Test Tokio 2020. Conociendo a Jordi Ruiz

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Jordi Ruiz Jordán (Barcelona, 1990). Baloncesto. Subcampeón de Europa en 2019 y medalla de plata en los Juegos de Río de Janeiro 2016.

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de unos Juegos?

Cuando fueron los de Barcelona’92 apenas tenía dos años, pero sí viví después el legado olímpico de la ciudad. De hecho, nací en Terrassa, sede del hockey y la población con más olímpicos del mundo. Pero los primeros Juegos que recuerdo fueron los de Sídney 2000, me quedaba despierto de madrugada viendo cualquier competición.

¿Qué cosas no pueden faltar en su maleta cuando viaja para competir?

Aparte de las ganas de ganar -ríe-, siempre me llevo café.

Completa la frase. Si gana una medalla en Tokio…

Sería una enorme satisfacción, todo esfuerzo y sacrificio habrá merecido la pena si conseguimos una nueva medalla paralímpica.

¿Qué apuesta estaría dispuesto a hacer por ganar una medalla?

Quizás la gente no lo entienda, pero no hay mayor locura o apuesta que lo que hago a diario, que es dedicar mi vida al baloncesto en silla.

¿Un momento imborrable en unos Juegos?

El desfile en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Río de Janeiro 2016 en el emblemático estadio de Maracaná. Soy muy futbolero y estar en aquel escenario fue algo único.

¿Alguna manía antes de salir a competir?

Dos horas antes de jugar me tomo dos cafés solos para activarme. Y también trato de estar cuanto antes en la cancha para tirar a canasta.

Un defecto y una virtud.

Mi defecto es que en el deporte llevo el trabajo a la obsesión y una virtud que tengo es mi capacidad de aprendizaje y de absorber conceptos.

Una frase o lema.

Disciplina, constancia y gloria. Lo llevo tatuado en el brazo.

De no haber practicado baloncesto, ¿qué deporte le habría gustado hacer?

Fútbol, aunque tengo también la espinita clavada por hacer un deporte individual.

¿A qué personaje retaría en su deporte?

Me encantaría con Michael Jordan. Sí tuvimos la suerte de compartir un rato con Juancho Hernangómez, se sentó en una silla y jugó con nosotros, esos son pequeños detalles que te llenan.

¿Qué fotos decoraban su habitación cuando era pequeño?

Todavía está en casa de mis padres, un poster de Ronaldinho cuando fichó por el Barcelona.

Cuando era niño, ¿con qué soñaba ser de adulto?

Con ser deportista profesional y lo he conseguido.

Algo que aún no haya hecho y que le gustaría hacer.

Recorrer el mundo, conocer el máximo de países y culturas posibles.

Si fuese presidente del Gobierno, ¿qué cosas haría o cambiaría?

-Ríe-.

Si pudiera cenar con cualquier personaje, ¿a quién elegiría?

Me gustaría conocer a tantos deportistas, que es imposible elegir a uno.

¿Cuál es su forma de desconectar?

Cuando regreso a Cataluña y quedo con la familia y con los amigos. También cuando estoy cerca del mar.

¿Qué alimento nunca falta en su nevera o despensa?

Pasta, verduras y frutas.

¿En qué tarea doméstica podría aspirar a medalla?

Lavando los platos, se me da bien.

¿Qué suele ver en televisión?

Mucho deporte, sobre todo, fútbol y baloncesto.

Una canción que le motive.

‘La Bamba’, de Ritchie Valens. Es una de las canciones que me teletransporta al autobús de la selección española cuando vamos de camino a un partido.

Reportaje. Jordi Ruiz, un tirador por decreto, dinamita para la selección

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