Con una estirada perfecta desde la calle 4 en los últimos metros y clavando cada palada como un poseso para adelantar a varios palistas, Juan Valle ha conquistado el oro mundial, el ansiado metal, el más preciado en sus cinco años de carrera en paracanoe, modalidad que le brindó una segunda oportunidad tras una lesión de espalda que le provocó daños en el nervio ciático y una parálisis en el pie izquierdo. El extremeño se ha proclamado campeón del mundo en kayak KL3 200 metros sprint.
Lo ha hecho tras firmar una remontada espectacular en el lago Banook de la ciudad canadiense de Halifax y a pesar de una lesión en el codo izquierdo que venía arrastrando en las últimas semanas. “Ha sido la carrera perfecta, no me lo creo, es increíble”, decía nada más acabar la prueba. De hecho, cuando rebasó la línea de meta se dirigió a sus rivales diciéndoles que él había sido segundo. Pero los jueces analizaron las imágenes de la foto-finish y el emeritense aparecía en las pantallas como ganador, aventajando en dos décimas al británico Robert Oliver -bronce en los Juegos Paralímpicos de Tokio- y en ocho al australiano Dylan Littlehales.
Soplaba el viento y el termómetro marcaba 23 grados cuando los nueve mejores piragüistas de la categoría aparecían en el agua para luchar por las medallas. Valle era el más veterano -44 años-, pero no el que más experiencia tiene en competición internacional. Había entrado en la final de forma directa tras ganar su serie el miércoles, advirtiendo a sus rivales del nivel en el que se encontraba. La ausencia del ucraniano Serhii Yemelianov, doble campeón paralímpico y varias veces del mundo, aumentaba sus posibilidades de subir al podio. Eso sí, no había margen de error.
A su izquierda, el británico salió fuerte para liderar la prueba, con el extremeño entre los cinco primeros ya desde el inicio. Valle supo regular y dosificar esfuerzos para no gastar demasiado antes de afrontar los últimos metros. Sin perder el ritmo firmó una carrera de resistencia y de habilidad táctica. En el tramo final clavó la hoja de la pala en el agua con furia, apretó los dientes y adelantó a Robert Oliver y a Dylan Littlehales sobre la meta para llevarse la presea dorada con un tiempo de 41.68 segundos. Cuando supo el resultado alzó los brazos al cielo y soltó un grito de liberación.
El suyo es el oro de la perseverancia, la disciplina y el trabajo. Lo sabe bien el palista del Iuxtanam Mérida, que nunca dejó de creer en su potencial cuando en los primeros años se quedaba a las puertas de las medallas en cada competición internacional. La inercia empezó a cambiar el curso pasado en el Mundial de Copenhague (Dinamarca) con un bronce. Antes, en 2020, fue plata en la Copa del Mundo de Szeged (Hungría), competición en la que este año también ganó el oro en Poznan (Polonia).
“No tenía buen feeling, venía con una tendinitis en el codo que no me dejaba entrenar en el último mes. Pero las sensaciones en estos días en la pista eran buenas y en la final tuve buen contacto con el agua. No tenía claro que había ganado, aún no me lo creo. Sin el apoyo de mi club y del grupo de paracanoe, que hay mucho trabajo detrás, de la Fundación Jóvenes y Deporte de Extremadura, sin olvidarme de mi familia, no lo habría conseguido. Estoy súper feliz, intentaré asimilarlo y celebrarlo”, ha explicado.
Se convierte así en el segundo español en proclamarse campeón del mundo tras el sevillano Javier Reja, que lo consiguió en 2013 en canoa. Por su parte, el balear Adrián Castaño logró una meritoria sexta posición en KL1 con 57.71 segundos. Este sábado también disputará finales Higinio Rivero en VL2, Reja y Adrián Mosquera en VL3, así como Inés Felipe en KL2.