Con las pistas de atletismo aún cerradas, el actual récord del mundo en categoría F12 entrena con el artefacto junto al mar.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
La necesidad agudiza el ingenio y en tiempos de confinamiento por el Covid-19 afloran iniciativas en los deportistas para entrenar sus respectivas disciplinas. Es el caso de Héctor Cabrera, que primero tiró de creatividad para construir un pasillo y una lona de lanzamiento de jabalina en su casa y, ahora recupera poco a poco su rutina al aire libre haciendo volar su artefacto junto al mar en la playa de Gandía (Valencia).
“Me siento libre, es una gozada pisar la arena y notar en la cara el viento y la brisa marina”, ha asegurado el actual récord del mundo en categoría F12 para atletas con discapacidad visual. Empezó el nuevo curso con brío y fuerzas, estirando el gran momento que alcanzó el pasado mes de noviembre en Dubai, donde conquistó la plata en el Mundial. Había arrancado motivado y dispuesto a pelear por una medalla en los Juegos Paralímpicos de Tokio, que fueron pospuestos a 2021 por la crisis sanitaria del coronavirus.
“Hasta que no se supo que se aplazaban tenía mucha incertidumbre y le daba vueltas a la cabeza. Cuando se anularon todas las competiciones acepté la situación y modificamos la línea de trabajo que llevábamos, optamos por seguir una fase de mantenimiento. Comencé a entrenar con botellas de agua hasta que el Comité Paralímpico Español me envió un lote de pesas y una barra”, ha relatado. El de Oliva dio un paso más en su preparación y se reinventó construyendo en su domicilio una original pista para lanzar junto a su pareja, la también atleta Ainhoa Martínez.
“Con la ayuda de mis familiares habilitamos en el jardín un pasillo de lanzamiento que finalizaba en una lona en la que estrellamos unas pelotas de goma de entre 800 gramos y un kilo y medio con el objetivo de seguir entrenando la técnica e imitar ejercicios que se le acerquen lo máximo posible a lo que hacemos normalmente sobre el tartán”, ha explicado. Y desde hace unos días, aprovechando su condición de Deportista de Alto Nivel (DAN), Cabrera ha establecido en la playa de Gandía su nuevo lugar de trabajo.
“En la fase 1 de la desescalada ya podríamos acudir a pistas de atletismo con permisos, pero hemos decidido que para qué ponernos en riesgo de contagio cuando no tenemos a la vista competiciones ni objetivos concretos. El ayuntamiento nos dio autorización para lanzar los artefactos y las sensaciones están siendo muy buenas. Al principio la policía vino a preguntarnos qué estábamos haciendo porque no sabía quiénes éramos. También la gente que pasea por allí se sorprende al vernos, es algo diferente y raro”, ha comentado entre risas.
Bajo la supervisión de su entrenador, Juanvi Escolano, el valenciano ha retomado el contacto con la jabalina casi dos meses después. “Aunque no es lo mismo que hacerlo en la pista, me sirve para entrenar un poco la técnica”, ha apuntado Cabrera, que el año pasado batió el récord mundial en su categoría con 64,89 metros. “Antes del confinamiento estaba cerca de la barrera de los 60 metros con apenas un mes de entrenamientos, continuaba con el buen estado de forma del año anterior. Ahora no me preocupan las marcas porque no tenemos objetivos inmediatos”, ha añadido.
De momento, no hay prevista ninguna competición nacional o internacional de atletismo este año, así que el atleta del Club de Correr El Garbí asume que esta temporada “será de transición, la idea es mantener la forma y divertirme con lo que hago. Eso sí, el objetivo no cambia, el reto es llegar fuerte y preparado a los Juegos Paralímpicos de 2021 y subir al podio”, ha apostillado.