“Tuve miedo y pensamientos negativos, pero en el agua desaparecían los problemas. En todo ese oscuro camino hubo algo que me ayudó a superar las ganas de no seguir adelante: el deporte”. Son palabras de Eva Coronado, una de las mejores nadadoras del mundo con discapacidad intelectual. Su infancia y adolescencia quedaron marcadas por compañeros que la sometían a continuas burlas, insultos y agresiones físicas. Hasta que irrumpió la natación en su vida. La piscina fue un muro contra el ‘bullying’, el abrigo protector que le fortaleció y le sirvió de impulso para transformar el dolor y la ira en medallas.
Vivió una tormentosa niñez a raíz de los seis años, cuando sufrió una “crisis” que le dejó secuelas cognitivas, de equilibrio y de coordinación. “Fue un día en el colegio, me dirigí a la mesa del profesor para leer un libro y, de repente, me quedé sin visión y la parte izquierda del cuerpo comenzó a convulsionar. En lugar de llamar a una ambulancia o a mis padres, me dejaron sentada y esperaron a que terminasen las clases. En el centro de salud la pediatra dijo que no era nada, pero en casa me veían rara. Una semana después se me había olvidado leer”, relata. Le hicieron pruebas y comprobaron que, en el hipocampo, la parte relacionada con los procesos de aprendizaje y memoria, “tenía una cicatriz”.
“Los médicos no supieron diagnosticar lo que me ocurrió, igual pudo haber sido un ictus, pero cómo me atendieron muchas horas después, no se sabe”, explica. Desde primaria hasta la finalización de sus estudios en Aldaia (Valencia) experimentó en carne propia el acoso escolar. Primero fue la exclusión, luego los insultos y las agresiones: “Me empujaban por las escaleras o me esperaban en la puerta del colegio para pegarme. Lo pasé mal porque no tuve el apoyo del centro, los profesores negaban lo que pasaba en clase y hasta escondían la existencia de vídeos mientras hacía educación física, en los que se reían de mí porque debido a mi descoordinación y falta de equilibrio me equivocaba. Fue duro”.
“Hay que educar más en igualdad y darle herramientas no solo a los niños, también a los familiares de los agresores, al profesorado y a los que son espectadores y observan sin hacer nada. No son conscientes del daño que hacen. Afortunadamente, salí adelante con el respaldo de mi familia”, agrega. La valenciana lo hizo en la piscina, su ‘safe place’ (lugar seguro), el refugio que le aislaba de todo lo que pudiese pasar fuera, el antídoto para combatir cualquier problema. “En el agua me siento libre, igual que el resto, esas secuelas que sufro como temblores en las manos o dislexia se camuflan, es mi mundo perfecto”, recalca.
Se lo pasaba bien entrenando, nadar era su razón para perseverar. Empezó en el Club Aldaia, en la sección de Salvamento y Socorrismo, y lo combinaba con travesías en el mar, compitiendo con gente sin discapacidad. En 2014 se proclamó campeona junior de aguas abiertas de la Comunidad Valenciana y aquello supuso un punto de inflexión porque allí conoció el mundo de la natación paralímpica. Pilar Javaloyas -11 medallas paralímpicas- descubrió el potencial que atesoraba aquella tímida adolescente y le abrió las puertas del Club Aquatic Campanar. “Me tendió la mano, vio que tenía ilusión para llegar lejos y todo fue muy rápido”, apunta.
En 2015 ganó cuatro oros en los Juegos Europeos de la Juventud en Croacia y un bronce en el Mundial INAS en Ecuador. En estos campeonatos exclusivos para deportistas con discapacidad intelectual acumula numerosas medallas. Aunque la más especial para ella es el bronce en 100 espalda S14 del Europeo absoluto de Dublín (Irlanda) en 2018. En 2021 también ganó el oro continental en Funchal (Portugal) en una prueba de relevos. Y ese año cumplió un sueño, participar en unos Juegos Paralímpicos. Se había quedado sin mínima y cuando ya tenía hecha las maletas para irse de vacaciones al pueblo de la familia, Cardenete (Cuenca), recibió una llamada inesperada. Tenía billete para Tokio por una invitación.
“Fue un regalo, jamás lo olvidaré, lo disfruté al máximo pese a que estábamos en una burbuja por la pandemia y no me salió bien en lo deportivo”, comenta. Esa experiencia le dio alas y energía para encarar el siguiente ciclo hacia París. Y lo hizo en casa, en Aldaia, con su hermano Carlos como entrenador. “He estado arropada por mi gente y en estos tres años he crecido como nadadora, soy más constante, más fuerte psicológicamente y me levantaba cada mañana con el objetivo de vivir otros Juegos, pero con todo su esplendor. Y estoy a punto de hacerlo, aunque el trayecto ha sido muy difícil”, asegura.
No ha parado de cosechar metales en campeonatos internacionales INAS, también buenos resultados en los dos últimos mundiales IPC en Madeira 2022 y en Manchester 2023, con récord de España en 100 mariposa S14, su nueva apuesta. Sin embargo, no pudo acudir el pasado mes de abril al Europeo de Madeira por falta de recursos de la Federación Española de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual. “A principios de año me enviaron un correo y me dijeron que no había dinero, para poder ir a competiciones paralímpicas tenía que hacer unas mínimas muy difíciles, rebajar en casi dos segundos los récords nacionales. Fue un palo porque así era imposible ir a los Juegos, pensé en dejarlo. Pero mi familia me dijo que no arrojase la toalla pese a los obstáculos”, dice.
Y la recompensa a su trabajo, esfuerzo y tenacidad le ha vuelto a llegar, ya que estará en París 2024. “Es otro sueño, una ilusión muy grande, voy más madura y con más fuerza”, afirma la valenciana, que es Técnico Superior de Actividades Físicas y Deportivas y que acaba de aprobar unas oposiciones de administrativa para trabajar en el Centro Deportivo Militar Rey Juan Carlos I. “Siempre trato de alcanzar mis metas, por más difícil que me lo pongan”, añade. En sus segundos Juegos Paralímpicos nadará el 100 mariposa y el 200 libre S14. “Es un premio que quiero aprovechar, voy a por todas. Mi idea es colarme en una final, rebajar mis marcas y batir el récord de España en ambas pruebas”, sentencia Eva Coronado, una nadadora que venció al ‘bullying’ a través de sus brazadas.
EVA CORONADO
Eva Coronado Tejeda (Valencia, 1999). Natación. Bronce europeo en 2018. Cuenta con numerosas medallas en mundiales y en europeos INAS. En París disputa sus segundos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Constante, trabajadora y alegre.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
La Tablet y los cascos para escuchar música.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Cocinar, se me da bien.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Teletransportarme.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
A los pájaros, en concreto, a las palomas -ríe-.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
El gazpacho.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
A Cardenete (Cuenca).
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
A mi hermano Carlos.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un gato.
10.- Una canción y un libro o película.
‘Breaking bad’, de Leiva. Y libro, ‘Contando atardeceres’, de la Vecina Rubia.