Alberto Seoane, con el Preolímpico entre ceja y ceja

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El coruñés, doble campeón del mundo por equipos, confía en alcanzar en abril en Eslovenia la única plaza disponible para estar en los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

“Al entrar en la villa olímpica de Río de Janeiro 2016 me sentí como cuando un niño pequeño llega a Disneyland París por primera vez. Fue alucinante, la mejor experiencia de mi vida deportiva y por eso quiero repetir”, confiesa Alberto Seoane, una de las referencias del tenis de mesa en España, que pelea por acudir a los Juegos Paralímpicos de Tokio. Una operación de rodilla el año pasado y la pandemia del coronavirus trastocaron sus planes. Pasó de estar bien posicionado en el ranking mundial a quedarse a las puertas de la clasificación. Pero le queda una opción: el Preolímpico en Eslovenia. Solo le vale ganar.

Tras el largo parón obligado por la crisis sanitaria de la Covid-19, el coruñés reactivó la maquinaria para iniciar la puesta a punto de cara al gran objetivo. “Al principio viví la situación con preocupación, porque veía a rivales entrenando y nosotros no podíamos. El aplazamiento de los Juegos a 2021 me tranquilizó, ya no tenía esa urgencia y presión de tener que prepararme en casa”, cuenta. Lleva 15 años en este deporte y nunca había estado tres meses sin agarrar una pala: “Se me hizo raro y difícil, solo tenía una bici para hacer cardio. El regreso a los entrenos fue durísimo, me dolían todos los músculos. De pasar 12 horas en el sofá a volver a la rutina fue un cambio brusco”.

Ya lleva un par de meses machacándose en el Club del Mar de San Amaro y poco a poco vuelve a recuperar el tono físico y a pulir la técnica. “Estaba como loco por sentir otra vez la raqueta. Le tenía mucho miedo a la vuelta, a lesionarme, a que la rodilla no respondiese. Empecé con el freno de mano echado, pero por suerte todo ha ido bien. Aunque todavía no estoy al nivel de antes, me encuentro fuerte y el trabajo está saliendo mejor de lo esperado”, apunta. La última vez que Seoane disputó un campeonato fue a comienzos de marzo, justo antes de decretarse el Estado de Alarma, en el Open Costa Brava en Platja D’Aro (Girona), donde logró una medalla de bronce. “Era mi primera prueba tras la lesión, así que en un año solo he jugado un fin de semana”, lamenta.

Alberto Seoane, uno de los mejores palistas del mundo en clase 6.

La pandemia ha dejado un sombrío escenario en el tenis de mesa, con la suspensión de todas las competiciones internacionales este año. “Es un verano atípico, a estas alturas estaríamos planificando varios torneos y que no haya nada en el calendario afecta, lo llevo bastante mal. A nivel nacional desconocemos si habrá liga o algún campeonato. Trato de paliar esa ausencia de competiciones con partidos ante compañeros sin discapacidad que me ayudan a elevar mi nivel, pero es imposible tener las mismas sensaciones de un torneo en el que te juegas una medalla o puntos para el ranking. Es difícil entrenar sin tener a la vista una meta a corto plazo”, sostiene el gallego, que nació con el Síndrome TAR, una enfermedad rara por la que tiene los brazos más cortos.

El motor que mueve su día a día es el Preolímpico de abril en la ciudad eslovena de Lasko, que pondrá en liza la única plaza para los Juegos Paralímpicos. “Pensar en ello es lo que me motiva a entrenar para llegar en las mejores condiciones. La lesión me privó de disputar torneos importantes y eso me hizo bajar varios puestos en el ranking y me quedé en el límite de la clasificación. Además, se cancelaron tres pruebas puntuables por el coronavirus y eso me perjudicó, cerraron el ranking y me quedé fuera”, explica el número 14 del mundo en clase 6.

Solo le queda una bala en la recámara y confía en aprovecharla. “Ganar o ganar, no me vale otra cosa. Lo bueno es que iré como primer o segundo cabeza de serie y me enfrentaré a gente a la que he vencido más de una vez en mi carrera, aunque eso no quiere decir que sea fácil. Para conseguirlo tiene que salir todo bien, no dormirme en ningún partido y saber soportar la enorme presión que tendré en cada encuentro. Cualquier error se pagará caro”, recalca Seoane, un palista habilidoso cuyas principales armas son el saque, el golpe de derecha y la movilidad.

El palista coruñés durante un partido. Fuente: RFETM

El coruñés pudo saborear una cita paralímpica hace cuatro años en Río de Janeiro, donde se llevó dos diplomas. “Lo viví con mucha emoción, había cumplido un sueño. Como anécdota, antes de viajar a Brasil nos encontramos con Saúl Craviotto, que venía de ganar el oro olímpico, se nos acercó y nos pidió hacerse una foto con nosotros. Era al mundo al revés, una muestra de que unos Juegos Paralímpicos tienen una repercusión diferente, te sientes importante y protagonista. En la competición disfruté mucho con el pabellón lleno y me quedé a dos puntos de colarme en semifinales y luchar por medallas”, rememora.

Alberto Seoane quiere quitarse esa espinita en Tokio, donde no se fija límites en caso de sellar su clasificación. “Iré a por la medalla tanto en individual como por equipos junto a Álvaro Valera y Jordi Morales, estamos entre los favoritos y tenemos muchas opciones de pelear por el oro. Hemos demostrado nuestro potencial en las competiciones importantes de los últimos años, no nos bajamos del podio. En 2014 y en 2017 ganamos el Mundial y Tokio será una gran oportunidad para subir de nuevo a lo más alto”, finaliza.

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