La serendipia de Inés Felipe, de un paseo por el río a la élite del piragüismo

0
0
Cartel de la San Silvestre de Albacete

Define la Real Academia Española ‘serendipia’ como un hallazgo valioso producido de forma casual. El caso de Inés Felipe resume esa circunstancia del golpe de suerte que a veces llega y cambia el rumbo de nuestras vidas. Esta risueña extremeña se topó con el piragüismo por azar, cuando en 2016 daba un paseo por el atirantado Puente Real, símbolo moderno de Badajoz y sintió un flechazo cuando divisó a un grupo de deportistas remando en el río Guadiana. Tras un cursillo de aprendizaje, sin buscarlo ni pretenderlo, se acabó convirtiendo en una pionera, despejando el camino con dosis de trabajo y esfuerzo para venideras generaciones.

En Tokio fue la primera piragüista de España en participar en unos Juegos Paralímpicos y tres años después volverá a estar con la crème de la crème en París 2024. “No voy a guardarme nada, llego con más experiencia y madurez, voy a vaciarme en cada palada para luchar y firmar un buen papel”, recalca. Le costó dar el primer paso para probar este deporte porque no se veía en una piragua por su discapacidad. Su amiga, Raquel Arroyo, con la que caminaba aquel día por el puente, le instigó a que preguntase en el club de la ciudad.

“Es una hermana para mí, le debo mucho. Me insistió tanto que, después de un tiempo atrasándolo, decidí autorregalarme unas clases de iniciación con la idea de disfrutar de la naturaleza y del paisaje. Tenía miedo e incertidumbre porque al no poder mover las piernas, pensé que sería incapaz, que la embarcación volcaría. Y fíjate hasta dónde he llegado, ni en mis mejores sueños lo habría imaginado. Recuerdo el primer día navegando cerca de la orilla, estaba muy nerviosa, pero en el club me lo adaptaron todo para que pudiese hacer las cosas como el resto. Esa sensación de libertad, de no depender de ayuda ortopédica, de desplazarme sin silla de ruedas ni muletas, fue lo que me enganchó. En el agua mi discapacidad desaparece”, asegura.

En Tokio 2020, Inés Felipe se convirtió en la primera piragüista española en unos Juegos Paralímpicos. Foto: CPE

La palista de Olivenza nació hace 38 años con artrogriposis múltiple, que le afecta a la cadera y a la movilidad de las extremidades inferiores. Desde niña aprendió a ser independiente gracias a los valores que les inculcaron sus padres. “Nunca me sobreprotegieron, me trataron igual que a mis hermanos -es la menor de siete- y siempre me dejaron currarme las cosas, aprendí a buscarme la vida para no quedarme atrás en nada. Estuve muy unida a Joaquín, mi hermano que es 11 meses mayor que yo, intentaba hacer lo mismo que él, aunque a mi manera. Si él jugaba al fútbol, me ponía de portera sentada en el suelo y solo era gol allá dónde mis manos llegaban -ríe-. Me encantaba tirarme por las cuestas con el monopatín o ir en bicicleta apoyada con las muletas. No fui una niña entre algodones y se lo agradezco a mi familia ya que esa actitud me ha hecho vivir sin límites y ser quien soy”, relata.

En el piragüismo fue progresando a base de constancia y tesón hasta codearse con las mejores del mundo. Con solo seis meses de entrenamientos y animada por sus compañeros, la competición le entró en venas y ya no pudo frenar. En 2017 debutó en el Campeonato de España en Trasona (Asturias) con una medalla: “No me lo creía, apenas había salido de mi pueblo e ir allí y estar rodeada de los mejores me motivó tanto que decidí entregarme a este deporte”. Fue avanzando palada a palada, moldeada en sus comienzos por Lucía Ribera y alternando las modalidades de maratón -en la que fue campeona del mundo en 2022- y de sprint, decantándose finalmente por esta última porque forma parte del programa paralímpico.

“Tengo más fondo y resistencia, encajo más en las distancias largas. Aunque he progresado mucho en los 200 metros, voy desarrollando esa explosividad y rapidez. Es una prueba dura, pero más divertida. La primera vez hice un tiempo de un minuto y nueve segundos y ahora estoy en 58 segundos. Cuesta arañar una milésima al crono, pero sé que puedo bajar más para acercarme a los puestos de medalla”, explica. Al principio la clasificaron mal y se enfrentaba a rivales con más movilidad en la categoría KL3, pero “me daba igual en qué posición quedaba, representar a España y competir con gente más experimentada y a la que antes veía a través de vídeos ya era un gran triunfo”.

La extremeña se proclamó subcampeona de Europa en VL2 en 2023. Foto: ROS

En 2019 la bajaron a KL2 y los resultados empezaron a llegar. Su trabajo se vio recompensado con el pasaporte para los Juegos de Tokio 2020. “Fue un orgullo ser la primera piragüista española en una cita paralímpica y abrir esa puerta para las mujeres que vienen. En París no estaré sola, irá también Araceli Menduiña y me hace muy feliz tenerla a mi lado. Estamos haciendo las cosas muy bien y ojalá en Los Ángeles 2028 seamos más chicas”, subraya. Anclada al barco de cintura hacia abajo con unos corchos que rodean su cadera, la pacense ha dado un salto de calidad en las últimas temporadas, ha ganado en fuerza y rapidez y ha pulido detalles técnicos junto a Sonia Morlanes.

Ya ha participado en seis mundiales y en cinco europeos, y cuenta con una medalla en su palmarés, el oro continental que conquistó el pasado verano en Montemor O-Velho (Portugal) en su estreno en VL2. “Me sentía tan a gusto en kayak, que era muy reacia a probar la canoa. Desde hace varios años me la habían ofrecido, pero no me gustaba remar por solo un lado. Después de Tokio, animada por Sonia y mis compañeros Higinio Rivero y Javi Reja, me atreví y poco a poco le cogí el gusto. Ahora se me da muy bien, gané una medalla y eso me dio el empujón definitivo para apostar por esta modalidad”, cuenta.

Entre el Guadiana y el Centro de Alto Rendimiento de La Cartuja en el Guadalquivir (Sevilla), Inés ha acumulado kilómetros de preparación, sacándole todo el jugo a cada entrenamiento para encarar su nuevo desafío, los Juegos de París, donde surcará las aguas del estadio náutico de Vaires-Sur-Marne en KL2 y en VL2: “Los afronto con ganas e ilusión, he trabajado mucho y quiero disfrutar cada segundo ya que los de Tokio fueron agridulces por la pandemia y la falta de público. Sé que las medallas están muy caras, pero soy ambiciosa, nada es imposible, voy a dejarme hasta la última gota de energía para estar lo más arriba posible. El objetivo, como mínimo, es llegar a las finales. En canoa puedo luchar por el podio, no se lo voy a poner fácil a mis rivales, voy a dar guerra y como siempre digo, ‘No limites tus retos, reta tus límites’”.

Inés Felipe disputará en París sus segundos Juegos Paralímpicos. Foto: RFEP

INÉS FELIPE

Inés Felipe Vidigal (Badajoz, 1986). Piragüismo. Subcampeona de Europa en VL2 sprint 200 metros. En París disputa sus Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Trabajadora, luchadora y constante.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

El ordenador.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

Soy muy habilidosa con la informática, se me da muy bien.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Ser invisible.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

A quedarme anclada con la piragua y volcar en el agua.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

A la pasta.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

A la montaña o a cualquier sitio que esté alejado de la gente y no llegue la tecnología.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

Un libro.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

En un perro.

10.- Una canción y un libro o película.

‘Nothing else matters’, de Mettalica. Y un libro, ‘El regalo’, de Eloy Moreno.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí