«Sigo dando guerra, me encanta competir», dice la deportista española más laureada de la historia, que se prepara en el CAR de Sierra Nevada.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
De niña, Teresa Perales odiaba el agua y no sabía nadar. A los 19 años, una neuropatía la dejó en silla de ruedas y fue cuando comenzó a acercarse a la natación. La primera vez se lanzó a la piscina con un chaleco salvavidas y pronto empezó a despuntar hasta convertirse en la deportista española más laureada. A sus 43 años se prepara para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, aunque antes afrontará un nuevo reto: el Mundial de Londres, en el que quiere seguir ampliando su excelso palmarés (19 preseas en mundiales y 33 en europeos).
La nadadora zaragozana es sinónimo de trabajo, tesón, ambición y alegría. Con positivismo encara su quinto campeonato del mundo, al que llega en un gran estado de forma tras su concentración durante julio y agosto en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, a 2.320 metros de altura. «La preparación ha ido muy bien, estoy con ilusión y con buenas expectativas. Entrenar en altitud va genial para la fuerza explosiva y el rendimiento mejora cuando bajamos», ha explicado.
Lo peor durante su estancia en territorio granadino es estar aislada de su familia durante tanto tiempo. «Está siendo difícil, pero hay que hacer un sobreesfuerzo, estamos en un momento muy importante porque en este Mundial se decidirá el cupo de plazas que tendrá España en los Juegos y como eso se consigue solo logrando oro y plata, pues vamos con la idea de dar el do de pecho para obtener el máximo número posible», ha asegurado.
Para Perales, la competición en Londres «será muy exigente ya que es previa a los Juegos. Será distinto al Mundial de Ciudad de México de 2017 en el que faltaron muchos países por miedo a más terremotos y por el cambio de fecha. No nos atrevemos a hacer una quiniela porque es complicado, no sabemos que nos vamos a encontrar. Regresan los rusos, que llevaban tiempo sin participar por la sanción y los chinos, que siempre están presentes a última hora».
La deportista aragonesa está inscrita en las pruebas de 50 libre, 50 espalda y 50 mariposa categoría S5. «Son las tres en las que tengo más posibilidades de sacar un buen resultado. También nadaré algún relevo siempre y cuando el seleccionador cuente conmigo. Me veo mejor en espalda, es la única en la que por ranking mantengo posición de medalla, en las demás el podio está algo lejos, pero eso no quiere decir que no vaya a pelearlas, igual doy la sorpresa», ha recalcado.
Lleva 20 años encaramada en la élite de la natación y mantiene la «misma ilusión» de cuando empezó. «He realizado otro ciclo más y ya van seis, que se dice pronto. Sigo dando guerra, me encuentro muy bien físicamente, sé que soy mayor, mi cuerpo ya no es el mismo de hace unos años, tengo dolores cada día, me cuesta más recuperarme y tengo que tener más cuidado en los entrenamientos para no sufrir lesiones, pero no es una excusa, me encanta competir», ha subrayado.
Con 26 medallas paralímpicas (cinco en Sidney, seis en Atenas, cinco en Pekín, seis en Londres y cuatro en Río de Janeiro) y a dos de alcanzar a Michael Phelps, Teresa ya mira a la cita de Japón del próximo año. «Desde que se apagó el pebetero de Río en 2016, puse la cuenta atrás para Tokio 2020 en mi móvil, todos los días a las 8 de la mañana me llega el recordatorio de cuantos días faltan. Ya se acerca la competición y siento emoción por participar en mis sextos Juegos Paralímpicos. Quiero disfrutar lo que queda de camino y una vez allí, pelear por medallas», ha apostillado.