José Antonio Marí, un luchador que construye éxitos en el agua

0
0

“Nunca fui el más talentoso, pero siempre hago mi trabajo. Invierto tantas horas al día para entrenar, que cuando me tiro al agua es para cumplir mis sueños”. La sentencia, propiedad de José Antonio Marí, la pronuncia a pocos días de disputar sus quintos Juegos Paralímpicos. Meticuloso, tenaz y competitivo, sus puntos fuertes son la voluntad y la insistencia, cualidades que le han granjeado un currículum admirable después de transitar por todos los escalones de la natación. El valenciano, con envergadura de telamón y perilla de mosquetero, es un obrero y un luchador que lleva casi dos décadas construyendo éxitos en el agua a base de brazadas de rigor, disciplina y convicción.

A sus 35 años y después de superar numerosos sinsabores, quedándose con la miel en los labios en grandes citas internacionales, ha vuelto a encender la llama de la ilusión capitaneando al relevo 4×100 estilos mixto, equipo con el que alcanzó el pasado año en Manchester su primer oro en un Mundial y con el que aspira al podio en París 2024. “Estoy en un momento dulce, soy un veterano, pero me siento joven, he disfrutado como un niño del camino hacia los Juegos. Me considero un currante de la natación, no conozco otro medio de vida que no sea el agua, me encanta entrenar y doy todo en cada sesión. A pesar de los obstáculos, nunca he tirado la toalla”, asegura.

Combatir es un verbo que lleva incrustado en su ADN. Nació con un neuroblastoma en el sistema nervioso, “uno de los cánceres más complicados ya que solo uno de cada diez tiene posibilidades de sobrevivir”. Aquello le afectó a la médula y la peor parte de las secuelas la sufrió en su pierna izquierda, en la que tiene una limitación funcional, aunque también tiene dañada la derecha y la zona lumbar. “Aprendí a vivir con ello, a veces tengo dificultades para estar de pie o desplazarme, pero estoy acostumbrado. El diagnóstico era peor, a mis padres le dijeron que estaría en una silla de ruedas, pero ellos no se rindieron, sacrificaron todo por mí y gracias a su lucha les debo todo lo que hoy soy”, afirma.

El valenciano José Antonio Marí afrontará en París sus quintos Juegos Paralímpicos. Foto: CPE

Su infancia transcurrió en las calles del municipio de La Eliana, donde siempre se le veía con un balón en los pies. “Me encantaba jugar al fútbol, estuve incluso en el equipo del pueblo, pero un día en el patio del colegio me rompí la tibia de la pierna mala y tuve que quitarme esa idea de la cabeza”, recuerda entre risas. Eligió la natación, deporte que ya conocía porque con cuatro años acudió a cursillos por recomendación médica. Con el paso del tiempo se lo tomó más en serio, entrenando cinco días a la semana en la piscina de Riba-roja de Turia. “En el agua no tenía esos problemas para desplazarme, me sentía como uno más y me atrapó”, subraya.

Su entrega y persistencia se vieron recompensadas con su llegada a la selección española, debutando en el Mundial de Durban (Sudáfrica) en 2006 y luego acudiendo a sus primeros Juegos Paralímpicos, Pekín 2008. “Allí pequé de novato, aunque los recuerdo con mucha alegría e ilusión, para mí han sido los mejores con diferencia”, asevera. En Londres 2012 saboreó la presea más dulce de su trayectoria, un bronce en 50 metros libre S9: “Había quedado cuarto en tres ocasiones en esa cita, salí hundido de la prueba de 400 libre, la que más preparé, pero me levanté al día siguiente y me tiré con tanta rabia a la piscina que gané la medalla. Fue mi consagración como nadador, un momento inolvidable”.

José Antonio continuó creciendo y cosechando éxitos, como las tres platas mundiales en Canadá 2013 o el oro europeo en Eindhoven 2014. Sin embargo, se llevó un varapalo en los Juegos de Río de Janeiro 2016. “Me puse el listón bastante alto y las cosas no salieron como esperaba, fue un batacazo, una decepción, mi peor bache deportivo en la élite. Aquello marcó un antes y un después, a partir de ahí dejé de obsesionarme por los resultados y solo me centré en disfrutar, algo que sí hice en Tokio 2020. A pesar de no lograr medallas, batí el récord de España en 100 mariposa. Lo fácil es llegar, lo complicado es mantenerse. Los años pasan y ahí sigo, haciendo marcas buenas y partiéndome la cara ante rivales mucho más jóvenes”, recalca.

Le han ayudado sus conocimientos de psicología, carrera que decidió estudiar, en parte, para saber gestionar sus emociones y expectativas en la competición: “Si tu cabeza no está bien preparada, da igual que estés físicamente muy fuerte. He aprendido a manejar la frustración, a relativizar las cosas y prioridades, a no meterme presión y a solo pensar en tirarme al agua y nadar”. Le ha tocado muchas veces ese lado amargo del deporte, el de quedarse a las puertas del podio con la medalla de ‘chocolate’. “Me he comido muchos cuartos puestos, en Juegos tengo siete, y entre mundiales y europeos ya perdí la cuenta -ríe-. He acariciado muchísimas medallas por pocas centésimas, podría tener un palmarés de la hostia, pero así es la natación, todos queremos lo mismo y solo hay sitio para tres en lo más alto”, destaca.

El relevo 4×100 estilos mixto: Íñigo Llopis, Tasy Dmytriv, José Antonio Marí y Sarai Gascón. Foto: CPE

Otro de los episodios más duros que vivió como nadador se produjo en 2015 al perderse el Mundial de Glasgow tras cortarse la mano con un cuchillo cuando estaba partiendo un coco a falta de dos días para viajar. “Iba primero en el ranking, estaba nadando muy rápido y cuando desde la grada vi que en mi prueba el oro lo habían ganado con un tiempo superior al que yo había venía haciendo, me fui bastante tocado porque se me escapó una oportunidad única para ser campeón del mundo”, cuenta.

Pero si por algo se caracteriza el valenciano es porque jamás se da por vencido. El premio a su constancia le llegó el pasado verano en Manchester al ganar su primer oro mundial. Lo hizo con el relevo 4×100 estilos mixto. “La natación me la debía, al fin me quité esa espinita que tenía clavada, era la medalla que me faltaba. En 2022 nos llevamos la plata y en 2023 llegó el ansiado triunfo”, dice. José Antonio Marí forma parte de un cuarteto en el que figuran Íñigo Llopis, “la fuerza y el coraje en espalda, un deportista que sube mucho la moral del equipo”, Tasy Dmytriv, “bicampeona del mundo en braza, la promesa que ya es una realidad, con un talento tremendo”, y Sarai Gascón a crol, “una competidora nata, da igual el estado en el que llegue, en el agua huele la sangre y se transforma para dar bocados, es única”.

Precisamente, con la nadadora de Terrassa no solo comparte entrenamientos y campeonatos, también proyecto de vida. Se casaron el 7 de julio y han tenido que aplazar su viaje de novios. La ‘luna de miel’ ha sido a 2.320 metros de altura, en el CAR de Sierra Nevada, donde han tenido una concentración previa a los Juegos de París. “Me noto fuerte y listo para rendir. He preparado los 100 metros mariposa, las medallas en mi categoría están muy caras, el oro y la plata son inalcanzables, pero pelearé por el bronce, unos seis nadadores estaremos con una diferencia de tres o cuatro décimas. No renuncio a nada y estaré al acecho por si alguno falla”, añade.

En el relevo sí tiene más opciones, las dos medallas mundiales consecutivas y el reciente bronce europeo en Madeira invitan a soñar con el podio paralímpico. “Será difícil porque todos los países aprietan en unos Juegos y suele haber sorpresas. Habrá que plasmar el trabajo que venimos realizando. Espero aportar mi experiencia y todo mi potencial para ayudar a conseguir el objetivo para llegar lo más alto posible. Tengo ganas de seguir, pero cada año cuesta más y tenemos planes de futuro, queremos ser padres, así que lograr una medalla junto a Sarai sería el broche perfecto a mi carrera deportiva”, concluye.

El valenciano José Antonio Marí y su pareja Sarai Gascón durante los Juegos de Tokio 2020.

JOSÉ ANTONIO MARÍ

José Antonio Marí Alcaraz-García (Valencia, 1988). Natación. Bronce en 50 libre S9 en Londres 2012. Cuenta con numerosas medallas mundiales y europeas. En 2023 ganó su primer oro mundial, en relevo 4×100 estilos. En París disputa sus quintos Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Luchador, competitivo y constante.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Música y películas para estar entretenido.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

Se me da bien cocinar y en mis ratos libres pincho música, en los eventos con los amigos soy el DJ.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Teletransportarme para ahorrar tiempo en los viajes.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

A las ratas y también un poco a las alturas. -ríe-.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

La paella de mi padre y las gominolas, soy adicto -ríe-.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

A cualquier playa.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

A Sarai (Gascón) -ríe-.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En un tigre.

10.- Una canción y un libro o película.

‘I Want Your Soul’, de Armand Van Helden. Y película, cualquiera de ‘Rocky’.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí