Susana Rodríguez, diez años de éxitos en el triatlón

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La viguesa cumple una década en un deporte en el que ha logrado 46 podios en 51 carreras, conquistando tres oros mundiales. Su próximo reto, conseguir una medalla en los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

De pedalear sobre un tándem vetusto a dominar con solvencia el ranking mundial en su deporte. Desde su debut en Gijón hasta Abu Dhabi en la última prueba que ha disputado, acumula 46 podios y 24 victorias en 51 carreras. Susana Rodríguez cumple diez años de éxitos en el triatlón, la disciplina con la que resurgió de sus cenizas tras llevarse un desengaño con el atletismo, su otra pasión. Una década en la que ha sabido levantarse una y otra vez ante las dificultades para alcanzar la cumbre. Entre sus lauros más valiosos sobresalen tres oros mundiales y dos europeos. Ahora se prepara para el gran reto: subir al podio en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021.

Siendo adolescente, aquellas piernas bisoñas volaban sobre el tartán para convertirse en campeona del mundo júnior de 100 y 400 metros lisos. De la alegría pasó a la decepción cuando por un tema burocrático se quedó sin ir a Pekín 2008 pese a tener la marca mínima. El varapalo fue tan duro que no quiso saber nada del deporte. “Llegué al triatlón por casualidad, llevaba casi dos años sin competir, había engordado un poco y solo nadaba o corría un par de días a la semana”, cuenta. Navegando por la web de la Federación Española de Triatlón vio que había un campeonato de España de duatlón en Gijón y le propuso a su amiga Iris Toral participar.

“Había sido compañera de habitación durante mi época como atleta en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva. Ella hacía triatlón, pero estuvimos un par de años alejadas del deporte por diferentes motivos y acabamos reencontrándonos en la Facultad de Medicina. Como buena amiga no dudó en acompañarme como guía, pero lo cierto es que no éramos conscientes de donde nos estábamos metiendo. El tándem que llevamos tendría 20 años y después de avanzar con él por varias calles en Santiago llegó una gran bajada y allí nos subimos. Hicimos tres kilómetros y frenamos, ese fue todo nuestro entrenamiento, fue emocionante”, recuerda.

No importaban los años de inactividad, que los cambios de la bici no funcionasen o tener que recorrer los últimos metros con calambres en los gemelos. “Me planteé aquella carrera como un reto con el único objetivo de terminar, pero me gustó tanto el ambiente que ya allí me apunté al primer triatlón. Sentí ilusión, en Asturias me di cuenta de lo mucho que echaba de menos la competición”, recalca la viguesa, que confiesa que lo suyo con esta disciplina fue amor a primera vista: “Flechazo total, me gustó ver en la misma sede reunidos a deportistas con y sin discapacidad, de diferentes grupos de edad, juniors… Es un modelo tan inclusivo que fue lo que realmente me enganchó”.

Susana Rodríguez junto a Mayalen Noriega. Fuente: Fetri

Tres oros mundiales

Susana empezó a descollar en julio de 2010 en una prueba en Londres, donde ganó su primera medalla internacional. “Había poco nivel, era una carrera importante en lo mediático ya que el paratriatlón quería entrar como deporte para los Juegos de Río 2016 y querían que hubiese representación femenina, así que nos invitaron a participar”, rememora. De los 24 oros que lucen en sus vitrinas, la gallega resalta los tres mundiales que ha conquistado. El primero fue en Auckland (Nueva Zelanda) en 2012, al que llegaba sin apenas recursos y con el tándem en una caja de cartón: “Me quedo con haber ganado una prueba cuando nadie contaba con nosotras”.

Tuvo que esperar hasta 2018 en Gold Coast (Australia) para morder su segunda presea dorada mundialista, después de trabajar mucho para adaptarse a la evolución que experimentó el triatlón. “Destaco el volver a ganar el oro tras seis años habiendo avanzado el nivel de este deporte. Los ritmos se mejoraron de forma espectacular y para ganar no podías fallar en nada. Y de Lausanne (Suiza) en 2019 me quedo con que era un circuito de bici diferente y duro y, sobre todo, con que hice muy buena carrera a pie”, subraya.

La número uno del mundo en PTVI (deportistas ciegas o con deficiencia visual) comenta que en estos diez años ha dado un gran salto “en todas las modalidades y he aprendido a gestionar la competición. Antes entrenaba mejor que competía. De la Susana de Gijón quedan muchas cosas, la más importante es que tengo la misma ilusión de siempre. El nivel ahora es mayor y, por tanto, ganar es más difícil y ajustado. No era fácil antes porque fuimos pioneras y eso también es algo difícil. Cuando el camino está abierto por otros deportistas es más sencillo al tener modelos a seguir. Los triatletas de hace una década éramos aventureros”.

Susana y Mabel Gallardo tras granar un campeonato. Fuente: Fetri

En su camino hacia la élite ha tenido tres guías que han sido sus ojos en el agua, en el tándem y sobre el asfalto. “De Mayalen Noriega aprendí muchas cosas del triatlón y del deporte en general, era muy buena ciclista. Mabel Gallardo me ayudó a convertirme en una triatleta más equilibrada en todos los sentidos, con ella mejoré las transiciones y me divertí muchísimo, hoy día es una gran amiga. Y con Paula García aprendí a sufrir corriendo a pie, es una persona que da todo lo que tiene el día de la competición. Con todas ellas he vivido grandes experiencias y son personas a las que tengo aprecio porque al fin y al cabo cuando compites con un guía le das mucha confianza”, apunta. Precisamente, con Paula estuvo las dos últimas temporadas, en las que consiguió dos mundiales, pero sus caminos se separaron a comienzos de este año.

“Los cambios son complicados. Para que un equipo funcione bien y dure en el tiempo tiene que hacerlo la parte deportiva, pero tiene que haber un compromiso muy grande por todas las partes. Si por algún motivo la confianza se debilita y más en nuestras circunstancias, que implica que vivimos en diferentes lugares, mi experiencia me ha enseñado que lo mejor es cambiar. Los resultados son muy importantes, pero hay muchos aspectos que se colocan en la balanza y antes que nada quiero disfrutar del deporte”, explica. Su nueva ‘lazarillo’ es Sara Loehr, con la que ya estuvo varios días entrenando en los Emiratos Árabes Unidos justo antes de que estallase la pandemia de la Covid-19.

“Ha competido en triatlón profesional y se dedica a esto. Conviviendo con ella me aportó muchas cosas del día a día que he de tener en cuenta. Es muy hábil en la bici y somos de igual altura, por lo que corriendo nos adaptamos muy bien. En Abu Dhabi hice mi mejor tiempo de siempre en 5.000 metros y los mejores watios de bici, así que las sensaciones son buenas”, afirma. Otro pilar en su día a día es Celso Comesaña, quien le acompañó en el Mundial de atletismo el año pasado en Dubai, donde logró una plaza en los 1.500 metros para Tokio 2021. “Él ha sido clave en mi evolución en la carrera a pie en los dos últimos años, una parte importante de los dos títulos mundiales que conseguí es suya”, dice.

Susana Rodríguez y Paula García tras ganar un Mundial. Fuente: ITU

Este año sus planes se han visto trastocados por el coronavirus y como doctora en el Clínico de Santiago de Compostela ha vivido la batalla contra la pandemia en primera línea. “El principio de 2020 no ha sido fácil pues he tenido que afrontar varias situaciones inesperadas. Por suerte, junto a gente de mi máxima confianza he ido tomando decisiones que en cada momento he ido creyendo como las mejores. Trabajé en un programa de atención telefónica a posibles pacientes con coronavirus creado por el Servicio Gallego de Salud. Todo el mundo en el hospital trabajaba por la misma causa y formamos un gran equipo. A la gente que se está relajando le diría que este problema no va solo con los mayores. Es una cuestión de sociedad y protegerse es esencial, hay que ser responsables y tener sentido común”, zanja.

Susana ya cuenta las horas para volver a ponerse el dorsal. La primera oportunidad podría llegar el 23 de agosto en el campeonato de España en Pontevedra. La Federación Internacional de Triatlón también ha anunciado dos pruebas para octubre, las Series Mundiales en Montreal y la Copa del Mundo en Alhandra (Portugal), pero la triatleta viguesa recela de su celebración: “Tengo ganas de competir, pero dudo que estas pruebas puedan salir adelante. A día de hoy Canadá no tiene la frontera abierta para los españoles y es probable que no puntúen para el ranking. Hay rivales que ya me han comentado que este año no correrán”.

Las fechas de los Juegos Paralímpicos han cambiado, pero no su objetivo. Hace cuatro años en Río 2016 logró un quinto puesto y en la magna cita de Japón buscará la única medalla que le falta en su palmarés. Además, puede hacer historia participando en triatlón y en atletismo. “Me lo merezco y creo que podría hacerlo bien en ambos, priorizando siempre el triatlón. No miento si digo que va a ser un camino difícil, aunque como siempre he hecho, estoy dispuesta a luchar hasta el final”, apostilla.

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