
J. V. Echagüe/larazon.es. Daniel está apurando sus últimos días de vacaciones. Y es que, tras el descanso, regresa a las pistas. El 26 de agosto viajará con el resto de la delegación española que participará en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 para participar en la modalidad de tenis en sillas de ruedas. Daniel, que nació si fémur –«tengo una ‘‘minipierna’’, la derecha, y en la izquierda tengo muchas malformaciones», comenta–, dice que va a divertirse y aprender. Muchos ojos estarán pendientes del número uno del ranking español de la ITF –el ATP del tenis paralímpico–. Sólo tiene 19 años.
–¿Cuándo descubrió que el deporte era su vida?
–Desde muy pequeño era fanático de los deportes. Crecí en EE UU y, hasta los 9 o 10 años, con mi prótesis, jugaba con mis amigos al béisbol, al baloncesto, el fútbol americano… Cuando llegué a Madrid practicaba el esquí náutico, el esquí alpino… A los 11 años probé el tenis y desde aquel momento me encantó. Poco a poco lo fue copando. Tenía que decidirme por un deporte, porque no me daban los tiempos.
–Por lo que cuenta, a sus amigos les costaría cogerle el ritmo…
–Se quedaban flipando… este con la «patapalo» corriendo más que los demás… (ríe). Cuando era pequeño no me costaba más que los demás. Luego, con 13 años, me encantaba el fútbol. Y cuando el resto de niños se empezaban a desarrollar más rápido, me costaba alcanzarles el ritmo.
–Los Juegos Paralímpicos: ¿qué quiere llevarse de Londres?
–Mi objetivo era clasificarme. Me lo dejaré todo en la pista, pero creo que opción de medalla nada, siendo realistas. A pasarlo bien y a jugar mi mejor tenis. A día de hoy, los mejores ocho del mundo son casi inalcanzables.
–Cuando ves a Pistorius ahora en Londres, ¿qué se te pasa por la cabeza?
–Es un auténtico «crack», toda una inspiración. No está ya a nivel paralímpico, sino olímpico… Es una locura. Me motiva a luchar, a seguir mejorando y así, algún día estar así en la élite.
–¿Ve algo así posible?
–Mi familia me dice que siempre intento superarme y buscar los límites. Y aquí está el caso de Pistorius. Y verle me motiva a lograr lo inalcanzable. Pero para eso hay que entrenar muy duro, echarle horas y horas.