Dalia Santiago, una vida apasionada en el taekwondo

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Hace tres años y medio, en su tercer combate internacional, Dalia Santiago rozó la clasificación para los Juegos de Tokio. Perdió con la azerbaiyana Aynur Mammadova -campeona mundial y europea- en el punto de oro en la final del Preparalímpico, que frustró momentáneamente su ilusión. El lamento de miel en los labios apenas duró unas horas, ya que de vuelta en casa trazó la hoja de ruta a seguir para llegar a la siguiente cita paralímpica: París 2024. “No perdí el tiempo, me puse a trabajar, cada día repitiéndome la misma frase, ‘Difícil no significa imposible’, que me motivaba para luchar por el objetivo. Ahora cumplo un sueño compartido con mi familia, sin la que habría sido imposible”, recalca la guerrera del taekwondo español.

Tiene más que superado aquel mal trago que le dejó sin ir a la capital japonesa en 2021 en el estreno de este deporte en unos Juegos. “Era una novata, planté batalla a una de las más fuertes y cuando logré empatar lo vi a mi alcance, pero la inexperiencia me pasó factura. La amargura me invadió apenas un día, el tiempo que tardé en volver a los entrenamientos porque en mi cabeza solo estaba París. Al fin puedo quitarme esa espinita clavada”, asegura.

La joven catalana vive el taekwondo desde la cuna. Aprendió a gatear y a andar en el tapiz del gimnasio Lee Young de Ripoll (Girona), que regenta desde 1996 su padre, Juan Antonio Santiago, bicampeón de Europa y cinco veces medallista mundial en categoría de Poomsae. “Casi nazco allí. Mi madre, que trabaja de recepcionista y administrativa, rompió aguas allí e incluso ya me encontraba asomando la cabeza cuando salieron de camino al hospital”, dice riendo Dalia, que nació sin el antebrazo izquierdo, algo que nunca fue un obstáculo en su vida, aunque en su adolescencia tuvo que lidiar con la ignorancia y la falta de empatía de algunos compañeros en el colegio.

Dalia de pequeña. A la derecha, junto a su padre Juan Antonio Santiago en el gimnasio Lee Young de Ripoll.

“Desde muy pequeña he llevado prótesis y podía hacer las cosas igual que el resto, pese a que me costase más. Lo pasé mal en la etapa de secundaria, hay personas que no entienden que puedas ser diferente y te atacan, me hicieron bullying”, cuenta. El deporte le sirvió para normalizar la discapacidad. Había practicado también baile y gimnasia deportiva, pero el taekwondo despertaba en ella unas sensaciones únicas: “Era mi refugio, me ayudaba a olvidarme de cualquier problema, a desahogarme. Es una pasión”. En el tapiz, ataviada con el ‘dobok’, el casco y el peto, se fueron fraguando sus sueños, siguiendo los pasos de su progenitor.

A los seis años empezó a competir por Cataluña en la modalidad de técnica, pero decidió pasarse a los combates, emulando a su hermano mayor, Joel. “Fue campeón de España en varias ocasiones en categoría cadete, junior y sub 21”, comenta orgullosa. Disciplinada, sosegada, inteligente y estratega, Dalia sonríe con cierta timidez, pero en cada combate devora a sus rivales con su repertorio de patadas. No ha parado de coleccionar medallas en poco más de tres temporadas compitiendo en la élite en categoría K44 +65 kilos. Su primera presea fue una plata en el Open de Beirut (Líbano) en 2021, año en el que se proclamó campeona de Europa en Turquía.

En 2022 ganó seis metales, bronces en los Grand Prix de Arabia Saudí, Bulgaria y Gran Bretaña, oros en la Copa Presidente de Europa en Albania y en el Grand Prix de París, y plata en el Europeo. En 2023 amplió su cosecha con siete medallas, bronces en los Grand Prix de Francia y Manchester, bronce en el Europeo, plata en la Copa Presidente de Turquía y tres oros en una gira por Australia. Y este año se colgó el bronce en el Europeo de Belgrado. Un palmarés que le avala de cara a los Juegos.

“Las rivales ya me conocen, me tienen más vigilada y en las últimas competiciones no estuve tan centrada, la presión quizás me pudo, pero me siento fuerte, con buena pegada y seguridad gracias a que he ido rompiendo esa barrera mental. Ahora confío bastante en mí”, apunta la gerundense, que ha experimentado una gran progresión desde su debut, siempre bajo las órdenes de su padre, su referente. “Es el espejo en el que me miro cada día, él me lo ha enseñado todo y me ha empujado a llegar lejos”, añade.

La taekwondista española Dalia Santiago durante un combate frente a la británica Amy Truesdale.

Esta temporada, maestro y alumna han incidido en trabajar más la concentración, la defensa y las diferentes tácticas para sorprender a las adversarias. Dalia, que mide 1,72 aunque no es de las más bajitas de la categoría, suple la falta de centímetros con su capacidad para leer a sus contrincantes. “No gana ni la más rápida ni la más fuerte, sino la más lista. Si planteas una buena estrategia, puedes vencer a cualquiera. Por ello visualizo a cada rival como si fuese un examen, veo muchos vídeos y repaso los movimientos y los puntos débiles y fuertes de cada una”, reconoce.

A lo largo de su trayectoria ha sido capaz de ganar a todas las taekwondistas de K44 +65 kilos que estarán en París, siendo las más fuertes la uzbeka Guljonoy Naimova -vigente campeona paralímpica- y la británica Amy Truesdale. “La uzbeka es la favorita, la que más me está costando superar, si me cruzo con ella habrá que ser más reservada porque ella es de las que espera y contraataca. La inglesa es complicada, pero se me da mejor. Y también están la brasileña -Debora Menezes- y la mexicana -Fernanda Vargas-, que han mejorado”, analiza.

Dalia llega a sus primeros Juegos Paralímpicos ilusionada y arropada por su gente. “Estoy feliz, voy a cumplir en unos días el mayor sueño de cualquier deportista. Y lo haré junto a mi entrenador, mis familiares y compañeros de entrenamientos, que vendrán en bus a verme. Tenerlos en la grada animando es algo que me motiva aún más. Aunque solo se me vea a mí, todos ellos me han ayudado a llegar hasta aquí”, afirma.

Es el orgullo del gimnasio Lee Young Ripoll, por ello tiene claro que, si consigue una presea en el Grand Palais de París, la expondrá en una de las paredes junto al resto de medallas suyas y las de su padre: “Supondría romper una barrera, haría historia porque ningún taekwondista español ha ganado una medalla paralímpica. Llevo más de tres años pensando cada día en ella, sería el colofón a todo el esfuerzo y trabajo realizado. Me conformaría con una plata o un bronce, sería brutal, pero soy ambiciosa y voy a por el oro”.

Dalia Santiago en el tapiz del gimnasio Lee Young de Ripoll donde entrena.

DALIA SANTIAGO

Dalia Santiago Moreno (Girona, 1998). Taekwondo. Campeona de Europa, cuenta con 15 medallas internacionales. Debuta en unos Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Valiente, dura y ambiciosa.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Una camiseta que me firmaron todos mis compañeros y que viaja conmigo siempre a cada campeonato.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

El baile, mi madre es mi profesora de flamenco, aunque también hago baile urbano.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

El de teletransportarse para llegar a cada sitio sin aviones -ríe-.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

A perder a mis seres queridos.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

La pasta.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

Mientras vaya con mi familia, cualquier sitio me vale.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

A mi gente.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En un perro, un Rottweiler

10.- Una canción y un libro o película.

‘La niña de la escuela’, de Lola Índigo. Y película, ‘Escuadrón suicida’.

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