‘Insistir, persistir, resistir, nunca desistir’, con ese lema afronta cada batalla en su vida Nacho Fernández. No importan los obstáculos o las veces que se caiga, él nunca se rinde. Lo lleva haciendo desde los 11 años cuando tuvieron que amputarle la pierna izquierda tras sufrir un accidente. El deporte ha sido el faro que ha guiado su camino, primero como ultrarunner y futbolista entre muletas, y ahora como volantista en silla de ruedas. El gallego acaba de conquistar un bronce en el Mundial, acabando así con una sequía de más de una década sin medallas para el bádminton español en esta competición.
Empezó a golpear el liviano volante de plumas de ganso hace menos de cuatro años al abrigo del Club Athlos de Ourense. Venía de hacer goles con la selección española de fútbol para amputados, con la que retomó su pasión por el balón unos años después de perder la pierna. “Lo pasé mal, cuando me dieron la noticia se te vienen muchos pensamientos a la cabeza, tenía que dejar de hacer deporte, correr o caminar, estaba hundido y no tenía ganas ni de comer”, confiesa. Un viaje en 2006 a Barcelona gracias a la Fundación Andrea le devolvió la sonrisa al cumplir un sueño, conocer a su ídolo, el brasileño Ronaldinho.
Aquello le dio alas para volver a jugar al fútbol. “Lo hacía con los amigos como portero, pero en la silla de ruedas, y como ocupaba mucho, paraba bastante -ríe-. Luego, con muletas conducía la pelota y regateaba, se me daba bien. Un día me llamaron para hacer unas pruebas en el CAR de Sant Cugat y así comencé con la selección española, con la que jugué el Mundial de México en 2018, en el que llegamos hasta cuartos de final, fue una experiencia brutal”, relata.
Sin embargo, ese año probó el bádminton en el club de su ciudad y quedó embelesado. “Este deporte me atrapó, es algo mágico y disfruto mucho. Al principio lo practicaba en una silla convencional y poco a poco fui mejorando hasta ser campeón de España, competir a nivel internacional y clasificarme para un Mundial”, recalca. Este curso estrenó su palmarés con un bronce en el Open de Vitoria y un oro en el Open de Irlanda, unos resultados que le granjearon una plaza en categoría WH2 para el campeonato del mundo en Tokio.
En individuales y en dobles masculino no tuvo suerte, pero la fortuna sí le sonrió en dobles mixto junto a la austriaca Henriett Koosz al colarse en el podio con un bronce. “Esta medalla supone un logro personal muy importante dado que a finales de la temporada pasada no acababa de encontrarme con el bádminton, había pasado una etapa en la que no disfrutaba, iba a entrenar con poca motivación y los entrenos no salían bien, planteándome dejar este deporte ya que lo psicológico podía mucho. Pero es mi pasión, a pesar de los duros momentos siempre continué sin ceder, las cosas fueron mejorando y retomé los entrenos en en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva (CGTD) con muchas ganas”, cuenta.
La competición en el Yoyogi Stadium no arrancó bien ya que la dupla hispano-austriaca perdió por 13-21, 21-19 y 17-21 frente al onubense Paco Motero y la turca Narin Uluc. En los dos siguientes encuentros se resarcieron con triunfos ante los británicos Owen Kilburn y Sharon Jones-Barnes (21-10 y 21-5) y los canadienses Mikhail Bilenki y Yuka Chokyu (21-7 y 21-9). En cuartos de final superaron a los indios Shashank Kumar y Ammu Mohan por 21-15 y 21-5 para asegurar el bronce. En las semifinales cayeron con los surcoreanos Choi Jungman y Lee Sun Ae (9-21 y 12-21).
“Un bronce mundial me da mucho ánimo y me vuelve a meter de nuevo el gusanillo tan necesario en deporte, tras una racha complicada te hace volver a sentir fuerte y disfrutar de lo que te gusta. Este triunfo se lo dedico a mis padres por inculcarme los valores de perseverancia, trabajo, y lucha entre otros muchos que me llevan a estar aquí. También al Club Atlhos esto no hubiese sido posible sin su apoyo, a las federaciones gallega y española, a Núria Fernández, Rafa Vázquez, Manu Brea, a los jugadores del club y a toda la gente que en algún momento me ha animado”, añade.
La de Nacho Fernández es la séptima medalla española en mundiales: Alfonso Otero fue bronce en 2005 en Taiwán, Vicente Henares plata en 2007 en Bangkok (Tailandia), Guillermo Lama bronce en 2009 en Seúl (Corea) y en 2011 en Guatemala Simón Cruz fue plata, mientras que Juan Antonio Ramírez y Sofía Balsalobre ganaron un bronce. El jugador asturiano inicia con ilusión el trayecto hacia los Juegos Paralímpicos de París 2024, su gran objetivo: “Buscamos la mejor posición posible en el ranking -ahora es el número 16- de cara al próximo año donde ya comienza esa carrera de fondo y los campeonatos comienzan a puntuar para ese sueño complicado, aunque nos dejaremos cada gota de sudor para una posible clasificación”.
Muy cerca del podio se quedó Paco Motero en dobles mixto. El andaluz, formando pareja con la otomana Narin Uluc, pasó como primero de grupos con tres victorias, pero en cuartos se topó con el italiano Yuri Ferrigno y con la peruana Pilar Jauregui (15-21 y 13-21). “El Mundial, en cuanto a resultados, no ha sido bueno. Esperaba en individual meterme en cuartos, tampoco lo conseguí en dobles masculino y en dobles mixto me quedé a las puertas de las medallas, así que hay ser positivo, voy por el buen camino. El año próximo será bonito con muchos torneos, también súper duro porque es año preolímpico, no habrá prueba fácil, así que habrá que seguir trabajando”, explica.
Por su parte, Cristina Sánchez de Lechina alcanzó los cuartos de final en su debut en categoría SU5 (discapacidad en las extremidades superiores), ganó a la zambiana Josephine Zulu (21-14 y 21-12), pero no pudo hacer nada ante la danesa Cathrine Rosengren (6-21 y 6-21). Y el también granadino Iván Segura, de 17 años, fue eliminado en la fase de grupos en categoría SH6 (deportistas de baja estatura) y en dobles mixto. El curso finalizará este mes con el Internacional de Perú y a partir de 2023 arranca el contador de puntos hacia París 2024.