Por primera vez desde Barcelona’92 el tenis de mesa español no conseguía medallas en la prueba individual en unos Juegos Paralímpicos. Pero quedaba la competición por equipos, una reválida para los palistas. Y ahí resurgieron de sus cenizas Álvaro Valera y Jordi Morales, una pareja fiable y prodigiosa que lleva más de 20 años cosechando éxitos. El andaluz y el catalán se redimieron de su eliminación en singles con una presea de bronce.
Se conocen a la perfección, forman un gran doble, compacto y sin fisuras con un laureado palmarés: tricampeones del mundo (Gwangju 2010, Pekín 2014 y Bratislava 2017), cinco oros europeos, el último en Helsinborg en 2019, y medallistas de plata en los Juegos de Londres 2012. Ambos, con una movilidad muy reducida por sus discapacidades, se conocen muy bien, solo con una mirada saben qué necesita el otro. Esa complicidad se vio reflejada en la mesa del Gimnasio Metropolitano de Tokio, donde desplegaron un gran juego en cuartos y también en semifinales.
En el primer cruce frente a Egipto vencieron con claridad por 2-0 para asegurar el bronce. En el dobles, Valera y Morales se impusieron por 3-0 (11-6, 11-5 y 11-7) a Ibrahim Hamadtou y Sayed Youssef. En el siguiente encuentro el de Esparreguera (Barcelona) se deshizo de Hamadtou por la vía rápida, en apenas 13 minutos, tras ganar por 3-0 (11-1, 11-1 y 11-3).
En semifinales no tuvieron la suerte de cara y cayeron ante Gran Bretaña por 1-2. Y eso que la dupla española arrancó fuerte con un triunfo épico en dobles ante William Bayley y Paul Karabardak por (3-2 11-4, 11-8, 1-11, 10-12 y 17-15) en casi una hora de partido. Después, Morales cayó por 0-3 (12-14, 8-11 y 8-11) frente a Bayley y en el partido decisivo, Valera acarició el triunfo, pero acabó perdiendo con Karabardak por 2-3 (11-5, 7-11, 12-14, 11-5 y 9-11).
“Aún estoy procesando el resquemor de este partido, el deporte a veces es cruel, hemos vivido momentos de gloria y hoy ha tocado vivirlo desde el otro lado. Ver cómo se me escapaba un partido que tienes en la mano es difícil, pero toca reponerse y hacer una lectura positiva de la medalla. A pesar de los años, seguimos siendo medallistas paralímpicos”, ha apuntado Valera, que amplía su cosecha en los Juegos. Fue oro en Sídney 2000, bronce en Pekín 2008, doblete plateado en Londres 2012, plata en Río 2016 y ahora bronce en Tokio.
“Soñábamos con lograr una medalla, pero aspirábamos a algo mejor, queríamos vivir la experiencia de jugar con China en la final y nos sabe a poco. Con el paso de las horas este bronce irá sabiendo mejor”, ha añadido Morales, que ha sumado su tercera presea paralímpica tras el bronce en Atenas 2004 y la plata por equipos de Londres 2012.
Ambos palistas confían en alargar unos años más sus carreras y pelearán en el próximo ciclo para llegar a los Juegos de París 2024. “Las decisiones no se pueden tomar en caliente, pero haremos el esfuerzo para llegar hasta allí, estamos aún en el podio, así que aguantaremos”, ha apuntado el catalán. “Está más cerca de lo previsto, hemos salido de aquí con medalla, el año que viene habrá Mundial y sería bonito llegar a París y hacer el último baile”, ha terciado el sevillano.
Menos suerte tuvieron los otros representantes españoles ya que Iker Sastre y Miguel Ángel Toledo perdieron en cuartos de final por equipos de clase 1-2 ante los surcoreanos Jin Cheol Park y Soo Yong Cha por 2-0, y José Manuel Ruiz y Juan Bautista Pérez hicieron lo propio en los octavos de final de la clase 9-10 al caer por 2-0 frente a los británicos Joshua Stacey y Ashley Facey Thompson.