Polifacética, dinámica y creativa, siempre procura dar su mejor versión en cada proyecto que emprende. Sydney Fokou desprende tanta inquietud como ambición y alegría. La célebre cita de Vincent van Gogh, ‘Prefiero morir de pasión que de aburrimiento’, es su leitmotiv. Es un torbellino de sonrisa perenne iluminada por el atletismo. Carrera, batida, vuelo y caída. Cuatro fases que lleva grabadas en su alma desde los nueve años, cuando empezó a regañadientes. Acabó enamorándose del salto de longitud y hoy, a sus 21 años, es una promesa ya instalada entre las mejores del mundo en categoría T12 (atletas con discapacidad visual). Está preparada para despegar en París en sus primeros Juegos Paralímpicos.
“Es un sueño, aún no me lo creo. De no querer ir a la pista a correr cuando era pequeña a estar en la cita deportiva más importante. Es increíble”, afirma. Con seis años se instaló en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), municipio al que su madre había llegado antes con la esperanza de encontrar un futuro mejor para las dos. Sydney nació en Yaundé, la capital de Camerún, aunque hasta su viaje a España vivió en Duala junto a su abuela materna y sus tíos. Su infancia fue muy feliz, en un barrio humilde, “jugando en calles sin asfaltar, rebosándome en el barro y escalando árboles”, dice riendo.
Aquella niña blanquecina creció entre cuerpos oscuros, ajena al albinismo, una carga genética inevitable que limita la vida y señala la muerte anticipada de miles de personas en algunos países de África. La falta de pigmentación de melanina en la piel, el cabello y los ojos supone tener una candidatura firme a sufrir discriminación y a una persecución por aquellos que se amparan en absurdos argumentos como el poder que tienen los albinos, y para ello realizan amputaciones y rituales relacionados con la brujería. “Hay quienes consideran nuestros órganos, huesos o pelos ingredientes mágicos para sus conjuros, y otros nos ven como símbolos de mala suerte. Es patético, existe una gran ignorancia”, lamenta.
“En retrospectiva lo pienso y hay cosas que cobran sentido. Estuve muy protegida por mi familia, no era consciente del peligro que pude correr por mi condición. En la calle, aunque fuese en el patio cerca de casa, no me dejaban ir sola como al resto de niños, iba acompañada. Mi vida tomó otro rumbo al venir a España y doy por hecho que el motivo era el albinismo, allí no iba a tener oportunidades”, añade. Se reencontró con su madre en Cataluña y todo cambió para ella. Extrovertida y osada, se adaptó rápido a una nueva cultura y le impactó que en el colegio contase con tantas facilidades para estudiar. “Mi mesa era una parafernalia de objetos, tenía atril, luces, lupas… Tengo nistagmo, miopía, astigmatismo, fotofobia, no veo ni de lejos ni de cerca, no calculo bien las distancias y me voy chocando con todo -ríe-. Pero nunca ha sido una barrera”, cuenta la joven, graduada en Publicidad y Relaciones Públicas.
Era tan nerviosa que su madre decidió apuntarla a actividades extraescolares. Hizo ballet, natación, judo y baile hasta que en unas jornadas en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE de Barcelona, Antonio Blanco, profesor de Educación Física, le animó a probar el atletismo. “Él y mi madre se compincharon para apuntarme contra mi voluntad. Correr me daba pereza -ríe-. Casi me llevaron a rastras y menos mal que me obligaron porque se ha convertido en mi gran pasión, en el motor de mi vida. Me siento en libertad, la pista es mi entorno natural, me hace sentir como cuando era pequeña y jugaba en la calle con mis primos y amigos en Camerún”, recalca.
En estos años ha sido forjada por Miguel Ángel Torralba y se ha especializado en pruebas de velocidad y en salto de longitud. Aunque su primera medalla internacional fue en lanzamiento de peso con un oro en los Juegos Europeos de la Juventud en Pajulahti (Finlandia) en 2022, donde también se llevó un bronce sobre el foso de arena. Su bautismo en la élite se produjo en mayo de este año en el Mundial de Kobe (Japón), siendo quinta. “He decidido centrarme solo en los saltos, ya que los 100 metros me provocaba lesiones y no los estaba disfrutando. Mi prueba me fascina, cierro los ojos y visualizo cada movimiento, la carrera de 18 pasos, la batida, la estabilidad en el aire y una caída con las piernas lo más adelante posible para ganar centímetros”, relata.
Su marca personal está en 4.93 y confía en superar la barrera de los 5 metros. “He mejorado mucho esta temporada y sé que puedo alcanzar esa cifra. Soy joven y todavía hay margen de crecimiento”, agrega. Los Juegos Paralímpicos de París 2024 no entraban en su cabeza, pero la noche antes de que se anunciara la lista oficial del equipo español recibió una llamada que cambió sus planes: “Iba en el tren de camino a casa y me dijeron que había llegado una invitación para mí. Pensé que era una broma. Me puse a llorar y a gritar por la emoción. Es el sueño al que aspiramos los deportistas y voy a cumplirlo”.
En salto de longitud T12 se medirá a rivales más experimentadas, entre las que se encuentran la madrileña Sara Martínez y la sevillana Sara Fernández. “Las admiro, aprendo mucho de ellas. Ya compito de tú a tú con algunas que tienen un gran nivel. Si estoy entre las mejores es porque valgo para esto, así que voy con mucha ilusión y energía, también con nervios, pero con una sonrisa imborrable. Quiero pasármelo bien, disfrutar y aprovechar cada segundo. Las medallas están lejos, soy realista, un diploma paralímpico lo veo más factible. Y si salto por encima de los cinco metros montaré una fiesta en la villa”, concluye entre risas.
SYDNEY FOKOU
Sydney Fokou Takam (Camerún, 2003). Atletismo. Oro en lanzamiento de peso y bronce en salto de longitud T12 en los Juegos Europeos de la Juventud en Pajulahti (Finlandia). Quinta en el Mundial de Kobe (Japón) en longitud. En París debuta en unos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Creativa, perseverante y apasionada.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Las gafas de sol.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Dibujando, hago retratos a pesar de que no veo bien -ríe-. Y soy muy creativa para sacar ideas de dónde no las hay.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Invisibilidad o telekinesis, me gustaría mover objetos con la mente.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
No me gustan nada los bichos -ríe-.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
Tengo un problema muy serio con el aguacate y con el chocolate -ríe-.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
Mi forma de desconectar es caminando por la ciudad.
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
Las fafas de sol, mucha crema para no quemarme y a mi pareja.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En una leona.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Run the world (Girls)’, de Beyoncé. Y película, ‘Aladdín’.