El retorno del ‘gladiador’ Dani Caverzaschi, alma y pasión en la pista

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Hace año y medio, una honda preocupación se clavaba en la cabeza de Dani Caverzaschi como finos alfileres. Duro como el acero, siempre se entrega a cada tarea con obstinación y pasión. Pero por primera vez en su carrera deportiva veía como los diques de su resistencia se estaban resquebrajando. Cuatro veces pensó en la retirada, envuelto en la frustración y el miedo a no volver a competir al más alto nivel. Hasta tres operaciones necesitó para erradicar los dolores de su muñeca izquierda, de la que emanan golpes de bravura y constancia que le han elevado a lo más alto del tenis. A sus 31 años ha desatado su particular nudo gordiano y las ruedas de su silla vuelven a dejar surcos de su encomiable pundonor. El ‘gladiador’ español, alma, sangre y coraje, está listo para la batalla de París, sus cuartos Juegos Paralímpicos.

Y eso que tuvo que empezar desde cero porque tras la lesión se quedó sin puntos en el ranking. Dos años sin jugar y muchas dudas por despejar. “Temí por la clasificación, pensé que no llegaría a tiempo”, confiesa. Encadenó varios títulos y buenos resultados que lo catapultaron al Top 12 en pocos meses. “Es un éxito porque el escenario se puso muy feo y difícil, personas de mi entorno dudaron de que lo pudiese conseguir. Igual mucha gente en mi lugar habría perdido la motivación y se habría retirado. Aguanté con paciencia, canalicé bien las desilusiones y peleé con determinación y con esa visión positiva de que lo mejor estaba por llegar”, explica.

Nunca una dolencia física le apartó de las pistas tanto tiempo. El calvario para el madrileño comenzó en 2022, justo cuando estaba en pleno auge, era décimo del mundo y al fin disputaba torneos de Grand Slam. “Me había costado sudor y lágrimas llegar a ese punto de mi trayectoria y llegó el varapalo. Nunca he tenido un camino fácil, siempre lleno de piedras, así que había que echarle huevos”, recalca. Después de un tratamiento más conservador, con infiltraciones y una artroscopia que no funcionó, decidió operarse a principios de 2023 en Basilea (Suiza), donde le hicieron una osteotomía de cúbito y le colocaron una placa de titanio. Regresó en mayo a los entrenamientos, pero de nuevo aparecieron los dolores por un clavo que sobresalía y que le causaba inflamación. Otra vez al quirófano, la agonía se alargaba unos meses más.

“El médico que me operó, Frank Denzler, me decía que no me desesperara, que volvería más fuerte. Lloré mucho, veía cómo los rivales me pasaban en el ranking y yo sin poder coger la raqueta”, lamenta. Trabajó en silencio, con entereza y resiliencia, mientras también se volcaba en algunos proyectos, como la puesta en marcha de VLP Sports, la primera agencia especializada de representación de deportistas paralímpicos. “Tener la mente ocupada me ayudó. Junto a mi mejor amigo y socio, Felipe Quintela, me tiré a la piscina para emprender. En el deporte adaptado hay un gran potencial de crecimiento y mucho por hacer. Lo primero, normalizarlo. Y para profesionalizarlo hay que conectarlo con las marcas, ofreciéndoles un retorno a las empresas privadas. Estamos contentos, pero queda camino por recorrer”, explica.

Dani Caverzaschi disputará en París sus cuartos Juegos Paralímpicos.

Caverzaschi regresó a la competición en octubre de 2023, con una victoria en Casablanca (Marruecos). Después alzó un par de títulos consecutivos en Turquía y también en Francia y en Madrid, situándose de nuevo entre los mejores. “Estoy orgulloso de mi actitud porque a base de pico y pala conseguí salir del purgatorio. Soy un jugador renovado, más maduro y distinto, se está viendo mi mejor versión hasta la fecha. Quiero ir a por más, aunque soy prudente y tengo que controlar esa ambición porque a veces me acelero”, asegura un deportista que nunca baja los brazos ni claudica. Lo lleva en el ADN y en los valores que su familia le inculcó.

Nació con agenesia de fémur, sin parte de la pierna derecha y con afectaciones en la izquierda debido a una malformación congénita. Llevó prótesis de pequeño, luego se manejó entre muletas y desde los 15 se desplaza con una silla de ruedas. Tuvo que lidiar con algún episodio de discriminación y con miradas de condescendencia. “Tuve una educación favorable, nunca me sobreprotegieron y mis padres me empujaban a encontrar mis propios límites. Pasé momentos malos, los niños son cabrones y me llamaban cojo por tener una pata de palo. Me defendía y me metía en muchas peleas -ríe-, eso me hizo más fuerte. Hoy día no me ofendo, uso el humor negro para normalizar la discapacidad. La gente te mira con pena y me da rabia porque yo soy feliz sin mis piernas, puedo hacer grandes cosas sin ellas”, subraya.

Parte de su infancia la desarrolló en Estados Unidos, entre Chicago y Miami, por el trabajo de su padre, Jorge, del que heredó ese carácter combativo. “Él era argentino, así que vaya mezcla de sangre tengo”, dice riendo. En su niñez, para él quedarse quieto era complicado y pasaba todo el día fuera de casa. Jugó a baloncesto y a béisbol, esquió, hizo natación, vela y también fue quarterback en un equipo de fútbol americano. A los nueve años llegó a España y dos deportes dividieron su corazón: el fútbol y el tenis. “Era portero en el colegio y se me daba bastante bien, soñaba con jugar en el Real Madrid, pero lo fui dejando porque ya no podía seguirle el ritmo al resto de compañeros”, cuenta. Y se quedó con la raqueta, con la cual ha esculpido una brillante carrera.

Caverzaschi se convirtió en Tokio en el primer español en alcanzar unos cuartos de final en Juegos Paralímpicos. Foto: CPE

En su palmarés luce 80 títulos internacionales entre individuales y dobles. “La mejor victoria está por llegar. He vivido momentos espectaculares, pero me quedo con los torneos en los que he representado a España, como las tres platas en la Copa del Mundo (2021, 2022 y 2024), algo histórico porque nunca habíamos pasado del séptimo puesto”, apunta el madrileño, licenciado en Económicas en la Universidad de Warwick (Inglaterra), carrera que se sacó con matrícula de honor. También destaca el diploma de Tokio 2020, convirtiéndose en el primer tenista español en colarse entre los ocho mejores en una cita paralímpica.

Ahora acude a sus cuartos Juegos con hambre y henchido de confianza e ilusión. A la tenacidad y garra que rezuma en cada golpe, ha añadido nuevas armas: “Además de ser muy correoso y pelear todas las bolas, he aprendido a ser más defensivo, a abrir más la pista. He arriesgado con los cambios y estoy jugando mejor, ganando a rivales muy buenos. El tenis es un aprendizaje constante y cambiante, te hace sacar lo mejor y lo peor, te permite entender tus virtudes y puntos débiles. Lo veo como un reto diario, cada día me levanto para perseguir mis metas y hasta que no lo consigo no paro. Estoy disfrutando de nuevo de mi deporte”.

Aterriza en la tierra batida de Roland Garros con buena inercia después de estrenarse en julio en la hierba de Wimbledon, ganar ocho títulos en 2024 y sin presión, dispuesto a ponérselo difícil a los favoritos. “Es un sueño jugar en un escenario tan mágico, tengo muy buenas sensaciones. Igual no llego todo lo rodado que me hubiese gustado, pero en unos Juegos me crezco, así que cuidado con Caverzaschi, puedo dar alguna sorpresa. Me queda guerra por dar, quiero llegar a ser el número uno del mundo algún día y ganar un Grand Slam. Y por qué no, subir al podio paralímpico. En dobles junto a Martín de la Puente lo veo más factible. Ya fuimos diploma en Río de Janeiro 2016 y en Tokio 2020. No evitaremos a los ‘cocos’ en las primeras rondas, pero podemos hacerlo, nos conocemos bien y la medalla en París es posible”, remata el español.

Dani Caverzaschi durante un partido en un torneo en Madrid. Foto: Fundación Emilio Sánchez Vicario

DANI CAVERZASCHI

Daniel Caverzaschi Arzola (Madrid, 1993). Tenis. Acumula 80 títulos entre individuales y dobles. En París disputa sus cuartos Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Intenso, guerrero y curioso.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Frutos secos, aceite de oliva para el desayuno y la libreta en la que anoto tácticas o mis emociones durante los partidos.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

No se me da mal ser ‘podcaster’ -ríe-. Tengo un espacio en YouTube, ‘Conversaciones que Valen La Pierna’, donde profundizo en diversos temas con mucha gente, sobre todo, con deportistas.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Comer y beber todo lo que quiera y que eso se transforme en súper energía -ríe-.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

Miedo a que un ser querido sufra alguna enfermedad.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

Estuve varios meses sin comer carne roja por una dieta antiinflamatoria por el tema de la lesión de muñeca, pero no suelo perdonar un buen chuletón -ríe-.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

Viajo tanto que donde mejor conecto es en casa. Aunque hay un lugar en el que también lo hago y me cura el alma, la casa de mi abuela en Buenos Aires.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

Un buen libro y unos mojitos -ríe-.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En un león.

10.- Una canción y un libro o película.

‘Bohemian Rhapsody’, de Queen. Y película, ‘El curioso caso de Benjamin Button’.

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