Durante años, el sonido del agua era el latido del corazón de Isabel Yinghua Hernández. Pasó media vida en una piscina, donde la natación la llevó a vestir las paredes de su hogar con diplomas paralímpicos, trofeos y medallas conquistadas en campeonatos europeos y mundiales. Pero la natación dejó de ser refugio. La motivación se evaporó y colgó el gorro y el bañador. Ahora, con la bicicleta, se lanza al vértigo del ciclismo. Y lo hace a lo grande, con su primer Mundial en el velódromo.
No era del todo casual el giro. Convive con una leyenda del ciclismo paralímpico: Ricardo Ten, su pareja, 17 veces campeón del mundo entre carretera y pista. Con él compartió piscina en el pasado y ahora también comparte entrenamientos, técnica y pasión sobre dos ruedas.
La extremeña no montaba en bici desde que tenía nueve años. Lo suyo, desde pequeña, era nadar. Inquieta, con una energía inagotable y enamorada del deporte, empezó en la natación a los siete años por recomendación de su madre, después de probar sin éxito con la gimnasia rítmica. Lo suyo fue amor al primer chapuzón. Pronto comenzó a destacar.
Tres Juegos Paralímpicos y medallas en la natación
Llegó a los dos años a Mérida desde Xian, China, la ciudad de los guerreros de terracota. Ser niña y nacer con una malformación en la mano izquierda, sin cuatro dedos, la abocaba a un futuro incierto. Pero Fernando Hernández y Maribel Santos no dudaron en adoptarla. Desde entonces, Isabel ha construido una vida y una carrera deportiva que trascienden sus orígenes. Solo sus ojos delatan sus genes asiáticos. Lo demás es entrega, lucha y una sonrisa que permanece incluso cuando el esfuerzo es máximo.
En la piscina fue precoz. Logró la mínima para los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008, aunque la burocracia le cerró la puerta. Se resarció participando en Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020, donde siempre rozó el podio en su prueba estrella, los 100 mariposa, consiguiendo diplomas paralímpicos. También cosechó medallas en campeonatos mundiales y europeos.
Pero tras la temporada 2023-2024, decidió poner punto y aparte. “Busqué un cambio yéndome a Valencia a prepararme, pero no di el 100% porque mi mente no estaba enfocada en ello. Ya no me satisfacía la natación, no me apetecía entrenar, tampoco estar bajo presión de sacar resultados”, confiesa.

Con la bici, animada por Ricardo Ten
Se sintió estancada con sus marcar y decidió pasar página, aunque no descarta un regreso si vuelve la chispa. “Sé que puedo dar un poco más y, quién sabe, quizás vuelva alguna vez”, admite. En paralelo, había empezado a flirtear con la bici en 2022. Ricardo la animó un día a dar una vuelta por Valencia. Empezaron paseando, por carriles bici, sin pretensiones. Pero aquello fue creciendo. Le gustaba explorar, recorrer paisajes, descubrir rutas. La competición aún le parecía lejana.
Hasta que decidió probar. Se presentó en el Campeonato de España en pista en 2022, en el velódromo Lluís Puig. Su debut no pudo ser mejor: dos oros en persecución y contrarreloj en la categoría C5 (afectación en las extremidades). Este año repitió resultados en el mismo escenario. También ha sido campeona nacional en carretera y ganó la Copa de Europa de Valencia y de Extremadura.
“Hasta hace poco, no me sentía preparada para competir al máximo nivel. Aunque dejé la natación, seguí preparándome físicamente. Pero no estaba lista mentalmente para competir como ahora, que sí lo estoy disfrutando”, asegura con convicción.
Tiene al mejor maestro a su lado. Ricardo Ten le transmite su sabiduría sobre técnica, táctica y preparación mental. Isabel se ha decantado por la pista, donde se siente más cómoda. “Es lo que más se parece en intensidad a la natación. Son pruebas cortas, de pocos minutos. En natación era velocista, esto es más similar. La carretera se me hace más larga”, reconoce.
Integrante de la velocidad por equipos
Ha vuelto ese impulso competitivo que parecía dormido. También la autoexigencia, aunque Ricardo la calma, recordándole que disfrute el proceso y no tenga prisa. Su progreso no ha pasado desapercibido. La seleccionadora nacional, Begoña Luis, apostó por ella para el tridente de la velocidad por equipos, prueba en la que ahora, por norma, debe participar al menos una mujer.
La elección fue fruto de un proceso. Se realizaron varios test a lo largo del año. Varias ciclistas aspiraban al puesto, pero fue Isabel quien superó todos los filtros. “Le estoy muy agradecida a la seleccionadora por esta oportunidad. Espero responderle en la pista con mi aportación”, dice con humildad.
Esa será su prueba estrella en el Mundial de Río de Janeiro, del 16 al 19 de octubre. También competirá en el kilómetro contrarreloj C5, como preparación y para ganar experiencia. Formará parte del tridente junto a Alfonso Cabello y Eduardo Santas, reemplazando precisamente a su pareja. El equipo, con Ten, Cabello y Pablo Jaramillo, había brillado en citas anteriores, con un bronce en Tokio 2020 y una plata en París 2024.
“Me toca hacer lo mismo que Ricardo, arrancar la primera vuelta, intentar ir rápido antes de soltar a mi compañero. En los entrenos en Anadia (Portugal) las cosas han salido muy bien. Estoy con ganas, ilusión y preparada. No voy relajada, sino a darlo todo, con una mentalidad más madura”, confiesa. Y sueña en voz alta: “Ojalá algún día pueda formar equipo con Ricardo en la velocidad por equipos, compartir pista y ganar medalla. Sería perfecto”.




