Cuéntanos un poco tu experiencia como psicólogo
Llevo 29 años dedicándome a la práctica profesional. Mi carrera se vio interrumpida durante cuatro años, de esto hace ya catorce, debido a la necesidad de vivir otras experiencias, oxigenarme y reciclarme. Mi trabajo ha sido enfocado a la terapia personal, tanto con niños como con adultos. También realizamos terapia de pareja y abrí hace años una agencia matrimonial. Mi vida profesional está a caballo entre Loja (Granada), donde he ejercido como psicólogo tanto en consulta particular como en otras instituciones públicas del pueblo, y Málaga donde abrí mi despacho hace doce años y donde resido con mi mujer, mis dos hijas y nuestros cuatro teckels. (https://gustavocabrerapsicologo.com/)
¿En qué áreas estas enfocando tu trabajo?
A lo largo de estos años he tocado prácticamente todos los palos de la psicología. He tratado múltiples problemáticas y sufrimientos psicológicos y he aprendido algo muy importante y que pocos psicólogos tienen el placer de poder presumir. La psicología rural. Trabajar durante 29 años en un mismo pueblo ha hecho que por mi casa hayan pasado ya tres generaciones. Casi que uno se convierte en psicólogo de familia. Personas que hoy son abuelos y fueron mis clientes en sus inicios dieron paso a sus hijos y después a sus nietos, que siguen acudiendo a verme. Fundamentalmente me considero un psicoterapeuta al que le gusta el trabajo individual y la terapia de pareja.
¿Cómo es de importante la preparación psicológica para un deportista de élite?
Es algo fundamental. Aquí se dan la mano muchas áreas de la psicología, dependiendo de si el deporte es individual o en equipo. Si hablamos de deporte individual hay que centrarse en el manejo de estrés, la auto estima, la tolerancia a la frustración, el saber centrarse en el proceso y no en el resultado y por supuesto centrarnos en la persona. El deportista de élite lleva una vida que nada tiene que ver con el ser humano de la calle. Sus hábitos, horarios, autodisciplina, alimentación, sueño, etc. los obliga en la mayoría de las ocasiones a llevar una vida totalmente diferente al ciudadano de a pie; y lo que es peor, en muchas ocasiones es un sacrificio de años que no los va a llevar a conseguir sus metas en la alta competición. Hasta la vida afectiva se ve condicionada por su deporte. Es por ello que son personas a las que hay que mimar psicológicamente y estar muy pendiente de sus estados de ánimo, sus ansiedades, su miedo al fracaso; y sobre todo prepararlos para la vida que viene después, cuando se acaban esos años en la élite y vuelve a ser un ciudadano de a pie.
Si hablamos de deportes de equipo, a todo lo anterior hay que añadirle todo lo referente a la psicología social, al funcionamiento de los grupos, al liderazgo o al aceptar una actitud más gregaria, a la suplencia, etc.
¿Qué papel juega en el entrenamiento diario?
Durante el día a día el trabajo del psicólogo con el deportista ha de estar enfocado a las seis siguientes cuestiones:
1.-Gestión del Estrés y la Presión: Los atletas de élite enfrentan una presión constante, tanto interna como externa. Un psicólogo deportivo ayuda a desarrollar estrategias para manejar el estrés, la ansiedad y las expectativas, lo que puede marcar la diferencia en momentos decisivos.
2.-Fortalecimiento de la Resiliencia: El deporte de élite implica enfrentar adversidades y derrotas. Un psicólogo deportivo ayuda a los atletas a desarrollar resiliencia emocional para superar obstáculos y mantenerse enfocados en sus metas.
3.-Optimización de la Concentración: La concentración es vital en cualquier deporte de alto nivel. Los psicólogos deportivos trabajan con los atletas para mejorar su enfoque y atención, lo que les permite rendir en su máximo potencial.
4.-Potenciación de la Confianza: La confianza es fundamental para el rendimiento óptimo. Los psicólogos deportivos trabajan en el desarrollo de la confianza y autoestima de los deportistas, permitiéndoles enfrentar los desafíos con una actitud positiva.
5.- Manejo de Lesiones: Las lesiones son una realidad en el deporte de élite. El psicólogo deportivo ayuda a los atletas a enfrentar y superar la frustración y la incertidumbre asociadas con la rehabilitación y la vuelta a la competición.
6.-Mejora de la Coordinación Equipo-Atleta: El trabajo del psicólogo deportivo también se extiende al ámbito de los equipos. Ayuda a fomentar la comunicación efectiva y la cohesión entre los miembros del equipo, creando un ambiente propicio para el éxito colectivo.
¿Qué factores influyen en el rendimiento en competición?
Determinantes en el rendimiento en la competición son:
1.- Motivación:
La motivación es el deseo o la necesidad que hace que una persona actúe para conseguir unos objetivos. Marcarse buenos objetivos es una de las características de los grandes deportistas. El deseo de cumplir nuestros objetivos nos da “hambre” y mantiene en un nivel adecuado nuestra motivación.
2.- Autoconfianza:
Por otro lado, la autoconfianza o la fe en nuestras habilidades personales para llevar a cabo una acción o un comportamiento con éxito, es una condición esencial para que alcancemos la victoria.
Porque a veces la competición nos provoca dudas, preocupaciones y altos niveles de ansiedad, y esto puede influir negativamente en la rapidez de reacción y en la ejecución motora.
3.- Control emocional:
Sin control emocional no podremos llegar a ser deportistas de alto nivel. Desarrollar ejercicios de entrenamiento mental para deportistas que ayuden a controlar las emociones o las dudas, puede ser la diferencia entre el éxito de un deportista o el fracaso.
4.- Concentración:
Por otro lado, los deportistas necesitamos una gran capacidad de concentración. Todas las acciones, incluso la más sencilla o la más intuitiva, exigen concentración. Nuestra atención debe estar siempre fijada en las tareas relevantes del momento, en la situación actual, evitando concentrarse en lo que ha pasado o temiendo lo que pueda ocurrir.
5.- Y por supuesto la cohesión del grupo.
¿Qué aspecto considera que es el más importante para el día a día de un deportista?
La MOTIVACIÓN es un aspecto psicológico y subjetivo esencial que nos impulsa a la actividad deportiva. Es la fuerza motriz que nos hará mostrar más predisposición a entrenar y a mejorarnos a nosotros mismos en todas las áreas de nuestra vida.
Respecto a la fortaleza mental ¿Es una capacidad que ya tenemos desde nacimiento o también se puede adquirir? ¿de qué manera?
La fortaleza mental es la habilidad que desarrollamos para resistir a las situaciones adversas y superar nuestras propias expectativas.
Vivimos en una sociedad donde nos resulta complicado distinguir entre lo que se nos impone y lo que realmente somos nosotros mismos. Todo esto nos lleva a que terminemos mandándonos mensajes que nos hacen sentir frustrados y cada vez más insatisfechos.
La fortaleza mental es el conjunto de recursos psicológicos que nos sirven para enfrentarnos a los retos y situaciones complejas que nos trae la vida. Cuanto mayor sea nuestra fortaleza emocional, más fácil nos resultará vencer la incertidumbre, reconocer nuestros deseos y decidir qué camino queremos tomar.
Estos recursos se pueden aprender, mejorar y potenciar. No se trata de un aspecto genético, sino que podemos trabajar para aumentar nuestra resistencia mental.
¿Qué función tienen los entrenadores en la preparación psicológica del deportista? ¿y la familia?
Los entrenadores, a través del desempeño de su labor pedagógica en el deporte, a nuestro juicio cumplen también las siguientes funciones de preparación psicológica:
- Fomentar un clima psicológico, que debe ser positivo, dentro y fuera de la sesión de entrenamiento y competición, capaz de estimular el interés por la actividad, obtener satisfacción y propiciar el desarrollo de las potencialidades del deportista.
- Preparar al deportista para enfrentar las diferentes contingencias que genera el entrenamiento y la competición, sobre todo cuando se practica con fines de perfeccionamiento y /o alta competición.
- Contribuir al incremento de la motivación a través de su labor como consejero en metas de aprendizaje y rendimiento, conduciendo a los deportistas hacia el logro de sus aspiraciones.
- Influenciar sobre la autoconfianza y la regulación emocional durante la ejecución de las tareas de entrenamiento y competición.
- Fomentar valores y vivencias positivas en los deportistas.
El entrenador establece estrechas relaciones con los deportistas y puede alcanzar una apreciable capacidad de influencia profesional y personal sobre los mismos. Conscientes del papel que desempeñan, derivamos la necesidad de aprovecharlo y potenciarlo. El entrenador debe enfrentar su responsabilidad de máximo responsable de la preparación deportiva, incluida la preparación psicológica, de manera consciente, positiva y con conocimientos suficientes, ya que también con frecuencia se aprecian actitudes y comportamientos que generan climas psicológicos e influencias desfavorables, debidos entre otras causas a un inadecuado manejo de la comunicación o de los recursos para estimular la motivación, la regulación emocional o la confianza en sí mismos.
La familia:
Es la principal fuente de apoyo emocional. Los familiares ayudan a disminuir la carga impuesta por las demandas del entrenamiento, especialmente a nivel psicológico. Muchas veces miembros de la familia, así como amistades, forman parte de la “vía de escape” del deportista. Los compañeros, los iguales, junto con padres y entrenadores, influyen en el estatus, la autovaloración y la autoestima del deportista.
Observan y aportan feedback: Los familiares son los principales seguidores de los deportistas, se levantan pronto para asistir a todas las competiciones, viajan kilómetros si hace falta para estar presentes, y luego son los primeros en dar un feedback más allá de los entrenadores, ese feedback es muy importante para el deportista ya que saben que se trata de un feedback sincero y que viene de alguien que solo quiere lo mejor de él.
Principal fuente de ayuda: Hemos dejado claro que la familia es un claro soporte emocional, pero también lo es económico entre otras tantas ayudas, desde adaptar un patio trasero para entrenos hasta dar muchas otras facilidades para que el deportista pueda seguir creciendo y progresando.
Hoy es lo contrario el deportista es el que realiza el aporte económico más fuerte a la familia. «Los padres en ocasiones se han convertido en sindicalistas de sus propios hijos».
Principales consejeros: Cuando hay lesiones, cuando hay cansancio, cuando parecen querer tirar la toalla, siempre el consejo de un ser querido es de principal, importancia para los deportistas. Estas personas allegadas se llaman agentes de socialización porque trasladan al deportista las actitudes y valores más relevantes de la familia y el entorno deportivo.
Ponen control y límites: Intentan muchas veces que el deportista no se obsesione con su vida deportiva, que no deje (en su justa medida) de lado otras cosas, y que siga manteniendo ilusión por la vida fuera del deporte. Muchas veces son los familiares los que limitan el tiempo de entrenar y de hablar incluso de la práctica deportiva. Sobre todo, en deportistas más jóvenes.
Aceptan los triunfos y las frustraciones: Lo hemos dicho justo al empezar, la familia siempre está ahí, a pesar de todo, ayudando a gestionar desde los triunfos hasta las derrotas de una forma lo más saludable posible.
Muchos deportistas incluso tienen una persona de referencia que el simple hecho de verle en las gradas les tranquiliza y les proporciona tranquilidad, por lo general estas figuras importantes forman parte de la familia del deportista y les convierte a todos en una gran familia deportiva, al final compiten todos, al final pierden y ganan todos. Pero todos juntos consiguen mucho más que si un deportista estuviese solo.
Los deportistas que destacan prematuramente muy pronto se ven sometidos a una presión que les viene impuesta por los propios padres, que ven en sus hijos un deseo hecho realidad o la aspiración de su juventud que nunca llegó a cumplirse. Muchos padres encuentran en sus hijos la forma de revivir viejos éxitos de épocas pasadas. Todos hemos experimentado alguna vez la necesidad de convertirnos en consejero personal de nuestros hijos, de ese deportista en ciernes en el que hemos puesto tantas ilusiones. Transmitimos nuestra experiencia, exaltamos nuestros éxitos en guerras pasadas y acabamos involucrándonos en exceso. A veces somos los padres los culpables del exceso de competencia, aceptamos como bueno el éxito y el fracaso en términos sólo de rendimiento y del resultado.
Ante este panorama, conviene evitar y saber cómo actuar cuando no se cumplen las expectativas previstas si nuestro hijo hace deporte. En general, todo pasa por el nivel de formación de la familia y del entorno que rodea la propia actividad deportiva del joven. El entorno sociocultural que rodea al niño, los amigos, la formación del entrenador, las instalaciones deportivas, etc. son algunos de los agentes que hacen que el deporte sea una escuela de valores, o en caso contrario de antivalores.
La búsqueda del éxito a cualquier precio, la reprobación cuando se obtienen malos resultados, el pedirles siempre ser los mejores, fomenta la pérdida de confianza, el miedo al fracaso y a favorecer complejos de inferioridad.
Es fundamental que los padres adopten una actitud positiva, esencial para el equilibrio el niño, que no se impliquen demasiado, que aporten serenidad y sentido común. Con los más jóvenes el deporte no debe ser planteado en términos de obligación, todo lo contrario, debe conservar el ambiente placentero, lúdico que aporte diversión, que forme su conducta y afiance una personalidad siempre activa. No podemos convertir una actividad que debe ser gratificante en una actividad impuesta y coactiva.
Los padres deben manifestar un alto grado de complicidad por el deporte de sus hijos, demostrarles que ellos son parte de su proyecto deportivo. Deben mantener una postura equilibrada entre el rigor extremo y la disciplina excesiva ya que muchas veces nuestros hijos padecen una sufrida carga. El deporte es muy importante en la vida de nuestros hijos, pero no lo suficiente como para que se convierta en una pesadilla cada fin de semana.
Los padres pueden transmitir valores muy positivos a sus hijos, o ser un obstáculo cuando con su ejemplo y sus opiniones traspasan la barrera de lo permitido. Un joven demasiado mimado será incapaz de esforzarse al máximo cuando se le exige un último esfuerzo. No podrá superarse a sí mismo ni a ningún adversario, tenderá a rendirse ante la primera dificultad sin hacer nada por remediarlo. Un joven exigido por encima de su capacidad será un deportista frustrado para siempre.
Hoy en día la educación de los jóvenes está muy orientada hacia lo práctico, lo real, lo utilitario, lo tangible. Los jóvenes necesitan una gran dosis de idealismo y fantasía, hay que rescatar el altruismo de las garras de la vulgaridad. Los padres deseamos que nuestros hijos crezcan sanos, se integren en la sociedad y sobre todo que en el futuro sean hombres de bien.
Una gran mayoría de padres considera: que exigen demasiado a sus hijos y que se comportan indebidamente en los partidos dirigiendo ofensas verbales a los árbitros, a los jugadores y a los entrenadores.
La integración de los padres en la competición nos parece un factor a tener en cuenta en el deporte escolar. Debe ser un proyecto compartido en la línea de asumir los mismos objetivos deportivos ambas partes, teniendo en cuenta el punto de vista de los padres. Es una estrategia para implicarlos y evitar conflictos. También es cierto que debemos muy claras cuáles son las competencias de cada una de las partes.
¿Qué consejo darías a los deportistas más jóvenes? ¿y a los estudiantes que se quieran especializar en esta área?
A los deportistas jóvenes que disfruten del deporte, no con el objetivo de llegar a la élite sino como parte de un estilo de vida saludable y fuente de valores (disciplina, autocontrol, juego en equipo, constancia, respeto al contrario, etc.). Son la adquisición e interiorización de esos valores, los que les llevarán sólo a destacar en el deporte y quién sabe si a la élite. Hay que disfrutar cada minuto del deporte y no centrase en el resultado: el éxito. Éste llegará solo.
A los estudiantes que se quieran especializar en este área sólo puedo decirle que le dediquen todo el esfuerzo y estudien en profundidad esta materia. Vivimos en un mundo terriblemente especializado, y al igual que los que nos dedicamos a otras áreas del deporte nos entregamos al estudio de nuestra materia (la psicoterapia, en mi caso), ellos deben de emocionarse con cada conferencia, simposium, congreso o lectura de cualquier artículo especializado. Pero eso sí, sin olvidar que la Psicología es multidisciplinar y que en muchas ocasiones tendrán que pedir ayuda a psicólogos clínicos, psicólogos evolutivos o sociales. El deportista es un ser humano, cuya psicología es compleja y entre todos los especialistas tenemos que cuidar.