La lucha constante por superarse es una de las cualidades principales de Joel Martín, un guerrero desde que nació. Era sietemesino, pesaba apenas un kilo y los médicos les comunicaron a sus padres que tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir, pero el pequeño se aferró a la vida en los casi tres meses que pasó en la incubadora. Desde entonces no ha dejado de pelear por conseguir sus objetivos. Hoy, su batalla la traslada al tapiz, donde se desenvuelve con desparpajo y una gran fortaleza mental. Apenas lleva dos años y medio compitiendo a nivel internacional y se ha colado entre los mejores taekwondistas que competirán en los Juegos Paralímpicos de París.
“Jamás me rindo ante ningún reto, en casa me explicaron que mi camino sería duro, y más aún, teniendo una discapacidad, pero con valentía, siempre estuve preparado para superar cualquier obstáculo”, recalca el joven de Badia del Vallès (Barcelona). Le falta el antebrazo derecho, aunque nunca supuso una rémora. “Al principio tendíamos un poco a la sobreprotección, pero nos dimos cuenta de que era un error, él sabía desenvolverse en su día a día, era muy independiente y cabezota, no quería que le ayudásemos”, confiesa su padre, Kiko Martín.
“Alguna vez me dijeron que no llegaría a nada porque me faltaba una mano. Tuve una época en la que me sentía inferior, mi autoestima era muy baja, por eso no quería ayuda, quería demostrar que podía hacer las cosas solo, aunque me costase más o las hiciera de forma diferente”, agrega Joel. Practicó natación, hípica o escalada, hasta que su progenitor lo apuntó a kárate para que pudiera defenderse de aquellos que se metieran con él. “No me gusta la violencia, sí las artes marciales, pegar solo en el tapiz. Hubo gente que se metía conmigo, pero no sufrí bullying, al contrario, en mi pueblo soy muy querido. Ya no solo está Sergio Busquets como deportista ilustre que creció allí, también me conocen a mí por mis éxitos”, dice entre risas.
En kárate se quedó en cinturón azul y en tres años acumuló medallas en Cataluña y a nivel nacional. Hasta que un día, con 12 años, mientras levantaba la rueda delantera de su bicicleta en un parque cercano a casa, se acercó a él Toni Toledo, entrenador de Joel González -oro olímpico en Londres 2012 y bronce en Río de Janeiro 2016-, y le instó a que probase el taekwondo. “Al principio no quería porque me daba miedo no encajar en un sitio nuevo. Pero este deporte me atrapó, sobre todo, el tirar patadas y hacer combates más tácticos. Me encantó, sabía que era lo mío”, asegura.
Se fue forjando entre el Club Toledo Dong Yang y el CAR de Sant Cugat (Barcelona), bajo las órdenes de Toni Toledo y de Javier Agudo, midiéndose a los mejores en campeonatos convencionales “frente a gente sin discapacidad, algo que me ha permitido ser mejor. Me fijo mucho en compañeros como Hugo Arillo o Joan Jorquera, con el que he compartido entrenos e intento parecerme a él, me gusta la inteligencia que tiene en los combates. También está siendo importante en mi crecimiento Marc Gracian, quien ahora me hace de sparring”.
Ha experimentado una vertiginosa progresión en los últimos años, desde su estreno internacional con un quinto puesto en el Europeo de Estambul (Turquía) en 2021. Su primera medalla fue un bronce en la Copa Presidente de Albania en 2022 y sumó varios metales en 2023: bronce continental en Rotterdam, bronce en la Copa Presidente de Turquía y platas en el Grand Prix de México y en el torneo oceánico en Australia. Y este año se llevó un bronce en el Europeo de Serbia y lució en el pecho su mayor premio, el oro del Preparalímpico de Sofía (Bulgaria) que le otorgaba una plaza para los Juegos de París en categoría K44 -58 kilos.
“Fue una alegría tremenda, un cúmulo de emociones, cumplía un sueño que llevo persiguiendo desde que empecé en este deporte. Soy un chico duro que no suele derramar lágrimas, pero ese día lloré cuando llamé por teléfono a mis padres. Todavía no he asimilado que estaré en el mayor escenario deportivo, era inimaginable hace poco, todo me ha venido de golpe. Tengo presión y responsabilidad por lo que represento, pero estoy listo para hacer un buen papel”, subraya. Con 60 kilos contenidos en un cuerpo espigado y fino (1,75 metros), a sus 20 años Joel no se pone límites, tiene ganas de seguir mejorando.
“Soy un taekwondista conservador, de contraataque, prefiero esperar a que el rival falle, aunque depende del competidor que tenga enfrente. Mi punto fuerte es la potencia en las piernas, la velocidad y la capacidad para gestionar los problemas que van surgiendo en el tapiz, y debo mejorar en los bloqueos y en los movimientos. Suelo puntuar más con la patada frontal de empuje (miro chagui) o con la patada semicircular al tronco (bandal chagui)”, explica. En el Grand Palais de París coincidirá con otra española, Dalia Santiago: “Compartirlos con ella me hace feliz, es un gran apoyo. También vamos a darlo todo por Gabriel Amado y por Álex Vidal, que no pudieron clasificarse”.
Es uno más entre los debutantes de la expedición española, pero es inevitable que su trayectoria en este ciclo genere unas expectativas optimistas. En la capital francesa tendrá que lidiar con duros rivales como el israelí Asaf Yasur o el turco Ali Can Ozcan. “El resto son asequibles. Soy joven, llevo poco tiempo y es mi estreno en unos Juegos, voy a disfrutar, sin presión, pero con ambición, sin renunciar a nada. La medalla está a mi alcance, sueño con ella, sé que es difícil, pero no imposible. Si no la consigo, al menos espero quedarme satisfecho con el trabajo realizado. Y después, a pensar en el oro en Los Ángeles 2028”, concluye Joel Martín, un joven con la lección aprendida, la de aceptar los golpes y no rendirse jamás.
JOEL MARTÍN
Joel Martín Villalobos (Barcelona, 2004). Taekwondo. Bronce europeo, cuenta con diez medallas internacionales. Debuta en unos Juegos Paralímpicos.
1.- Defínase con tres adjetivos.
Luchador, soñador y constante.
2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?
Una colonia.
3.- ¿Tiene algún talento oculto?
Conduciendo karts.
4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?
Teletransportarme.
5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?
Miedo a no dar la talla en la vida y en el deporte.
6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?
Los espaguetis a la carbonara.
7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?
A la playa o a un mirador para contemplar la ciudad.
8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?
A mi amigo, Marc Gracian.
9.- ¿En qué animal se reencarnaría?
En un guepardo.
10.- Una canción y un libro o película.
‘El patio’, de Pablo López. Y película, ‘Tres metros sobre el cielo’.