio donde yo podría ir a echar unos ratos. ¿Qué pasa? Que la idea tanto del presidente como del entrenador y de algunos jugadores es que yo juegue con ellos. Y si yo empiezo a entrenar con ellos aunque sea para echar una pachanga, el primer día es una pachanga, pero el segundo día empiezan a pedirte: “Bueno, mira, tenemos problemas en la liga, ¿por qué no te quedas con nosotros?”. En el fondo no quiero que llegue ese momento. Quiero hacer algo que me guste, por ‘echar’ un rato porque me divierte y porque disfruto, pero si ya me meto en una obligación, entonces prefiero dejarlo de lado.

¿Qué opinas de la última temporada que ha realizado el Fundosa ONCE?

Creo que, tal y como se están reforzando los equipos, el Fundosa ONCE este año ha sido un equipo bastante compensado y bastante fuerte. Bajo mi punto de vista, ha hecho una temporada bastante fuerte. Creía que iba a tener un poquito más de suerte en la Copa de Europa, incluso llegué a pensar que podía meterse en la final, pero también los equipos cada año se refuerzan. El Fundosa yo creo que está ahí y en cualquier momento volverá a ser campeón de Europa.

¿Y de la clasificación de España para los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, después de 16 años sin estar en unos Juegos?

Me parece fantástico que España esté ahí y el equipo tenga la posibilidad de ir tanto a unos Juegos Paralímpicos como a un campeonato del mundo. En esos momentos es cuando siento una envidia sana, como se suele decir, porque pienso que me gustaría estar ahí, no ahora con mi edad, pero recuerdo los momentos en los que estuve y la verdad es que unos Juegos es lo máximo adonde puede ir un deportista. Los que vayan, tendrán esa suerte de vivirlo.

¿Qué posibilidades ves a España en la cita paralímpica?

Una competición de ese tipo es difícil, no me gusta pronosticar nada. Espero y deseo que llegue a lo más arriba posible. Los equipos que vayan son todos muy buenos y como yo digo siempre, si ganas de uno eres muy bueno y si pierdes de uno no eres tan bueno. Creo que va estar muy difícil, muy reñido, pero van a estar arriba sobre todo Estados Unidos, Canadá y Australia. Espero que España tenga suerte y se enganche a ese grupo de cabeza.

¿Es muy distinto el baloncesto en silla de ruedas desde que te retiraste?

Me retiré hace cuatro años, no ha cambiado tanto. Cuando pasen 20 años diré otra cosa. Simplemente, creo que cada día, ahora incluso un poquito menos, quizá por la crisis que todo el mundo está sufriendo y, cómo no, los equipos de baloncesto en silla también, cada día los equipos van a apostando un poquito más por otro tipo de jugadores, por estar en equipos un poquito más profesionales, no como en mi época, donde había equipos donde no existía profesionalidad y primaba más el amiguismo que los buenos jugadores. Preferían ser amigos antes que ser buenos jugadores. Ahora eso está cambiando, hay equipos buenos que consiguen tres o cuatro buenos jugadores nacionales y se traen un par de extranjeros buenos. Eso antes ocurría en dos, tres o cuatro casos como mucho y hoy en día hay un grupito de cabeza de equipos en la liga española que cualquiera de ellos puede ganar no tanto una liga, porque siempre va para el más fuerte por ser tantos partidos, pero sí por ejemplo una Copa del Rey o una clasificación para una competición europea.

¿Qué jugadores has visto en estos cuatro años que te han sorprendido más desde que te retiraste?

Si sigo algo de baloncesto es por Facebook y por lo que hablo con algunos compañeros. No los veo jugar directamente porque no tengo esa posibilidad. Antes, iba a ver al ONCE Andalucía cuando había un partido fuerte, no sólo contra el Fundosa ONCE, sino también contra otros equipos fuertes, pero ahora no tengo la posibilidad de ver partidos. Sí que me pregunto que algunos jugadores que van a la selección y que hace cuatro años no eran tanto han mejorado como para ir a unos Juegos Paralímpicos. Eso es importante.

¿Cómo transcurre la vida actual de un mito del baloncesto en silla de ruedas como Pepe Cobos?

Desde que dejé el Fundosa ONCE, vivo para mi trabajo y para algo que tenía muchas ganas: mi familia. Los fines de semana solemos ir a ver a mi familia familia a Málaga o a la familia de mi mujer a Algeciras y poco más. No es gran cosa, es una vida un poco más tranquila, no tienes que estar pensando que los fines de semana tienes que viajar, que si hay encuentro no puedes disfrutar de la familia. No me arrepiento, siempre he disfrutado muchísimo, pero cuando llega una cierta edad y tus hijos están creciendo te apetece estar con ellos. Creo que mi vida es como casi la de muchísimos trabajadores de España: trabajo y mi familia, que es lo más importante ahora mismo.

¿Y el futuro?

De deporte, estamos esperando a que pase esta rachilla porque la cosa está un poco complicada, pero me gustaría enseñar a niños y dedicarles algunas horas dos o tres días a la semana, no me importaría. Eso sí me gustaría, más que volver a jugar y a viajar. En el plano laboral estoy muy contento en Flisa y, gracias a Dios, trabajo tenemos, que eso ya es mucho.

Han transcurrido cuatro años de tu retirada y el número 10 del Fundosa ONCE sigue vacante. ¿Qué te parece esta decisión pionera en el baloncesto en silla de ruedas en España?

Después de todas las sensaciones, alegrías, recuerdos y todo lo que tuve el día de mi despedida, cuando el Fundosa ONCE jugó contra la selección china, fue el único regalo que no me esperaba y una de las cosas más importantes de mi trayectoria deportiva. Ver retirado mi número es emocionante. Me encantó. Lo que pasa es que este año lo han tenido que utilizar para la Copa de Europa, la gente de la IWBF-Europa pidió que tenía que ser así. Pero el número 10, gracias a Dios, todavía sigue siendo de Pepe Cobos

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