En Sarajevo no solo se jugaba un partido. Se jugaba el orgullo, la memoria y una revancha esperada. La selección española masculina de baloncesto en silla de ruedas volvió a encontrarse con Alemania, su verdugo en los Juegos Paralímpicos de París 2024, y esta vez no falló. Lo hizo con sufrimiento, con corazón, con la sangre fría de quien no olvida.
Fue un duelo eléctrico y con aroma de viejo clásico, que terminó en victoria de España (61-65), la quinta consecutiva en este brillante Europeo. Vuela invicta, primera del grupo A y con billete a cuartos donde espera Países Bajos.
Abraham Carrión sabía que este torneo era mucho más que una prueba de nivel. Tras la salida de referentes como Asier García o Alejandro Zarzuela, la regeneración del equipo se presentaba como un reto mayor. Pero la respuesta está siendo impecable. Jugadores jóvenes y otros ya curtidos, como Lalo Prieto (21 puntos), Pincho Ortega (18 puntos), Óscar Onrubia, Manu Lorenzo, Pau Poyato o Luis Cristen, están tejiendo una selección sólida, valiente y con hambre.
Un arranque eléctrico con intercambio de golpes
El arranque fue un aviso. Alemania golpeó primero con un triple de Thomas Böhme. Pero España, lejos de amilanarse, respondió con rapidez: dos canastas de Lalo Prieto y otra de Onrubia ponían el 3-6. Fue un primer cuarto igualado, a golpes, con intercambio constante, pero con España imponiendo su ritmo y cerrando el parcial 15-19 gracias al empuje bajo los aros de Manu Lorenzo y el talento de Ortega.
En el segundo cuarto, los de Carrión mostraron su versión más compacta. Lalo Prieto, ya con galones en este equipo, se adueñó del flanco derecho: tiro tras tiro, infalible. Anotó con pasmosa facilidad, incluido un par de lanzamientos lejanos. Pincho Ortega se sumaba al festival desde la línea y en la pintura. La defensa española era un muro. Al descanso, 27-39. Doce puntos de ventaja y sensaciones inmejorables.
Una salida en tromba de Alemania
Pero Alemania no es un equipo cualquiera. Salió del vestuario con otro rostro: más dura, más agresiva, más eficaz. Y España, bloqueada, no encontró ni espacios ni ritmo. Un devastador parcial de 17-0 volteó el marcador (46-43) y desnudó las costuras del equipo español, que estuvo más de siete minutos sin anotar. Solo Adrián García rompió la sequía con una canasta que dio aire. Al final del tercer cuarto, 48-45 y todo por decidir.
El último acto fue pura tensión. España había dilapidado su renta y tocaba remar. García, sin miedo a los focos, asumió el liderazgo y recortó distancias. Lalo Prieto, con la confianza de los grandes, clavó un triple que devolvía el alma al equipo (53-54).
Manu Lorenzo apareció con dos acciones decisivas, y Ortega manejó los tiempos como un director de orquesta. Alemania no se rendía. Cada ataque era un combate. A falta de 20 segundos, con 61-62 en el marcador, Lalo robó un balón vital y Onrubia sentenció desde la línea de tiros libres. El último intento de Böhme no entró. España cerró el puño (61-65). La herida de París no está curada, pero esta victoria cicatriza un poco más.
El billete para cuartos de final está sellado con liderato del grupo A. Y lo más importante: el equipo cree, compite y sueña. A un paso de las medallas del Europeo y de las plazas para el Mundial de Canadá 2026 como gran objetivo, esta España ilusiona y enamora.
Ficha técnica del partido:
Alemania (61): Nico Dreimüller (8), Matthias Güntner (18), Lukas Glossner, Thomas Böhme (19), Alexander Budde (4), Tobias Hell (6), Aliaksandr Halouski (6) y Alexander Keiser.
España (65): Óscar Onrubia (10), Manu Lorenzo (10), Pincho Ortega (18), Lalo Prieto (21), Luis Cristen (2), Pablo Zarzuela, Alexis Ruiz, Pau Poyato y Adrián García (4).
Parciales: 15-19, 12-20, 21-6 y 13-20




