H. DÍAZ/abc.es – Cruzar una calle, acudir a una reunión de vecinos en un centro cívico, efectuar una gestión en el ayuntamiento o, simplemente, entender uno de los múltiples trípticos informativos que edita puede convertirse en una carrera de obstáculos para muchos colectivos. En los últimos años se ha visto como algunas ciudades se esfuerzan por eliminar barreras para las personas que sufren algún tipo de discapacidad. La última que ha puesto negro sobre blanco las actuaciones prioritarias a desarrollar para evitar que sus servicios sean excluyentes es Valladolid. Su Ayuntamiento ha puesto en marcha el primer Plan Municipal de Accesibilidad. Según la concejala de Bienestar Social, Rosa Hernández, se trata de un programa «transversal». Es decir, «se aplicará en todas las áreas del Ayuntamiento y abarca desde intervenciones en los espacios urbanísticos a medidas relacionadas con la movilidad y el transporte, la comunicación, el bienestar social, la formación y el empleo o el ocio, la cultura y el deporte».
El consistorio vallisoletano lleva años trabajando ya en el derribo de obstáculos que impiden a un 7 por ciento de la población —en la ciudad existen más de 21.000 personas con algún tipo de discapacidad— desarrollar su vida con plena normalidad. Rebaje de bordillos, semáforos con señales acústicas, autobuses urbanos con piso bajo y rampa y zonas de la acera señalizadas para indicar a las personas invidentes por donde deben cruzas son algunas medidas valoradas de forma positiva en un informe realizado sobre la materia por la revista Eroski-Consumer. Sin embargo el nuevo plan, cuya vigencia se extiende hasta 2014, quiere ir más allá. Además, uno de sus aspectos más valorados por los colectivos que participaron en su redacción —ONCE, Down Valladolid, Aspaym y la Federación de Personas Sordas— es que sus resultados podrán ser «evaluables».
Así, entre las iniciativas «palpables» en materia de urbanismo, Rosa Hernández cita la reordenación del mobiliario para evitar que sea una traba en los itinerarios peatonales, la señalización informativa con pictogramas o la adaptación de máquinas de la hora y bancos para personas con dificultades de movilidad.
Mayor independencia
Pero el documento no se limita a la eliminación de barreras físicas, ya que pretende poner en marcha una serie de bonificaciones fiscales para obras de adaptación de edificios, adecuar la oferta de ocio, cultura y deporte y aumentar los cupos de empleo público para personas con algún tipo de discapacidad —la iniciativa más valorada por Down Valladolid, cuyo presidente, Manuel Velázquez, la considera «imprescindible» para que estas personas alcancen la cota de independencia necesaria para su desarrollo personal y ciudadano—.
Para la redacción del documento, publicado además en diversos formatos accesibles, el Ayuntamiento de Valladolid, ha analizado los diversos planes llevados a cabo en esta materia por otras ciudades, entre ellos el de Ávila, «referente» en la adaptación de su patrimonio histórico.
Un segundo plan en Ávila
Esta nueva legislatura es la segunda que el consistorio abulense cuenta con una Concejalía específica de accesibilidad, al frente de la cual se encuentra Noelia Cuenca. Además, el Ayuntamiento está inmerso en la preparación del segundo plan de estas características que renovará al puesto en marcha en 2002 y que incluirá estudios por barrios y un análisis de 150 calles y otros 44 edificios municipales. «Hemos dado un gran paso en la adaptación de edificios institucionales, me atrevería a decir que el 98 por ciento ya lo están, aunque queda alguno que sigue volviendo locos a los arquitectos. Ahora se están trabajando otros aspectos, como la señalética», detalla la concejala abulense, para quien «la accesibilidad no hay que entenderla sólo como una eliminación de barreras, hay que hablar de una accesibilidad universal».
Para Alicia Cuenca uno de los «hitos» que ha conseguido Ávila es poder hacer accesible un tramo de la muralla porque «ha supuesto un cambio de mentalidad». «Si hemos conseguido eliminar barreras de un edificio casi milenario eso significa que podemos hacerlo de casi todo lo que nos propongamos. Sólo hace falta voluntad y sentido común», añade, y pone como ejemplo las maquetas tifológicas elaboradas de tres puertas del recinto amurallado, así como un «bonito proyecto» en el que ahora están trabajando, la elaboración de audioguías adaptadas también a personas sordas. Al margen de las intervenciones en patrimonio, destaca el trabajo realizado en el Centro Cultural Vicente Ferrer y en el Auditorio San Francisco, aunque —insiste— «todavía nos queda mucho por hacer».
Otra de las ciudades que ha puesto negro sobre blanco sus iniciativas pendientes en materia de accesibilidad es el Ayuntamiento de Palencia, que cuenta desde 2006 con un documento que recoge los aspectos a mejorar, como la correcta señalización de los pasos de cebra, así como la necesaria adecuación de 16 edificios públicos, entre ellos la Casa Consistorial, el edificio Canónigas, el Mercado de Abastos y otros tantos centros sociales.
También Segovia cuenta desde el año pasado con un plan específico, entre cuyos retos se encuentra el de mejorar la accesibilidad de los edificios públicos, ya que sólo el 33 por ciento se encuentran preparados, según el diagnóstico recogido en el propio documento, que incluye además actuaciones en las vías y espacios públicos —teniendo en cuenta los tipos de pavimento y su estado—, así como la reordenación del mobiliario urbano. El texto incluye iniciativas en el transporte y otras relativas a la «infoaccesibilidad» y comunicación sonora.
Casco histórico con ascensor
En Burgos, el Plan de Movilidad y Accesibilidad Sostenible es uno de los principales documentos que rigen las actuaciones del Servicio Municipal de Accesibilidad, Movilidad y Transportes, que cuenta con su propia oficina. La capital burgalesa ha sido, además, la primera ciudad española que participa en el Programa Marco de Investigación y Desarrollo respecto a movilidad y Transporte de Europa, el proyecto «Niches Plus», a través del cual se han desarrollado actuaciones como la eliminación de barreras en la parte histórica de la ciudad con la construcción de un ascensor público y varios tramos de escaleras mecánicas. Pero además, la accesibilidad está presente en la filosofía con la que se diseñan otras actuaciones como la nueva ordenanza de terrazas, aprobada este mismo año, y donde se indica la necesidad de delimitar el espacio de las mesas que se ubican en la calle para facilitar la movilidad de las personas invidentes, informa M. González.
El resto de capitales castellano y leonesas no cuentan con planes específicos, aunque a veces incluyen actuaciones más sencillas, como el rebaje de bordillos, dentro de otros programas para mejorar la movilidad. Es el caso de Zamora, León, Salamanca o Soria, que año a año ejecuta una partida de 300.000 euros para tal fin.