No llegaba en su mejor momento físico ni tampoco anímico, pero cuando se enfrenta a la barra y a los discos, Montse Alcoba saca su gen competitivo y carácter indomable. Todo su sacrificio y trabajo han sido recompensados en Tiflis (Georgia) con una medalla de plata en el Europeo de halterofilia paralímpica y bronces en el total del campeonato y en la prueba Open Internacional en categoría -79 kilos. Se suma así al oro de Loida Zabala en -50 kilos.
Un gran logro para una deportista que debe hacer encaje de bolillos para entrenar, trabajar como profesora de educación especial en un colegio y cuidar a sus dos hijos. La catalana, que se llevó un diploma en los Juegos Paralímpicos de Tokio, se ha reivindicado con dos preseas sobre el press de banca. Empezó el campeonato pidiendo 101 kilos que levantó con facilidad.
Con la medalla en el bolsillo solicitó 109 kilos, con los que habría superado su marca persona, que está en 107, pero los jueces le dieron nulo en los dos últimos intentos. La francesa Souhad Ghazouani conquistó el oro con 125 kilos y la griega Christina Pavitsou fue bronce con 78. En la prueba Open, Montse se llevó el bronce, ya que fue superada por la turkmena Mayagozel Ekeyeva, con 106.
Con este resultado iguala la plata que consiguió en 2018 en Berck Sur Mer (Francia) en su regreso tras cinco años alejada de la halterofilia, modalidad en la que se inició en 2007. El año pasado también ganó el bronce en la Copa del Mundo de Manchester y se clasificó entre las siete mejores en los Juegos de Tokio.
“Quise asegurar la medalla con el primer levantamiento. En el segundo intenté hacer récord personal y dar lo mejor de mí. Los 109 kilos subieron, pero dos de los jueces dijeron que era nulo. El que no arriesga no gana, me daba igual el color del metal, quería hacer algo grande. Para estar al 50% de mis posibilidades, no está nada mal, soy una competidora nata”, ha recalcado Montse, que está replanteándose su futuro como deportista de alto rendimiento.