
Ana Mengíbar. Esta semana regresó Michelle Alonso de su experiencia paralímpica. Emocionada llegaba al aeropuerto Tenerife Norte donde la esperaba su gente, luciendo el oro que conquistó en los 100 m. braza, de su categoría. Sonriendo como siempre y con ese halo de dulzura que refleja su cara. La ilusión y la alegría se han adueñado de sus ojos.
Michelle luce su medalla con alegría. Feliz por haberla conseguido. De las respuestas que va dando a quien le pregunta, fácilmente se deduce que para ella no ha terminado una competición. Para Michelle comienza ahora Río 2016.
Ese andar sereno y elegante hacia el banquillo. Su brazada fuerte que vence al agua… El abrazo amigo a sus competidoras, en la llegada… La sonrisa abierta y su grito al aire cuando hace marca…
Los niños especiales son entrañables. Son auténticos en su inocencia. Son especiales en su forma de querer… Y así es Michelle… Sólo una niña especial. Una campeona del mundo especial…
Cumplió su sueño… Y el de todos nosotros.
¡¡ Qué grande eres, Michelle !!… Enhorabuena por tu esfuerzo y gracias por tu ejemplo.
La foto que adjunto es de su llegada. Detrás de ella su entrenador. Un hombre comprometido y tenaz, que mucho ha tenido que ver con el triunfo de la nadadora. ¡Enhorabuena también para él!