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El 13 de septiembre del año pasado no fue una fecha cualquiera para la familia Cerna-Gamboa, ni tampoco para el Liceo Galvarino Riveros Cárdenas de Castro. A las 10 de la mañana debutaba la hija, hermana, alumna y atleta nacional Amanda Cerna en los Juegos Paralímpicos de Río 2016.
Sus cercanos estuvieron expectantes a su participación. La familia en la grada del Estadio João Havelange, sus compañeros del 4° G, en Chiloé, se las arreglaron para mantenerse informados instalando un proyector para ver la carrera en pantalla gigante.
Amanda, que nació con una malformación congénita en su brazo izquierdo y que acababa de cumplir 18 años, corrió 1 minuto y 2.03 segundos para cruzar la meta en el quinto lugar y clasificar a la final de los 400 metros clase T-47 (personas con amputación de extremidades). Ese martes 13, claramente, no fue el de la mala suerte para la nacional.
La alegría fue total, pero no había mucho tiempo para celebrar. La final estaba pactada para la tarde del miércoles. Allí, la nacida en Santiago pero radicada en Castro desde que tenía un año y medio estuvo muy cerca de colgarse una medalla, ya que rozó el bronce al llegar cuarta con un tiempo 1:01.48, casi empatada con la japonesa Sae Tsuji (tercera con 1:00.62).