El histórico doblete de la versátil Susana Rodríguez

Será la primera española en competir en dos deportes en unos mismos Juegos Paralímpicos. En triatlón apunta a las medallas junto a su guía Sara Loehr y en atletismo correrá los 1.500 metros con Celso Comesaña.

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De pequeña Susana Rodríguez levitaba sobre el tartán, llegó a ser campeona del mundo junior en 100 y en 400 metros, pero su carrera como atleta se vio truncada en 2008 tras quedarse sin ir a los Juegos Paralímpicos de Pekín. Aquel mal trago le hizo guardar las zapatillas de correr durante dos años. Aunque su pasión por el deporte le llevó a probar el triatlón, modalidad en la que ha fraguado un palmarés excelso. Esa persistencia y voracidad que desprende cuando compite le han encumbrado a lo más alto. Ya estuvo en Río 2016 y ahora, con más madurez, aterriza en Tokio lista para la acción. En el país del sol naciente se convertirá en la primera española en competir en dos disciplinas (triatlón y atletismo) en unos mismos Juegos.

Esta versátil y polifacética deportista se enfundará primero el tritraje en el Parque Marino de Odaiba (28 de agosto) para buscar el oro y al día siguiente estará en los tacos de salida del estadio olímpico japonés para disputar las series clasificatorias de los 1.500 metros T11 (atletas ciegas). Un doblete histórico para cumplir ese sueño que comenzó a cultivar siendo una niña. La gallega nació con albinismo, pero la falta de luz en sus ojos nunca fue cortapisa en su vida. “Mis padres siempre me dejaron hacer las cosas sin ponerme obstáculos y es algo que me ha ayudado. Intentaba hacer lo mismo que los demás tanto en la escuela como en la calle, he sido una persona luchadora en ese sentido”, matiza.

Con 10 años corría en el colegio de Recursos Educativos Santiago Apóstol de la ONCE en Pontevedra y se fue haciendo un hueco entre las mejores atletas. Durante los Juegos de Atlanta’96 jugaba en casa con su hermana buscando en el Atlas las banderas de los países y se las pegaban en el chándal para competir entre ellas. Una década después ese sueño infantil estuvo cerca de materializarse. Logró la mínima en 100 metros lisos para Pekín, pero había seis plazas para siete deportistas y se quedó sin premio. “Fue complicado ya que tenía organizada mi vida en torno a ir a esos Juegos, no me salió bien por circunstancias ajenas a mí. Aunque me costó superarlo, a la larga comprendí que cuando se cierran unas puertas se abren otras. Lo dejé, estaba cansada de cómo funcionaban las cosas en el deporte y aproveché para empezar a estudiar medicina”, relata.

Poco a poco las heridas cicatrizaron y resurgió de sus cenizas, pero esta vez con el triatlón. Se topó con este deporte por casualidad, buceando por la web de la Federación Española vio que había una competición de duatlón en Gijón. Se lo propuso a su amiga Iris Toral y empezaron a entrenar en un parque con un vetusto tándem sobre el que no aguantaban en pie ni 10 minutos. “Hasta los niños con sus bicis nos adelantaban”, añade a carcajadas. Pero no desistió, se presentó a la prueba y tras cruzar la meta lo tuvo claro: “Quería probar el triatlón. Me di cuenta de que llevaba dos años sin hacer algo que me encanta y que echaba de menos, competir. La combinación de los tres deportes me motivó”.

Un palmarés de lujo

Los resultados llegaron pronto, en 2012 junto a Mayalen Noriega ganó su primer Campeonato del Mundo, después se sumaron numerosas medallas en Europeos, Series Mundiales y Copa del Mundo. Acudió a los Juegos de Río 2016 con Mabel Gallardo y fue quinta. Tras ello cambió de ‘lazarillo’ y los éxitos seguían cayendo a raudales con Paula García: oro en los mundiales de Gold Coast (Australia) en 2018 y de Laussane (Suiza) en 2019. Sin embargo, el año pasado decidió apostar por Sara Loehr como nueva guía. “Para que un equipo funcione bien tiene que hacerlo la parte deportiva, pero tiene que haber un compromiso muy grande por todas las partes. La confianza se debilitó y ya no disfrutaba, así que lo mejor era cambiar. Estoy muy contenta con Sara, me aporta tranquilidad y sabe cuál es su trabajo como deportista de apoyo”, explica.

A veces el destino es caprichoso y si no, que se lo digan a Sara Loehr. Con nueve años fue la niña que coronó la pirámide humana en el estadio de Montjuic para inaugurar con “un beso de bienvenida” los Juegos Paralímpicos de Barcelona’92. Ahora será protagonista en una cita paralímpica. Empezó como atleta y a los 20 años y tras varios desconectada del deporte, a la catalana se le cruzó el tren del triatlón y decidió subirse. En poco tiempo se convirtió en una referencia de la media distancia en España y cuando Susana le propuso que fuera su guía, no se lo pensó. “Venía de estar un año sabático después de mi carrera como triatleta profesional y esa propuesta fue muy emotiva ya que me hizo volver a estar en el mundillo y tener una nueva experiencia y motivación que me hizo mucha ilusión”, dice.

Sara afirma que no fue difícil el cambio de competir sola a ser los ojos de otra persona: “Es diferente y hay que estar atenta, tienes que pensar en todo momento en que no vas sola, hay que acostumbrarse a indicar y a dar instrucciones de todo lo que ves que pueda entorpecer el paso a Susana”. Pese a que en estas dos temporadas apenas han podido competir por la pandemia, en las pruebas que han disputado han confirmado su supremacía en la categoría PTVI (deportistas con discapacidad visual) tras ganar el oro en las Series Mundiales de Leeds y en la Copa del Mundo de A Coruña.

“Estamos fuertes y sólidas en los tres segmentos. Lo que me preocupa es la aclimatación en Tokio porque las condiciones serán duras e influirán en el resultado y no hemos hecho una adaptación apropiada, pero vamos a por todas”, apunta Rodríguez. En Río de Janeiro 2016 se quedó a las puertas del podio y en Tokio espera alcanzar el metal que le falta en el currículum. “Afronto los Juegos con mucha ilusión y ganas, me veo a un gran nivel. Cualquier medalla sea del color que sea estará cara, pero la intención siempre es ir a por el oro, habrá que trabajar duro”, subraya la número uno del ranking mundial.

“Por desgracia hemos podido competir poco, pero estamos muy compenetradas y nos llevamos genial dentro y fuera de la competición, esa complicidad y confianza te dan seguridad. Las pruebas que hemos hecho nos han servido para terminar de ajustar detalles, hemos trabajado bien para llegar a los Juegos preparadas. Siempre se puede llegar a soñar con una medalla y pensamos que es viable, aunque ya se sabe que en una carrera en un día concreto pueden pasar muchas cosas, pero tenemos claro que vamos a luchar hasta pisar la meta”, añade Sara.

Con Celso Comesaña en el 1.500

En la capital nipona, la viguesa completará su participación sobre el tartán con los 1.500 metros T11. “Me hace mucha ilusión, el atletismo es el deporte en el que empecé, estoy feliz porque podré correr en un estadio olímpico”, dice. A su servicio estará Celso Comesaña, guardia civil de profesión y guía con el que logró el cuarto puesto en el Mundial de Dubai en 2019 y la plata en el Europeo de Polonia en junio: “Es un amigo, ha sido clave en mi evolución en la carrera a pie y ha influido mucho en mis resultados. Lo podemos hacer bien”.

Ambos se conocieron en el Club Triatlón Mar de Vigo y empezaron a correr juntos en 2017. “Ella buscaba a un compañero para entrenar y a partir de ahí nació una relación de amistad. Tuve que cambiar el chip ya que era un habitual en carreras populares y pasé a priorizar el trabajo colectivo. Partimos de cero y en dos años hemos crecido mucho como pareja, en la pista somos dos, pero competimos como si fuésemos uno. Soy sus ojos, me he adaptado a su ritmo para que vaya cómoda, pensando en todo momento en lo que necesita y motivándola para que no se venga abajo”, apunta el gallego.

A sus 34 años le llega una oportunidad que nunca habría imaginado, disputar unos Juegos. “Aún no me lo creo, es el culmen para un deportista. Quiero disfrutarlos al máximo y espero que en la prueba de triatlón logre medalla para que llegue al 1.500 liberada y con mentalidad positiva para ir a tope. No somos los rivales a batir, pero vamos a dar guerra”, recalca. “Siendo sensata y realista, mi objetivo es acceder a la final, todo dependerá de cómo haya recuperado del triatlón, que lo tendré el día antes. Ser la primera española en competir en dos modalidades en unos mismos Juegos me hace mucha ilusión, es un sueño hecho realidad participar en los dos deportes que me apasionan, es la bomba”, sentencia la doctora Rodríguez, una ‘todoterreno’ que supera cada dificultad con brazadas, pedaladas y zancadas cargadas de perseverancia.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Susana Rodríguez

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Celso Comesaña

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Sara Loehr

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