Fernando Galé, un arquero de flechas certeras y superación

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La suya es una mirada tranquila y cada palabra que sale de su boca es certera, como las flechas que emergen de su arco. En apenas dos años apuntando a la diana desde 50 metros, con constancia, temple, puntería y trabajo, Fernando Galé se ha instalado entre los mejores arqueros del mundo en categoría Open Compuesto. Su rápida progresión y los resultados cosechados le han granjeado un billete para los Juegos Paralímpicos de París. “Es un sueño, aún no lo he digerido, estoy en una nube”, afirma este zaragozano de 35 años, capaz de vencer las adversidades con entereza y resiliencia.

El deporte apenas entraba en sus planes cuando era niño, a él le gustaba más subir montañas, el senderismo y estar en contacto con la naturaleza. En los inviernos sí esquiaba en Formigal (Huesca), estación en la que trabajaba en el alquiler de material cuando su vida cambió de rumbo. En marzo de 2012, en una parada que hizo para comer, decidió ir con un compañero a practicar la escalada en las vías junto al aparcamiento del embalse de La Sarra, en el término municipal de Sallent de Gállego. Realizó una primera subida y luego, en el segundo intento, tras alcanzar sin problemas el punto de reunión, se descolgó sin percatarse de que previamente había empezado a deshacer el nudo de la cuerda. Sufrió una caída desde 12 metros de altura.

“Fue un error, caí de espaldas y tuve una fractura por estallido de las vértebras D12 y L1. El resultado, una lesión medular incompleta. Estuve nueve meses hospitalizado y con la vuelta a casa el panorama era desolador. Ya no podía disfrutar de mi pasión porque la montaña era inaccesible para alguien en silla de ruedas, pero estaba con vida, tenía otra oportunidad y había que aprovecharla”, relata. Lejos de rendirse, supo reinventarse a través del deporte. Buscó alternativas para seguir activo, probó tenis y baloncesto, aunque ambas modalidades eran demasiado agresivas para su espalda.

Fernando Galé apunta con su arco en una competición junto a su compañero Adrián Martínez. Foto: World Archery

“El basket no me gustó, había muchos golpes y el primer día lancé a canasta y ni rocé el aro -ríe-. Los giros bruscos me afectaban, tuvieron que operarme en dos ocasiones porque los hierros que me sujetaban la columna se rompían, así que lo descarté, no quería pasar por quirófano cada poco tiempo”, asegura. En 2018, en la feria medieval de Moyuela (Zaragoza), el pueblo en el que pasaba sus vacaciones desde pequeño con sus abuelos, le llamó la atención una demostración de tiro con arco. Un encuentro casual que fue un flechazo para él. “Me encantó la sensación que tuve cuando lancé, me cambió la vida”, confiesa.

Aquella decisión sería la terapia perfecta para cauterizar las heridas de su ánimo. En La Puebla de Alfindén hizo un curso de iniciación, Florián Lapiedra le enseñó lo básico: “Al verme tirar me decía que iba a llegar a unos Juegos, a mí me parecía surrealista en esos momentos, lo veía lejísimo”. Después llegó al Club de Tiro Zaragoza y dio un paso más. “Fui un poco autodidacta, cada vez se me daba mejor y me lo tomaba más en serio, con perspectivas de acudir a competiciones internacionales», explica. A principios de 2022 entró en la selección española para participar en el Mundial de Dubái, su debut, logrando un loable noveno puesto. Desde entonces, su progresión ha sido meteórica y encomiable.

En dos años se ha instalado entre los mejores arqueros del mundo. Los resultados no tardaron en llegar, sobre todo, en la prueba de equipos junto al madrileño Adrián Martínez: tres bronces en Copa de Europa y dos platas continentales en 2022 y en 2023. Además, la pasada temporada se proclamó subcampeón europeo individual en Rotterdam (Países Bajos). “Me he preparado con mucha dedicación e intensidad, entrenando todos los días de la semana y lanzando más de 1.000 flechas. Me encuentro muy fuerte, tengo buena técnica, he ganado en seguridad y en confianza, y he aprendido a gestionar más los nervios y la tensión”, recalca.

Fernando Galé es el vigente subcampeón de Europa en categoría Arco Compuesto. Foto: RFETA

Tras una igualada pugna con su compañero, Fernando se impuso en el proceso clasificatorio al certificar en junio en el torneo de Nove Mesto (República Checa) su billete para la cita paralímpica. “Ha sido durísimo, solo había una plaza y en ocasiones nos invadió la ansiedad y el estrés. Allí hice el round de mi vida, con 354 puntos de 360 posibles, y lo conseguí. Es una sensación agridulce porque Adrián se queda fuera. He soñado muchas noches con estar en unos Juegos y ha llegado el momento de cumplirlo. Todo ha ido tan rápido que me parece increíble, es lo más grande que le puede ocurrir a un deportista”, remarca.

En el visor y en su cabeza tiene la diana festoneada por los cinco círculos concéntricos de colores. Afronta con ilusión el desafío en la Explanada de los Inválidos, un enorme jardín en el corazón de París, donde se encuentra la tumba de Napoleón. Es consciente de que subir al podio está caro, pero no renuncia a ello, le gustaría suceder al arquero paralímpico español más laureado, Antonio Rebollo, plata en Nueva York 1984, bronce en Seúl 1988 y plata en Barcelona 1992: “La medalla se resiste para España, ojalá llegue, sería un orgullo”.

“Ir a unos Juegos es un éxito, pero no me conformo con estar, siempre aspiro a lo máximo y los rivales ahora me tienen más en cuenta, me he ganado el respeto. El tiro con arco es un deporte difícil e imprevisible, en mi categoría hay mucho nivel, no hay favoritos y cualquiera puede colarse en el podio. Voy con hambre, a pelear cada flecha y si rindo bien, me veo con posibilidades de estar en posiciones altas. El objetivo es competir, disfrutar y tratar de estar en las medallas. Pero no hay que olvidar que casi soy un novato, así que, con estar en puestos de diploma, ya sería un éxito”, concluye.

Fernando Galé con la medalla de plata en el Europeo de Rotterdam de 2023. Foto: RFETA

FERNANDO GALÉ

Fernando Galé Montorio (Zaragoza, 1989). Tiro con arco. Plata europea en 2023, subcampeón de Europa en dos ocasiones por equipos en Open Compuesto y tres bronces en Copas de Europa. En París debuta en unos Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Constante, optimista y trabajador.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Chicles.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

Aunque a primera impresión no lo parezca, mi punto fuerte es el sentido del humor, tengo facilidad para hacer bromas.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Leer la mente de la gente.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

Miedo a no rendir en mi deporte como yo quiero.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

La pasta o la paella.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

Al camping Oto, en el Parque Nacional de Ordesa, en los Pirineos.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

Pues como con los palos que encuentre por allí podría hacerme un arco y flechas, me llevaría un supermercado para tener suficiente comida y bebida -ríe-.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En una orca, en un lobo o en un tiburón.

10.- Una canción y un libro o película.

‘Don’t stop believin’’, de Journey. Y libro, cualquier novela romana de Santiago Posteguillo.

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