Alfonso Postigo , la mejor etapa de un luchador.

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Alfonso Postigo compite en ciclismo adaptado desde hace tres años y puede presumir de un palmarés envidiable.

  • Alfonso Postigo, posando en el barrio de Urreta, donde reside.A los 22 años un accidente laboral cambió la vida de este galdakoztarra experto en responder a las adversidades.

Ander Goyoaga. deia.com – El ciclista Alfonso Postigo es una de esas personas que se sabe adaptar al medio con entereza y sin demasiados lamentos. A los 22 años sufrió un accidente laboral que le amputó siete dedos de las manos y le mantuvo más de un año de baja. A la vuelta de aquella convalecencia se empeñó en seguir trabajando en la misma empresa y no tardó en subirse de nuevo a la bicicleta, su gran pasión.

Dos décadas después de aquel accidente, sus manos dijeron basta y le obligaron a abandonar el trabajo, una circunstancia a la que de nuevo ha sabido dar la vuelta. Ahora, en apenas tres años compitiendo, se ha convertido en un peso pesado del ciclismo adaptado, deporte en el que ya puede presumir de ser el bicampeón estatal en la modalidad de persecución.

A sus 45 años, la trayectoria deportiva de Alfonso Postigo Armendariz va en línea ascendente. Sus últimos grandes éxitos los cosechó hace un par de semanas en Madrid, donde se volvió a proclamar campeón de España de persecución individual, y, en las pruebas por equipos, logró junto al resto de compañeros vascos dos medallas de bronce en las modalidades de velocidad por combinados yscracth. “En mi categoría competimos quienes tenemos un menor grado de discapacidad, y no existen distinciones según edades. Me jugué el campeonato de España con un chaval de 25 años, y la verdad es que cuesta una barbaridad porque ya tengo unos añitos”, explica.

A pesar de ser un veterano sobre las dos ruedas, en lo que a la competición se refiere es aún muy bisoño. Prefiere enfocar esa faceta competitiva en la que se ha volcado en los últimos años como un hobby que cada día le da un plus de motivación. “Mis manos ya no daban para más y, esta vez sí, jubilarme era la única alternativa teniendo en cuenta el problema de discapacidad que tengo. Una vez decidido, tenía la opción de quedarme en casa tirado o hacer algo que me motivase. He escogido competir, y lo enfoco como una afición que me motiva a coger la bicicleta cada mañana”, explica.

De esta manera, Postigo ha conseguido dar la vuelta a una realidad que no le agradaba en absoluto como era la exigencia de abandonar el trabajo. “¿Quién me iba a decir que a mi edad iba estar viajando, conociendo a un montón de gente del mundo del deporte adaptado o colgándome medallas!”, exclama. No es casualidad que este ciclista de envergadura (mide 1,86 centímetros) haya sabido afrontar con suficiencia este nuevo desafío. Con apenas 22 años le había tocado afrontar la etapa más complicada de su vida, y consiguió ganar la partida a las adversidades con mucha solvencia. “Puedo decir que superé bien aquella situación, aunque la verdad es que la máquina que me dejó sin tres dedos de una mano y cuatro de la otra me podía haber matado. Asumí la situación, estuve más de un año de baja y después tuve claro que había que seguir. No necesite tratamiento psicológico y en cuanto pude cogí la bicicleta, que siempre me ha servido para evadirme. Después de aquello, he podido formar una familia y tener una vida normal”, explica.

FUNDACIÓN SAIATUZ

También pudo volver a trabajar en Bridgestone, la misma empresa en la que le ocurrió el accidente. “En principio, todo apuntaba a que me iba a tener que jubilar, pero para mí era importante seguir trabajando. Me permitieron continuar en otro puesto, me dieron todas las facilidades y he estado trabajando hasta que mis dedos me lo han permitido”, explica. Desde que abandonase su trabajo, su actividad deportiva y competitiva ha estado ligada a la Fundación Saiatuz de deporte adaptado:“Nos tramitan las licencias, nos visten y cuando vamos a correr al extranjero nos ayudan en lo que pueden. A nivel de patrocinadores la situación no es buena, pero tampoco sé si quiero sponsors. Afronto las carreras como un reto personal y mientras dé el 110% estoy contento, que de primero u octavo”. En su caso, además, luce con orgullo el logo de la fundación de lucha contra el cáncer Luchamos por la vida, otra entidad que sabe un rato sobre superación.

Si las motivaciones son un acicate fundamental para seguir avanzando, Alfonso Postigo tiene ya su siguiente reto en la agenda: el Campeonato de España de contrarreloj: “También compito en ruta, pero por mi envergadura me suele ir mejor en contrarreloj. El año pasado fui cuarto y creo que este año podría ganar”. La cita será en el mes de mayo en Estepona, y con ese objetivo en mente entrenará hasta entonces. Si durante los últimos meses, de cara a los campeonatos en pista, acudía regularmente al Velódromo de Anoeta a entrenar, ahora las carreteras de Bizkaia serán su principal campo de pruebas. “En mi nueva vida como jubilado me ocupo de las tareas de casa, de llevar y traer a los hijos a los entrenamientos, y yo me entreno cada mañana. Mi principal limitación es para utilizar el freno izquierdo, y eso me ha enseñado a ser un ciclista muy prudente en las bajadas y que debe reaccionar un poco antes que el resto”, añade. Esta vida le ha enseñado, además, que cada vez que se cae toca levantarse y luchar. En ello está, con la ilusión de un veinteañero, desde que decidió afrontar una nueva etapa en la que aún le esperan muchos podios que pisar.

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