De gran envergadura y brazos infinitos, tiene el instinto de la canasta en la cabeza. Ignacio ‘Pincho’ Ortega, genio precoz e ilusionista con el balón, es uno de los jugadores con mayor proyección a nivel mundial y una de las joyas de la nueva hornada que empieza a alzar la voz en el baloncesto español en silla de ruedas. A sus 20 años ha roto amarras para dejar de ser una promesa y convertirse en una realidad. Subcampeón de la liga universitaria con Alabama, bronce en la Champions Cup con el CD Ilunion y oro en el Europeo sub 22 aderezado con el MVP del torneo, ahora abrocha su gran temporada con los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Con paciencia, ha sabido esperar la oportunidad sin dejar de progresar. La recompensa, una plaza entre los 12 elegidos por el técnico nacional Óscar Trigo para la cita en la capital japonesa. “Estoy en una nube, formar parte de este equipo es un privilegio, me lo he ganado con mi rendimiento en la cancha. Lo afronto con muchísimo entusiasmo y ganas, con la mentalidad preparada para aportar mi juego. Quiero dejarme la piel en cada minuto que dispute o esté en el banquillo. Esto es un sueño hecho realidad”, asegura el joven madrileño.
Ese anhelo comenzó a labrarlo cuando apenas era un crío y se sentó por primera vez en una silla para jugar al baloncesto en el Club Alcobendas. Antes había probado el esquí, el pádel, el tenis o el piragüismo a través de la Fundación También. “El basket me llegó al corazón, me daba algo diferente al resto y me ayudó a sacar el alma competitiva que llevaba dentro”, comenta Ortega, que nació sin ambas piernas de rodilla hacia abajo. Aquello no fue obstáculo para poder practicar deporte desde que era pequeño.
“Mis padres, en lugar de lamentarse, normalizaron la situación, no me metieron en ninguna burbuja y buscaron las mejores opciones para mejorar mi calidad de vida. Con ocho meses ya llevaba prótesis y así me conocieron mis amigos, por tanto, para mí no ha sido algo traumático porque desde chico he vivido lo mismo. De niño era igual de pillín que ahora, súper activo y liante, pero siempre con una sonrisa”, cuenta ‘Pincho’, apodo que le pusieron en la cuna del hospital. “Hacía mucho calor y cuando mi madre me quitó la ropa estaba tan rojo que mi tío me comparó con un pincho moruno, y ya se quedó ese sobrenombre”, relata entre risas.
Entre los 12 y los 15 años creció en Virginia (Estados Unidos) junto a su familia, cuando destinaron allí a su padre, que es militar. No tardó en brillar en la pista, ya que fue nombrado MVP y ganó con el Richmond Sportable Spokes la Liga de High School. Varios entrenadores quisieron reclutarlo para sus equipos, pero a su puerta llamó el CD Ilunion, club en cuya escuela se había formado. “José Manuel Artacho me dio la oportunidad y no lo pensé dos veces, mi sueño era entrenar al lado de los gemelos Pablo y Alejandro Zarzuela, de Terry Bywater o Bill Latham, gente que me inspira, me ayudaron a formar al jugador en el que me he convertido”, afirma.
Entre Ilunion y Alabama
En el primer curso cosechó el triplete -Copa, Liga y Champions League- y en el segundo ganó la Copa del Rey. Para él fue como un máster: “En este club aprendes en una semana lo que en cualquier otro tardarías tres años. Estar rodeado de los mejores al principio daba vértigo, tuve el mejor proceso de aprendizaje posible”. Sin embargo, volvió a cruzar el charco para continuar su formación académica y carrera deportiva en la Universidad de Alabama. “No podía rechazar la oferta, en Estados Unidos tienen bien ligados los estudios y el deporte de élite, es otro nivel, nos ayudan a compatibilizar la vida deportiva con la académica. Te cambian fechas de exámenes o clases para que no interfieran en tus entrenamientos o competiciones. En España deberíamos aprender de ellos”, reconoce este estudiante de Relaciones Internacionales.
El ala-pívot ya ganó en 2019 el campeonato universitario y al igual que ocurre en la NBA, recibió un anillo personalizado con su nombre. Este año se quedó cerca de repetir título y luego pudo enrolarse de nuevo en las filas de Ilunion para acabar la temporada a un gran nivel, siendo terceros en la Champions Cup y en la Copa del Rey. Esa dinámica positiva continuó en junio en el Europeo sub 22 en Lignano-Sabbiadoro (Italia), un torneo en el que descargó todo el talento que atesora para guiar a España al oro con una actuación sublime. En la final ante Alemania firmó un doble-doble con 35 puntos y 28 rebotes, siendo el jugador más valioso y con mejores promedios en anotación (25.3 puntos), rebotes (15.5) y asistencias (5).
“Fue increíble, arrasamos y disfrutamos como una familia en la cancha. En mi primer Europeo quedamos séptimos y en el segundo fuimos bronce en 2018, sabíamos que este era nuestro momento para salir campeones. Demostramos que España tiene cantera y posibilidades de tener éxito en el futuro como lo hicieron los juniors de oro hace 13 años, que no han parado de ganar medallas. El relevo generacional está asegurado si trabajamos como lo estamos haciendo”, sostiene ‘Pincho’, un deportista con capacidad de intimidación, que despliega mucha energía y que evoluciona hacia jugador total, repartiendo y creando juego y también culminándolo bajo el aro.
Cualidades por las que Óscar Trigo le ha incluido en la lista de 12 convocados para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Ya debutó con la absoluta en el Mundial de Hamburgo en 2018, aunque un año después se quedó fuera del plantel para el Europeo de Polonia en el que España ganó la plata. “Fue doloroso y difícil de asumir, pero aprendí, eso no hizo que me hundiera, sino todo lo contrario, trabajé al máximo para ponerle las cosas fáciles al entrenador a la hora de tener que elegirme. Estoy listo para jugar y aportar lo que sé, ya sea como organizador o peleándome con los grandes en la pintura. Aunque tengo claro que no soy un referente, con la gente que tenemos, pocos tiros me van a tocar, pero aprovecharé los minutos que tenga para ayudar”, dice con humildad.
España, que ya fue plata en Río de Janeiro 2016, se medirá en la primera fase a Turquía, Colombia, Corea, Canadá y Japón. “Los grupos que en teoría parecen fáciles son trampas, porque al principio respiras un poco, pero en el cruce de cuartos de final te espera un ‘coco’ del otro grupo y si no ganas te vas para casa. En este caso, nos tocaría Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Australia o Irán, selecciones muy potentes. Si jugamos nuestras cartas al resto les costará derrotarnos. Somos un equipo muy fuerte al que otros países temen, así que vamos a por todas, a por el oro”, cierra ‘Pincho’ Ortega, un jugador de puro presente y futuro.