Novel y con escaso rodaje internacional, pero osada, ambiciosa, tenaz y con talento. La selección española de rugby en silla está en crecimiento constante y lo ha demostrado en su primer test de gran nivel, el Europeo B en Skien (Noruega), donde ha logrado una quinta posición y se ha quedado a las puertas del ascenso a la máxima categoría. Los ‘leones’ sobre ruedas se han ganado el respeto en el Viejo Continente tras tumbar a varios rivales y plantarles cara a otros en los que este deporte lleva tiempo arraigado.
Su bautismo fue en 2019 en el Europeo C con cuatro derrotas. En estos tres años ha experimentado una enorme progresión. Mucho ha tenido que ver el aumento de clubes -ya hay ocho- que integran la Liga. Esta modalidad, que es una mezcla entre rugby, baloncesto y balonmano, y se juega con un balón de voleibol para que su manejo sea más fácil, está cada vez más al alza en España, practicado por gente con tetraplejia, parálisis cerebral, triples amputaciones y personas con grandes discapacidades.
“Veníamos al torneo como el rival más débil, pero hemos competido ante selecciones que nos llevan como mínimo entre 15 y 20 años de experiencia, hemos sido el único país que ha peleado de principio a fin cada partido”, recalca el coordinador nacional, David Campón, uno de los artífices para que esta disciplina se haya asentado. Los pupilos de Nicolás Coste llegaban al campeonato cargados de ilusión y de confianza para pelear con tres rivales que cuentan con un gran bagaje en pruebas continentales.
España quedó encuadrada en el grupo de la muerte con Austria, Polonia y las dos máximas favoritas y a la postre finalistas, Holanda e Israel. En el estreno salió sin complejos para poner contra las cuerdas a los austriacos, aunque cedió por un ajustado 60-62. “Fue un partido intenso, peleamos hasta el final, conseguimos forzar dos prórrogas y en algún momento nos pusimos por delante. Tuvimos mala suerte, fue un golpe duro, ya que implicó un desgaste físico y emocional importante”, relata Marc Subirón, uno de los referentes.
Al día siguiente llegó el primer triunfo en competición oficial, frente a Polonia (46-38), número 14 del ranking mundial y que llegaba tras descender del Europeo A. “Ganamos de forma sólida, haciendo nuestro juego, con la fuerza del banquillo y rotando con varias ‘lineups’ que nos permiten tener mucha agresividad en defensa y diferentes opciones en ataque”, cuenta el jugador barcelonés.
En la tercera jornada los ‘leones’ afrontaron un doble compromiso ante las máximas aspirantes al ascenso. Ante Holanda no tuvieron opciones (31-54), pero con Israel se quedaron muy cerca de dar la sorpresa (42-43). “Holanda juega a un nivel superior y sabíamos que no podíamos ganar, aunque competimos bien los tres primeros periodos. Con Israel era un partido a vida o muerte y perdimos de un solo punto. A nivel emocional fue duro porque lo tuvimos en nuestras manos, ellos supieron gestionar mejor los últimos instantes y nos quedamos en la orilla”, añade.
Ya sin opciones de optar a una de las tres plazas para subir de categoría, el reto de España era terminar en la quinta posición. Para ello debía superar dos escollos más. Primero venció con solvencia a Suecia (53-37), que figura en el Top 13 mundial, y luego volvió a ganar a Polonia (45-42) en un partido muy igualado que se resolvió en el tramo final. “Esto muestra el nivel y la progresión que llevamos. Teníamos el objetivo de ganarnos el respeto de los rivales y lo hemos conseguido. Esperamos cosechar éxitos para el rugby en silla español”, apostilla Subirón.
Junto a él han destacado sus compañeros del BUC Universitari, Christian Javier Páez, Javier Quiles, Juan Tijan y Marta Llauradó Gómez, Oriol Monrás, Pau Navarro y Pau Obregón (Spartans Granollers), Edgar Escolán y Unai Gonzalvo (Adapta Zaragoza) y Demetrio González (CAAD Sevilla Quad Rugby). “Ha sido un reporte positivo, hemos acabado con tres victorias y con tres derrotas, pero con la sensación de que podríamos haber optado a mucho más. Somos los más inexpertos y estamos contentos porque el trabajo previo se ha visto reflejado en la cancha, así que a seguir luchando para los próximos eventos”, puntualiza Escolán, uno de los capitanes.
“Si nos basamos en el análisis resultadista, podemos pensar que no ha ido bien porque no hemos conseguido el ascenso. Pero si hacemos un análisis transversal de nuestra selección, tenemos que entender que se creó en 2018 y un año después disputó un Europeo C quedando última con un diferencial de marcador abultado a excepción del último partido. Así que hay que estar satisfechos con el trabajo realizado, somos un equipo joven, el último país en incorporarse al circuito de competición internacional”, explica David Campón. El rugby en silla español ya asoma la cabeza en la élite y promete dar guerra en los próximos años.