Verónica Rodríguez, de ‘princesa’ de chalanos a unos Juegos Paralímpicos

Hace cuatro años se convirtió en la primera mujer en participar en la regata de Soto del Barco (Asturias) con estas pequeñas embarcaciones y ahora, pese a llevar un par de temporadas en el remo, se ha clasificado para Tokio con el cuatro con timonel español.

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Hay personas que tras sufrir un varapalo tienen la capacidad de convertir la adversidad en una oportunidad. Verónica Rodríguez es un ejemplo de ello. Hace tres años la vida le golpeó duramente cuando de forma repentina falleció su madre y decidió refugiarse en el río Nalón para desprenderse de su dolor con cada palada. El remo le devolvió la motivación y el brillo en sus ojos y con apenas un par de temporadas de experiencia se ha clasificado para los Juegos Paralímpicos de Tokio con el cuatro con timonel mixto español (PR3Mix4+).

Hasta entonces, su práctica deportiva se resumía en un año de voleibol y en algunos partidos de fútbol con sus amigos. Nada más. Nació con una parálisis cerebral que le limitaba la movilidad de la parte derecha de su cuerpo. “El brazo no me estira del todo y la pierna no me llegaba al suelo, tuvieron que operarme tres veces para corregirlo”, cuenta. En 2017, gracias a su persistencia y ardor guerrero, se convirtió en la primera mujer a la que dejaban participar en la regata de chalanos en Soto del Barco, un concejo asturiano ubicado en la costa cantábrica y de apenas 4.000 habitantes. “Solo dejaban a los hombres, es una prueba complicada, fui última, pero me sentí muy orgullosa porque la terminé”, recuerda.

En aquellas pequeñas embarcaciones de madera en las que durante muchos años se transportó el carbón, surgió su espíritu competitivo. Al año siguiente, su madre, Maige Pulido, logró que incluyeran la categoría femenina en la competición. “Ella la estaba preparando conmigo, pero tres semanas antes de su celebración murió. Fue un golpe muy duro, era una persona única y ejemplar, pura bondad, mi mayor apoyo”, explica. Verónica cogió su testigo y organizó la regata para mujeres, que pasó a denominarse ‘Mi princesa’, tal y como Maige llamaba a su hija.

Aquella edición la ganó formando equipo con su compañera Cova Cossío. Su padre le regaló un chalano con la frase ‘No sueñes tu vida, vive tu sueño’, la misma que llevaba tatuada su madre en el brazo. Y la sotobarquense comenzó a vivir el suyo a través de las paladas. En la competición de 2019, Alfredo Domínguez, fundador del Club Grupo Corvera, se fijó en ella y le animó a probar el remo. “Fue mi mejor terapia psicológica, remando era el único momento del día en el que me encontraba en paz”, confiesa. A partir de ahí todo ha ido muy rápido para la asturiana, que por las mañanas reparte ilusiones en su pueblo con la venta del cupón de la ONCE y por las tardes se forja en el embalse de Trasona con Eugenio Fernández.

Su nombre quedará siempre grabado en la historia del remo adaptado ya que el año pasado se proclamó primera campeona de España. Y con empeño, tenacidad y talento se ganó un hueco en el cuatro con timonel mixto (PR3Mix4+) de la selección nacional junto a Enrique Floriano, Pepi Benítez y Jorge Pineda. El cuarteto español, con apenas unos meses de vida, dio la sorpresa en su debut internacional en la regata del Preolímpico celebrada en Gavirate (Italia) en junio. El tercer puesto dejaba al equipo dirigido por Txus Bermúdez y Juan Pablo Barcia -paralímpico en Pekín 2008 y Londres 2012- a las puertas de Tokio. El sueño se consumó cuando la Federación Internacional de Sociedades de Remo (FISA) otorgó una plaza para los Juegos Paralímpicos.

“Un remero profesional necesita 10 años para llegar a la élite, lo nuestro ha sido de récord, de película. Y encima, hemos entrenado en contadas ocasiones todos juntos porque recién acabamos de empezar. Este equipo se formó con la idea de rendir a un buen nivel en París 2024, pero la opción de Tokio se nos presentó y había que intentarlo. Cuando llegamos a Italia sabíamos que era casi imposible por la experiencia de nuestros rivales, pero no teníamos nada que perder y nos vinimos arriba en la repesca. Superamos a los alemanes al paso de los 1.000 metros, eso nos dio alas para darlo todo y terminamos ganando a los holandeses en el último momento. Los dos primeros lograban plaza directa, así que sabíamos que siendo terceros nos iba a caer una invitación para los Juegos”, recalca.

A la novata embarcación española les queda un largo camino por recorrer, pero ya se ha colado entre las mejores del mundo en su bautismo. “Necesitamos horas en el agua para estar más acompasados, pero es una pasada cómo nos conocemos en tan poco tiempo. Tenemos mucha confianza los unos en los otros, somos súper competitivos y damos en cada palada el máximo. Pepi es el equilibrio del equipo, Jorge la experiencia, Enrique el motor y yo pongo el carácter”, asegura.

La asturiana aún continúa pellizcándose para comprobar que lo que está viviendo no es un sueño, que en dos años ha pasado de navegar en chalanas por el Nalón a disputar unos Juegos Paralímpicos en la bahía de Tokio, donde España no descarta dar alguna sorpresa. “Sigo alucinando y sin conocer mis límites. Estamos disfrutando y acudimos con mucha ilusión y hambre. Aspiramos a todo, podemos luchar con los favoritos, aunque lo importante no es la posición en la que quedemos, sino salir satisfechos con el trabajo realizado en la regata”, apostilla Verónica Rodríguez, la sonrisa de Soto del Barco, la que heredó de su madre, la inspiración y la fuerza que le guían por el agua.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Verónica Rodríguez

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