Isa López, una ‘killer’ que domina las canastas con España

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Cuando era niña, su madre era poco partidaria de dejarle salir a solas a la calle por la inseguridad que reinaba en ciertas zonas de su ciudad, Guadalajara (Jalisco), la capital mexicana del tequila, el mariachi y la arquitectura colonial, también golpeada por los cárteles de la droga. “Por fortuna, nunca viví de cerca ningún suceso de violencia, pero sí había temor”, dice Isa López, una ‘guerrera’ del baloncesto en silla de ruedas. Hasta los 15 años su vida quedó circunscrita a quirófanos y visitas a médicos. La operaron 14 veces para mejorar su movilidad, ya que había nacido con pie equinovaro bilateral, una malformación congénita, con acortamiento de la tibia y el peroné en la pierna izquierda.

“Fue una etapa dura, no tuve una infancia como la de cualquier otra niña, pero era muy feliz. Soy la menor de cuatro hermanos y vivíamos en un barrio humilde, mi padre tenía dos trabajos para sacarnos adelante, en la empresa Bimbo y en una cadena de taxis de mi abuelo. Mi madre, que estudió enfermería, se volcó más en mí, en acompañarme al hospital, aunque más tarde abrió un taller de confección de ropa. Ellos son mis referentes, mis guías”, asegura. Le gustaba jugar al fútbol, hasta que se desencantó porque en su colegio la excluyeron. “Entré en el equipo con mi prima para disputar la Copa Coca-Cola, pero vieron las dimensiones de mi discapacidad y me sacaron, no quisieron asumir riesgos. Había mucho tabú y desinformación, a veces me encontraba con niños que veían mi extraño pie o zapato adaptado y rechazaban jugar conmigo porque creían que se contagiaba”, relata con una mueca de amargura.

Episodios como aquellos forjaron su carácter indómito, ese inconformismo, valentía, garra y ambición que enarbola: “Así somos los tapatíos, nunca nos rendimos, aunque también son cualidades que están en el ADN de la gente de España. Tengo una mezcla explosiva porque llevo sangre española ya que mi bisabuela nació aquí, ella tuvo que emigrar. Yo hice el camino a la inversa”. El azar alteró su destino, guiado por las canastas. Una vecina suya llamó a su puerta y le animó a probar el baloncesto en los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara.

Isa López se dispone a lanzar a canasta en el Preparalímpico de Osaka (Japón). Foto: IWBF

“Me negaba a sentarme en una silla de ruedas para jugar porque no me consideraba una persona con discapacidad, yo podía caminar y creí que mi problema en el pie desaparecería con las cirugías. Hasta que entendí que era un error pensar así. Agarré el balón y nunca lo volví a soltar, me atrapó, se convirtió en mi gran pasión”, cuenta. No tardó en despuntar y en dar el salto a la selección mexicana. Ganó cuatro títulos nacionales consecutivos y con la tricolor compitió en mundiales, Juegos Parapanamericanos, Copas de América -logró el oro en 2010- y en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.

Con 21 años hizo las maletas y viajó a España con su hija Fernanda para acompañar a su marido, Lalo Prieto, un referente de este deporte, que acababa de fichar por el BSR Valladolid. Un día acudió a las instalaciones del club y le pidió a José Antonio de Castro, entrenador del conjunto pucelano, participar en los entrenamientos para mantenerse en forma y seguir acudiendo con su selección. “La plantilla estaba cerrada, pero me dejó prepararme con ellos. Le gustó tanto mi cabezonería y entusiasmo que a mitad de temporada me hicieron la ficha para jugar la Copa de Europa”, comenta. Luego disfrutó de un año de transición en el Orto Tres Cruces de Zamora, en Primera División, y regresó a Valladolid, donde potenció sus habilidades en División de Honor.

La jalisciense ha compartido pista con los mejores jugadores internacionales y ha batallado con grandes rivales que le hicieron dar un salto de calidad y transformarse en una de las interiores más poderosas de Europa por su infinidad de capacidades. Es seguridad, fortaleza defensiva, una jugadora con pundonor, corazón y sacrificio, dominante cerca del aro y con buen tiro exterior. “No he podido tener mejor maestro, de Lalo he aprendido todo lo que sé, trato de copiar ciertos aspectos de su juego, como la manera en la que entra en la pintura con cambios de ritmo y formas en las que gana su posición con la silla. Es muy inteligente, sabe renovarse y cada año agrega algo distinto a su repertorio, eso me inspira para continuar”, afirma.

Llegaron a compartir vestuario en el UCAM Murcia, pero ahora llevan dos temporadas alejados ya que Isa se quedó sin hueco en la plantilla y se marchó a Italia. “Separarnos fue complicado, encima mi hija, por temas de estudios, debía quedarse con él. Tenerlos lejos ha sido muy doloroso, nos veíamos cada dos o tres meses. En ocasiones pensé en regresar con ellos, pero Lalo me frenaba y tranquilizaba. También lo hizo Fernanda, que es muy madura para su edad, me dijo que lo que me hace feliz a mí, a ella igual, por eso aguanté, por el apoyo incondicional que me brindan”, subraya. En el primer año con Santo Stefano ganó la Copa de Italia y la Euroliga 1. Este curso ha estado en las filas del Porto Torres.

Isa López junto a su marido Lalo Prieto, jugador de la selección española que también estará en París.

“He crecido mucho en estos dos años con un baloncesto muy diferente al que había visto. Me costó acostumbrarme al juego, con mucho más contacto y permisividad, hasta que no hay sangre no se pita falta -ríe-. He mejorado mi confianza en la pintura y he ampliado mi rango de tiro, también soy una amenaza desde el exterior”, apunta. Unas características que lleva poniendo al servicio de la selección española desde Tokio 2020. No titubeó cuando Abraham Carrión, el técnico que inició el despegue del baloncesto femenino en silla, le planteó que solicitara la nacionalidad para jugar con España. “Ha sido la mejor decisión que podía tomar. Amo mis raíces, pero este país lo llevo en el corazón, me abrió sus puertas, me permitió dedicarme profesionalmente al deporte y quería representarlo sobre el parqué”, recalca con orgullo.

Cinco años tuvo que aguardar para enfundarse la elástica roja. Acudía a cada concentración, pero sin disputar partidos. En los Juegos de Tokio cumplió ese anhelo: “Se me hizo eterno, tenía que quedarme en casa en cada torneo y ver a mis compañeras a través de la pantalla. Sentía unas ganas tremendas de estar con ellas en la cancha. Fue durísimo, me sentía como un león enjaulado y famélico al que le muestran un chuletón que no se puede comer. Mereció la pena la espera, al fin puedo portar la camiseta”. Rebosante de vitalidad, gentil, risueña y bromista, transmite su felicidad tanto dentro como fuera de la pista. “Siempre estoy dispuesta para lo que necesite el equipo. No tengo un rol principal, aporto disciplina y mucho trabajo en lo que se me pida”, añade con modestia.

Sí desempeñó un papel protagonista en los dos bronces europeos que España conquistó en Madrid 2021 y en Rotterdam 2023. En el primero logró 20 puntos frente a Alemania en el encuentro decisivo para estar en el podio. “Lo único que recuerdo de ese día es que quedaban 30 segundos, ya teníamos la medalla en el bolsillo y sentía que me ahogada, me faltaba el aire de la emoción. Nos quitamos un gran peso de encima”, narra. En la ciudad neerlandesa “reafirmamos nuestra progresión. Somos capaces de llegar más lejos, creemos en nosotras”, agrega la hispanomexicana, que luce varios tatuajes en su antebrazo derecho, como un reloj con la hora del nacimiento de su hija y una imagen de Frida Kahlo con la frase ‘Tengo alas para volar’.

Eso quiere hacer en París, en sus terceros Juegos Paralímpicos. Lo hará acompañada por su esposo Lalo, quien debutará con la selección española masculina: “Jamás tuve dudas de que encajaría en el grupo por sus cualidades de juego, es aguerrido, fuerte y con mucho temple. Estoy muy feliz y orgullosa de él”. España se enfrentará a China, Canadá y Gran Bretaña en el grupo A. “Los afronto con ilusión y con la mentalidad de luchar por algo grande, no me vale solo con ir. En Tokio pagamos esa inmadurez y nerviosismo. Lo bueno del deporte es que te ofrece revanchas, así que vamos con la idea de aspirar a lo máximo. Hemos aprendido a competir, con un juego más madurado. Clasificarse ha sido muy caro, así que queremos disfrutar y dar batalla. Ya les hemos ganado a la mayoría de las potencias, podemos conseguir una medalla paralímpica, que sería la guinda de mi carrera”, apostilla ‘The Killer’ López.

ISA LÓPEZ

Isabel de Jesús López (México, 1992). Baloncesto. Bronces europeos en Madrid 2021 y Rotterdam 2023. Disputa en París sus terceros Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Resiliente, constante y disciplinada.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Latas de atún y frutos secos -ríe-.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

Dibujar, me encanta hacer dibujos de animales y plantas, también cómics.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Teletransportarme.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

A no disfrutar del momento, a desperdiciar el tiempo y no valorarlo pues no se recupera.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

Unos tacos mexicanos, aunque no tenga hambre siempre apetecen. Y tampoco puedo vivir sin una tostada con tomate triturado, aceite de oliva y jamón serrano -ríe-.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

Al bosque o a la plata, a lugares para estar en contacto con la naturaleza.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

A mi marido y a mi hija, un libro y algo para dibujar.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En un colibrí o un perro.

10.- Una canción y un libro o película.

‘Sweet Caroline’, de Neil Diamond. Un libro, ‘El monje que vendió su Ferrari’, de Robin S. Sharma.

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