Izaskun Osés Ayúcar (Pamplona, 1984). Atletismo. Bronce paralímpico en 1.500 metros en Río de Janeiro 2016. En Tokio disputará sus segundos Juegos.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de unos Juegos?
Tenía ocho años, pero me acuerdo de los Juegos de Barcelona’92, fue algo mágico.
¿Qué cosas no pueden faltar en su maleta cuando viaja para competir?
Siempre que viajo me llevo chocolate, no puede faltarme nunca -ríe-.
Completa la frase. Si gana una medalla en Tokio…
Sería la recompensa a todo el sacrificio de estos años.
¿Qué apuesta estaría dispuesta a hacer por ganar una medalla?
Creo que lo que estoy haciendo ahora, sacrificando todo por dedicarme en cuerpo y alma al atletismo, ya es una gran locura. Con un niño pequeño se hace complicado porque supone mucha logística para entrenar, descansar, cuidarte, viajar…
¿Un momento imborrable en unos Juegos?
La llegada a meta en la final de los 1.500 metros en el estadio Maracaná en Río de Janeiro 2016. Adelanté a mis rivales en los últimos 100 metros y cuando vi que era bronce no me lo creía.
¿Alguna manía antes de salir a competir?
Tengo que tomarme un café antes de calentar y sigo la misma rutina de calentamiento, el cual empiezo una hora y 10 minutos antes de la cámara de llamadas para no agobiarme.
Un defecto y una virtud.
En lo deportivo le doy muchas vueltas a la carrera el día antes y eso desgasta. Y mi virtud es que sé leer muy bien las carreras, tengo la cabeza bastante fría.
Una frase o lema.
Sin esfuerzo no hay beneficio.
De no haber practicado atletismo, ¿qué deporte le habría gustado hacer?
Esquí, ciclismo y triatlón si supiera nadar bien -ríe-.
¿A qué personaje retaría en su deporte?
No retaría a ninguno en especial, pero sí a cualquiera que piense que el deporte paralímpico es fácil. Le retaría a correr en las mismas condiciones de visión que yo, a ver qué le parece.
¿Qué fotos decoraban su habitación cuando era pequeña?
Me gustaban mucho los ‘Backstreet Boys’, pero no era de esas niñas que empapelaban su habitación de fotos y posters.
Cuando era niña, ¿con qué soñaba ser de adulta?
Enfermera, lo tenía claro. Y pude ejercer durante 12 años hasta que se agravó mi problema visual.
Algo que aún no haya hecho y que le gustaría hacer.
Subir algún monte importante como el Mont Blanc.
Si fuese presidenta del Gobierno, ¿qué cosas haría o cambiaría?
Normalizar más el deporte paralímpico, sigo pensando que nos tienen en un segundo plano.
Si pudiera cenar con cualquier personaje, ¿a quién elegiría?
A Kathrine Switzer, primera mujer que corrió una maratón oficial. Me encantaría que me contara su historia de lucha contra todo y todos para poder correrla. Una luchadora por los derechos de la mujer en aquellos años tan difíciles para la igualdad.
¿Cuál es su forma de desconectar?
Cuando voy a la montaña o viajamos en la autocaravana que tenemos.
¿Qué alimento nunca falta en su nevera o despensa?
Chocolate y huevos.
¿En qué tarea doméstica podría aspirar a medalla?
En ninguna -ríe-. Quizás en ordenar las cosas.
¿Qué suele ver en televisión?
Ahora no sigo nada, aprovecho el tiempo que tengo para dormir. Eso sí, me sé hasta los diálogos de ‘Peppa Pig’ o ‘La patrulla canina’, que son los dibujos que ve mi hijo Iker -ríe-.
Una canción que le motive.
‘Vivir mi vida’, de Marc Anthony.
Reportaje. Izaskun Osés, fuerza, garra y ardor guerrero sobre el tartán