El delantero de la selección española de fútbol para ciegos confía en alcanzar la final del campeonato continental en Roma para estar en los Juegos Paralímpicos.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Lleva más de dos décadas deleitando con su juego y con sus goles en la oscuridad. A sus 37 años, Antonio Martín ‘Niño’ conserva talento, magia y pólvora para aportar a una selección española de fútbol para ciegos que del 17 al 24 de septiembre se juega en Roma uno de los dos billetes disponibles en el Europeo para acudir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. El delantero andaluz confía en la calidad del equipo para estar en la cita japonesa: «Con trabajo y unidad podemos hacer algo importante. Vamos a darlo todo en cada partido para lograr el objetivo».
‘La Roja’ llega al campeonato con las pilas cargadas tras toda una temporada de concentraciones y partidos amistosos. «El año pasado con el Mundial pecamos de entrenar mucho y jugar poco, en esta ocasión ha habido equilibrio, hemos disputado muchos torneos en Japón, Italia, Sevilla, Turquía… y en los últimos meses hemos realizado una fase de entrenamientos entre Sierra Nevada y Madrid. Llegamos muy bien físicamente, nos han dado tanta caña con dobles sesiones de trabajo que cuando teníamos un rato libre nos íbamos directamente a dormir, no podíamos ni mover un dedo en la cama», dice riendo.
Llega la hora de la verdad para los pupilos que dirige Jesús Bargueiras, se juegan en cinco partidos todo el trabajo de los últimos tres años. «Nuestra final es la semifinal, pero para ello tenemos que hacer una buena fase de grupos. Vamos partido a partido y con la idea de dejarnos la piel sobre el césped. Soñamos en grande en el Europeo, queremos estar en Tokio. Tenemos que ser una familia, ayudarnos y darlo todo por el compañero para lograr el objetivo», recalca.
Abrirá la competición con Bélgica, «un equipo asequible pero no podemos salir confiados porque tiene a varios futbolistas, con los que coincidí jugando en Charleroi, con buen manejo y pegada». Al día siguiente llegará el hueso duro del grupo, Turquía, «un rival que nos ha costado siempre superarles, ante ellos son partidos equilibrados que se están decantando a favor de ellos por pequeños detalles». Luego lidiará con Italia, «que tienen a Paul Iyobo, al que no le puedes dejar metros porque te la lía. Son duros atrás y saldrán motivados porque juegan en casa». Y cerrarán con Rumanía, «la más flojita del torneo junto a Grecia».
‘Niño’ confía en las armas de la selección para alcanzar la final. «La clave de nuestro juego pasa por la intensidad, por salir a presionar al contrario en su campo para que no saquen con comodidad la pelota. Tenemos que ser atrevidos y sin miedo a fallar, arriba tenemos variedad y mucho gol con Sergio Alamar, Adolfo Acosta, Youssef el Haddaoui, Iván López y yo. También hay que estar concentrados desde el minuto uno y ser consistentes a la hora de defender las jugadas a balón parado», explica.
La ilusión de unos Juegos
Su hoja de servicios con ‘La Roja’ es brillante, más de 60 goles en partidos oficiales, dos bronces paralímpicos (Atenas 2004 y Londres 2012), dos platas y dos bronces mundiales, cinco veces campeón de Europa y dos platas y un bronce continental. Con el club de su tierra, el ONCE Málaga, lo ha ganado todo: 11 Ligas y 10 campeonatos de España. Pero tiene una espinita clavada, se perdió los Juegos de Río de Janeiro 2016 ya que estuvo casi tres años sin jugar con la selección.
«Lo pasé muy mal, perdí la esperanza y pensé en dejar el fútbol», confiesa. Pero otras experiencias, como jugar el campeonato Brasileirao, el más importante del mundo, o en otros países europeos como Italia, Francia o Bélgica, le hicieron continuar en el deporte que se había convertido en su pasión cuando a los cuatro años se apagó la luz de sus ojos por una negligencia médica, tenía sinusitis y un medicamento inadecuado le dañó el nervio óptico.
En 2017 volvió a enfundarse la camiseta de España y desde entonces sueña con repetir en unos Juegos Paralímpicos. «Tengo la ilusión por ir a Tokio como si nunca hubiese estado antes en ninguno. Será una organización espectacular y no me los quiero perder», apunta este diplomado en Ciencias Empresariales, que ante la falta de oportunidades laborales en su profesión, vende el cupón de la ONCE en un kiosco en la barriada malagueña de El Palo.
El año pasado durante el Mundial celebrado en Madrid sufrió uno de los peores momentos de su vida. Su perro guía y fiel amigo durante ocho años, Waldo, fallecía solo unas horas antes del encuentro por el quinto puesto que España se llevó ante Colombia. «Me sentí muy arropado y quería devolver ese apoyo, tuve que hacer de tripas corazón, se me hizo muy duro. La afición coreaba su nombre, saqué fuerzas, jugué e incluso marqué. Al día siguiente me dio el bajón y fue difícil recuperarme. Ahora los goles se los dedico a él», recalca el futbolista, que desde hace unos meses cuenta con Pini, «una labradora que son mis nuevos ojos».
Le acompañará a Roma, donde espera ofrecer su mejor versión para ayudar a España a conseguir el objetivo. «Los años se notan, he tenido cuatro operaciones en la rodilla izquierda y ya hay cosas que no puedo hacer. Antes era más rápido, ahora tengo un juego más técnico y posicional, soy más completo y experimentado. No quiero arrastrarme sobre un terreno de juego, el día que sienta que no voy a dar el 100% lo dejo. Pero todavía creo que puedo aportar mucho a la selección y a los jóvenes que vienen pisando fuerte», apostilla ‘Niño’.