De renacer del abismo hacia una corona que hace unos meses parecía impensable, no entraba ni en los planes del más optimista. Pero si algo tiene el Bidaideak Bilbao es su gen competitivo, un club humilde que sabe sufrir y que no se rinde jamás. La Ciudad Deportiva Carranque-Javier Imbroda de Málaga se convierte a partir de ahora en un lugar de peregrinaje para los jugadores bilbaínos, escenario donde han firmado una heroicidad para conquistar su primera Copa del Rey de baloncesto en silla de ruedas. Venció (72-67) al campeón de la Euroliga 1, un BSR Econy Gran Canaria que murió en la orilla de la gloria al tropezar en el último escalón.
La final fue una oda a la perseverancia, una batalla de púgiles exhaustos, de héroes al límite, de mucho sufrimiento y remontadas. El Bilbao tuvo que reinventarse al inicio de la temporada tras la marcha de pilares importantes y antes de que acabase el año perdía por lesión a Asier García, uno de los mejores bases del mundo, su director de orquesta. Con pocos efectivos, sacó la casta, el talento y el trabajo en equipo. Un grupo hormigonado, solidario y unido, que bailó al son de dos veteranos, un Txema Avendaño mágico e imparable, y un David Mouriz que tiene magia en las manos y poder en la cabeza. Y con ellos, guerreros como Manu Lorenzo, Luis Jasso, James MacSorley, Álex Mendiluce, Biel Carbó, Mariana Pérez, José Manuel Centeno, Xabi Iragorri o los afganos Nilofar Bayat y Ramesh Naik.
Como se preveía, la igualdad fue la nota dominante en el amanecer del partido entre dos equipos que bailaban agarrados, muy entusiastas, con defensas duras y mostrando su colmillo. Adrián Yáñez y Jonay Caraballo, los arquitectos de la final, salieron con un plan claro, cerrar la zona y proteger su canasta, algo innegociable para los dos técnicos. Los dos conjuntos comenzaron con las muñecas afinadas, los canarios se nutrían de la productividad de Jorge Sánchez y de Arie Twigt, y en el otro aro replicaban dos viejos ‘rockeros’ como son David Mouriz y Txema Avendaño.
El duelo entre ambas duplas se calentaba como un volcán. En Bidaideak, el gallego asistía y el vasco castigaba en la pintura. En el Econy, con el estadounidense tomando la batuta para los primeros acordes de cada jugada y con el holandés infalible en sus lanzamientos a media distancia. Una canasta de Luis Eduardo Jasso dejaba el marcador en 19-21 al final del primer cuarto.
El ataque dinámico y feroz de bilbaínos y canarios continuó en la reanudación, ninguno se daba tregua. Manu Lorenzo y Avendaño intimidaban bajo el aro y apareció Jorge Salazar, un ex de los vascos, para poner la máxima ventaja (24-30) con varios fogonazos. Gran Canaria parecía tomar el control, pero Bidaideak es de esos equipos que sabe sufrir y tiene capacidad ganadora para revertir momentos complicados. Y reaccionó con las travesuras de un endiablado David Mouriz desde la línea de 6,75 metros.
El ferrolano, que en diciembre cumple 40 años, descorchó unos minutos de frenesí para zarandear al rival tras afinar su fusil y regar de pólvora el aro insular con cinco triples. La aportación de Manu y del mexicano Jasso ayudó para que el Bidaideak se marchase al descanso con seis de diferencia (45-39). El paso por el vestuario reafirmó las convicciones defensivas de los de Adrián Yáñez, ayudas continuas y ni un resquicio.
A los isleños les costaba anotar en los primeros minutos, el balón no quería besar la red y solo Sánchez se mostró inspirado. Mouriz continuó llevando la manija, anotando y asistiendo para que Jasso, MacSorley y Manu Lorenzo mantuvieran la renta de seis puntos a falta del último cuarto (61-55). La mañana en Málaga se iba a enredar, porque ni mucho menos Gran Canaria había dicho su última palabra. Los genios son capaces de adaptarse camaleónicamente a las situaciones y eso hizo el tándem norteamericano Sánchez-Salazar. Su conexión permitió revivir a los suyos tras un parcial de 0-8 con el que se igualaba la contienda (63-63).
Sin embargo, Caraballo perdía a una pieza clave en sus esquemas tras la quinta falta de Salazar. El partido entró en una fase de nervios e imprecisiones y cuando más quemaba el balón, Txema Avendaño asumió la responsabilidad con un par de canastas y varios tiros libres para poner a su equipo mirando de frente a su primera Copa del Rey (72-67). No hubo tiempo para más, solo para las lágrimas de unos y la alegría de otros. El Bidaideak Bilbao hace historia.
Ficha técnica del partido:
Bidaideak Bilbao BSR (72): Manu Lorenzo (10), David Mouriz (25), Txema Avendaño (20), James MacSorley (4), Luis Eduardo Jasso (13), Álex Mendiluce, Biel Carbó, Mariana Pérez y José Manuel Centeno.
BSR Econy Gran Canaria (67): Jorge Sánchez (26), Luigi Makambo (2), Arie Twigt (20), Jorge Salazar (13), Rose Marie Hollermann (6) y Luis Roy.
Parciales: 19-21, 26-18, 16-16 y 11-12
El Amiab Albacete se llevó un tercer puesto que no consuela porque soñaba con un triplete histórico, pero que no empaña un curso brillante tras ganar la Liga y la Champions Cup. Los manchegos, con Gaz Choudhry en la dirección (27 puntos y 14 asistencias), vencieron por 68-78 al Mideba Extremadura, que tuvo en el británico Phil Pratt en su máximo anotador con 19 puntos.