“Llevo 18 años persiguiendo unos Juegos, no será muy difícil esperar 500 días más para lograrlo”, dice la capitana de la selección española de baloncesto en silla de ruedas.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
El aplazamiento de los Juegos Paralímpicos de Tokio a 2021 trastocó los planes de muchos deportistas que se encuentran en la fase final de sus carreras. Uno de esos casos es el de Sonia Ruiz, a quien el reloj de arena aprieta por su edad -cumple 39 años en mayo-. La capitana y alma máter de la selección española de baloncesto en silla de ruedas estaba meditando dejar de competir tras la cita en la capital japonesa, pero tiene claro que estirará unos meses más su actividad para alcanzar el objetivo por el que lleva tanto tiempo peleando.
España consiguió el billete tras ser cuarta en el Europeo de Rotterdam (Holanda) el pasado verano y volverá a participar en unos Juegos tras los de Barcelona’92. “Cuando anunciaron que se posponían me fastidió mucho, fue un palo. No lo tenía muy claro, pero quizás me habría retirado después de jugar en Tokio. Llevo 18 años persiguiendo este momento, tampoco será muy difícil esperar 500 días más para lograrlo. Toca volver a empezar, aunque allí estaré, no pienso perdérmelos”, asegura.
La murciana es consciente de que la gran fiesta del deporte no podía celebrarse ante la crisis del Covid-19 que asola al mundo. “Era inviable llevarlos a cabo en estas circunstancias. Mi trayectoria deportiva es un constante ‘día de la marmota’, siempre he ido detrás de los Juegos y cuando parece que por fin los estoy tocando, se alejan de nuevo. Reconozco que me dio rabia, fue un acto egoísta por pensar en mí, pero después rectifiqué, hay mucha gente que ha perdido la vida”, recalca.
En los más de 50 días de confinamiento, Sonia, que es diputada en la Asamblea Regional de Murcia, no ha tenido tiempo para aburrirse. “Me faltan horas al cabo del día. En mi labor política no he parado de reunirme con colectivos para escuchar las necesidades de la población. Cáritas, Fundación Jesús Abandonado, Cruz Roja o Banco de Alimentos están haciendo una labor encomiable, se les ha triplicado la demanda y tratamos de sacar iniciativas para ayudarles”, apunta.
Ahora, pese a que la desescalada se abre paso en España y en cuya Fase 0 los deportistas profesionales podrán entrenarse sin restricción de horarios, la murciana continuará preparándose en casa. “Desde el primer día de la cuarentena hago cardio por las mañanas dando vueltas por el jardín y por las tardes hago ejercicios de fuerza con botellas de agua, empecé con las de dos litros y ya voy por las de detergente de cuatro litros”, dice riendo mientras espera unas mancuernas que le enviará el Consejo Superior de Deportes: “No soy una persona conformista, pero soy feliz con poco y con eso me mantendré en forma”.
Lo que más echa de menos es el contacto con la silla de juego y con el balón. “Tengo uno en casa y una canasta, pero estos días ha hecho mucho viento, vivo junto a la playa, y cuando intento lanzar se me mueve. Tampoco me gusta molestar a los vecinos, alguno me podría tirar lejía”, bromea. Desde que botó un balón por primera vez en el Hospital Parapléjico de Toledo, donde estuvo ingresada tras sufrir con 19 años un accidente de moto que le provocó una lesión medular, nunca había estado tanto tiempo sin jugar.
“Jamás he estado dos meses sin pisar una cancha, soy de las que no me lesiono. Echo mucho de menos jugar al baloncesto y mira que últimamente estaba saturada porque le dedicaba muchas horas, no solo entrenaba pensando en los Juegos de Tokio, también preparaba la parte técnica de los entrenamientos con el UCAM Murcia y llevaba la gestión del club -es jugadora, entrenadora y presidenta-. Por una parte, este parón me ha venido bien para bajar un poco el ritmo, aunque ya estoy deseando regresar y empezar a preparar la siguiente temporada”, explica.
Las tres categorías de la Liga Nacional quedaron suspendidas y el equipo murciano, que estaba clasificado para los playoffs de Primera División, se quedó sin opciones de ascender ya que los dos primeros de la fase regular, Casa Murcia Getafe BSR y Abeconsa Basketmi Ferrol, subían a División de Honor según anunció la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física. “Estoy convencida de que habríamos ganado y ascendido, pero esto nos fastidió los planes. La situación actual nos deja tocados en el aspecto económico, las empresas están recortando en patrocinios y en función de cómo nos afecte nos replantearemos el futuro, ya veremos si seguimos en la lucha para ascender o si será un año de transición”, comenta.
Ha vivido momentos difíciles y ha tenido que derribar obstáculos a lo largo de su carrera, pero nunca ha desistido gracias a su optimismo y perseverancia. Estar en Tokio 2020 es la guinda a una gran trayectoria. “Voy a por medalla, vamos a estar entre las cinco primeras. En el último Mundial demostramos nuestro carácter competitivo y el crecimiento del nivel de esta selección se ratificó en el Europeo donde fuimos cuartas, estuvimos compitiendo 30 minutos con tres potencias como Gran Bretaña, Alemania y Holanda. Nadie irá con la misma ilusión que España y si seguimos con esta dinámica positiva podemos plantarles cara a cualquiera para luchar por el bronce”, finaliza la capitana de la selección.