En el velódromo de Río de Janeiro, el reloj se detuvo en 13 minutos y 26 segundos. Fue el tiempo justo para que Ricardo Ten, leyenda del deporte paralímpico español, ofreciera una nueva clase magistral de ciclismo. A bordo de su bicicleta, con el casco aerodinámico ceñido y la mirada fija en la gloria, el valenciano conquistó con una superioridad abrumadora el oro en la prueba de scratch C1 (discapacidad física o parálisis cerebral) del Mundial de ciclismo en pista.
Y lo hizo con inteligencia, potencia y un talento que no entiende de límites. A sus 50 años, continúa engordando un palmarés que ya desafía lo imaginable. Esta victoria no solo supone su segundo oro en este Mundial -tras el logrado en la contrarreloj del kilómetro C1-, sino también su decimonoveno título mundial entre pista y carretera. En el scratch, además, suma ya cinco oros mundiales, tras los conseguidos en Apeldoorn 2019, Milton 2020, París 2022 y Glasgow 2023.
Un ataque en la cuarta vuelta
En la modalidad de 10 kilómetros y 40 vueltas al velódromo, Ten comenzó sin estridencias. Se mantuvo en la parte trasera del grupo, observando. Pero no era pasividad, era la calma antes del ataque. En la cuarta vuelta, el campeón cambió el ritmo con decisión. Un ataque firme, contundente, con fuego en cada pedalada.
A partir de ahí, se desató el ciclón. En apenas unas vueltas ya había doblado a tres corredores, con un ritmo inalcanzable para sus perseguidores. Volaba en cada curva, nadie podía seguirle. Cruzó la meta con una sonrisa que hablaba de satisfacción profunda. Plata para el ruso Ivan Ermakov y bronce para el belga Lennert Vanlathem, ambos testigos del recital del español.
Una prueba para Los Ángeles 2028
Ricardo Ten ha puesto el foco en esta prueba de cara a los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028. Por sus características como ciclista, ágil, resistente, con una capacidad táctica prodigiosa, el scratch parece diseñado a su medida. Este quinto oro en la modalidad lo reafirma.
A pesar de su brillante pasado como nadador -con seis medallas paralímpicas y 29 preseas entre europeos y mundiales-, Ten decidió hace años cambiar el gorro y el bañador por el maillot y la bicicleta. Una transformación que pocos podrían imaginar.
No fue una elección casual. Fue la bicicleta la que le dio libertad tras salir del hospital, después de que un accidente a los ocho años, al tocar un cable de alta tensión, le dejara con la amputación de ambos brazos y una pierna. Aquello, lejos de detenerle, fue el inicio de una vida dedicada a superar límites.
Empezó a competir como ciclista en 2017 y desde entonces no se detiene. Con la bicicleta marcando el camino, se ha convertido en un referente en la carretera y el velódromo. Un símbolo de resiliencia, pero también de excelencia deportiva. Y aún le quedan dos pruebas más en este Mundial de Río de Janeiro para seguir agrandando su legado. El ciclista español más laureado buscará su maillot arcoíris número 20.




