Tuvo en sus manos el billete para los Juegos Paralímpicos de París 2024, pero en los metros finales de una regata muy dura se le escapó entre los dedos. Javier García se ha quedado a las puertas, a solo tres segundos, de la clasificación para la cita del próximo verano en la capital francesa. El remero español ha terminado segundo en PR1 scull en la final B -solo el vencedor de la prueba y los seis de la final A obtienen el pasaporte- del Mundial de Belgrado (Serbia).
El deportista del Club Remo Torrevieja llegaba a la competición motivado, ilusionado y con ambición tras imponerse en el Campeonato de España al sevillano Javier Reja, paralímpico en Tokio 2020. Se mostró a un buen nivel en cada una de las regatas que disputó en la pista Ada Ciganlija, en el Lago Sava. En las eliminatorias fue tercero (9:16.62) y en la repesca acabó segundo (9:45.76) para meterse en las semifinales.
Si lograba estar entre los tres primeros accedía a la final A y, por tanto, sellaba su billete para París. Pero no tuvo buenas sensaciones desde el inicio, “no conseguí enganchar pala y me perjudicó salir por la calle 3”. Quedó quinto (9:45.15) y se la tendría que jugar en la final B, con una sola plaza disponible para los Juegos Paralímpicos.
Salió fuerte por la calle 5 para encabezar la prueba junto al francés Alexis Sánchez, que en los primeros 500 metros fue liderando la carrera. Se unió a la batalla el uzbeko Egamberdiev Kholmurod, que tomó la primera posición tras los 1.000 metros. El español estaba a más de siete segundos de sus adversarios, pero apretó los dientes, aumentó el ritmo de palada y adelantó a ambos hasta situarse primero en los 1.500 metros. Los 500 metros restantes fueron un mano a mano entre García y Kholmurod, que acabó imponiéndose por poco más de tres segundos.
El alicantino cruzó la meta en 9:18.08, exhausto y desfondado tras haber vertido hasta la última gota de energía. “Salí con cabeza fría, sabiendo que la lucha iba a estar al final. Cuando quedaban 800 metros los vi cerca y me dije ahora o nunca. Me noté en mi punto máximo de esplendor, superé a ambos y lideré la regata hasta meterle un barco al uzbeko. Los últimos 100 metros fueron muy duros, no me quedaba nada en el cuerpo, remé con el alma y el corazón, aunque me pasó mi rival”, ha comentado García, que lleva desde pequeño en este deporte, el cual tuvo que aparcar durante unos años tras sufrir un accidente de moto y lo volvió a retomar en la modalidad adaptada.
“Es una pena, pero estoy contento porque lo di todo, me quedé tan vacío que me tuvieron que atender los del servicio de salvamento porque no podía hablar, respirar ni mantenerme sentado en el bote. Por un lado, me queda un sabor amargo, he llorado por rabia, impotencia y frustración, pero tengo la sensación de que no he perdido. El año que viene haré un sacrificio porque quiero estar en París, confío en lograr esa plaza”, ha añadido. Le quedan dos opciones más: la regata europea en Szeged (Hungría) en abril y la prueba internacional en Lucerna (Suiza) en mayo.
Por su parte, el cuatro con timonel mixto (PR3 Mix4+), que participó en la cita de Tokio 2020, también busca una plaza para estar en París. A Verónica Pulido y Pepi Benítez se les ha unido esta temporada en la embarcación Saúl Peña y Mario López, con Leonor García como timonel. Llevan poco tiempo remando juntos y se ha notado a la hora de competir ante rivales más experimentados.
En las eliminatorias España quedó quinta (8:20.07), una posición que repitió en la repesca (7:58.42) y que le dejaba fuera de los seis billetes disponibles para los Juegos, que se llevaron China, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Estados Unidos y Australia. En la final B, los españoles acabaron en tercer lugar (8:03.42), por detrás de Corea del Sur e Italia.
“En la eliminatoria había bastante viento lateral y tuvimos una salida un poco lenta y ya se nos fueron. En la repesca el agua estaba algo mejor y salimos a por nuestro objetivo que era ganar a México y a Corea. Por el tipo de discapacidad que llevamos en el bote, que es mucho mayor que la de casi todos los demás países, en algún momento dejamos a México atrás y le metimos proa a Corea, aunque al final cruzaron la meta a tan solo 12 segundos de nosotros. Conseguimos mejorar nuestro tiempo y bajar de ocho minutos”, ha relatado Pepi Benítez.
“En la final B hemos salido muy bien, a la par de Italia, pero en un bote como este los vatios y las discapacidades influyen mucho. Hemos hecho nuestra regata remando en bloque y a una, hemos acabado muy contentos de nuestra evolución como equipo y del trabajo de nuestro timonel Leonor, que ha sabido exprimirnos y sacar lo mejor de cada uno de nosotros”, ha añadido.
Las opciones de clasificación para París 2024 pasan ahora por la regata internacional que se celebrará del 19 al 21 de mayo en Lucerna (Suiza), en la que las dos primeras embarcaciones sellarán su pasaporte para la capital francesa. Y la otra vía puede ser mediante una de las dos invitaciones que otorga la Federación Internacional de Remo (FISA), como ya ocurrió en Tokio.
Mientras que en PR2 M1X -modalidad que no forma parte del programa paralímpico- el vasco Beñat Odriozola se quedó a las puertas de las medallas al finalizar en el cuarto puesto (10:55.23), a 13 segundos del bronce del alemán Paul Umbach.