Balones que derriban barreras

0
31
El equipo que se proclamó campeón de España en edad escolar posa en las instalaciones del Pepe Garcés, donde se entrena. Foto:ÁNGEL DE CASTRO

elperiodicodearagon.com – Más allá de los sueldos desorbitados, las multitudinarias ruedas de prensa, o la adoración por los deportistas se encuentra el deporte adaptado, destinado a personas con algún tipo de discapacidad.Lejos de los focos de la popularidad triunfan equipos como la selección aragonesa de baloncesto adaptado en edad escolar, que por tercera vez en cuatro años, ha tocado el olimpo del básquet español con la conquista del IV Campeonato en silla de ruedas. «Fue una ilusión tremenda porque ya es el tercero», explica Eric Morales, jugador de la selección.

El baloncesto adaptado es un deporte que practican personas con distintos tipos de lesiones y problemas de movilidad. Las características físicas de los participantes son bastante diferentes, porque «no se comportan igual las parálisis en unas personas que en otras», explica Henri Tejada, entrenador del equipo. Cada jugador, según su discapacidad y mejoría experimentada, lleva una puntuación, que va de 1 a 4,5 puntos. Cuanto mayor es la movilidad de un jugador, más puntuación posee. Con el quinteto de jugadores que se tiene en pista, no se pueden sobrepasar los 14,5 puntos.

Las reglas del baloncesto adaptado son prácticamente idénticas a las del convencional, excepto que se practica en silla de ruedas y no existen dobles (se puede parar y botar el balón cuantas veces se quiera). Los jugadores escolares tienen una edad desde los 10 a 18 años. En el caso de Aragón, la totalidad de los jugadores, forman parte de la escuela del CAI de baloncesto adaptado.

«La clave de este deporte es atacar con superioridad de jugadores», descubre Tejada. Esto se consigue mediante los bloqueos; en el momento que se realiza un bloqueo, se incapacita a un rival para defender, porque «no puede saltar por encima como en el baloncesto de pie», explica el técnico. Ante todo, el objetivo en edad escolar es «que aprendan y se lo pasen bien», afirma Henri. Más adelante, depende de cada uno continuar de forma más profesional. Pablo Laviña, pívot del equipo, es ambicioso. «Mi deseo es jugar en el primer equipo, peleando contra los mejores», comenta.

Además del estímulo competitivo que supone para los jugadores, «el baloncesto nos permite desconectar de aspectos negativos, estar con los amigos y disfrutar del deporte», cuenta Laviña. Detrás de la ilusión en la pista, el apoyo de instituciones resulta esencial. En Aragón, la CAI, mediante su obra social, es quien más apoya el deporte adaptado. «Las ayudas nunca son suficientes para esta labor, si fueran superiores, podríamos hacer mucho más», defiende Juanjo Sanjuán, director técnico del CAI Baloncesto Adaptado.

3.000 euros cada silla

Cada silla cuesta alrededor de 3.000 euros, que sumados a los entrenamientos y, sobre todo, los viajes, suponen un gasto muy elevado para los clubs. Por ello, «nos gustaría contar con más apoyo privado», afirma Juanjo Sanjuán. A través del baloncesto adaptado, los jóvenes discapacitados comparten instalaciones y vivencias con chicos sin discapacidad, lo que realiza una función integradora para unos y para otros.

Asimismo, mejora la autoestima y la calidad de vida de los jóvenes con discapacidad. El deporte adaptado carece de la repercusión necesaria. «A lo mejor el baloncesto es el que más tiene, pero se necesita mucho más», pide Sanjuán. Esto ayudaría a que otros lo conocieran, pudieran participar o lo apoyasen. En Aragón solo existe la escuela del CAI Adaptado en este deporte con 18 jóvenes en la cantera.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí