diaadia.com.ar – Una huella es una señal que deja una persona por el sitio por el que transitó y Juan Ignacio Maggi (49 años) sigue marcando el camino en el deporte adaptado argentino. El cordobés sigue demostrando que los desafíos son su fuerte. Lleva la bandera del sí se puede a distintos lugares del planeta y transmite, en Córdoba (su tierra) o donde sea, que la discapacidad no es un impedimento para seguir adelante.
“Es cierto que a veces cuesta aceptar. Yo cada vez que veo alguien con bastón o en silla de ruedas lo paro, le doy mi tarjeta con la dirección de la página web (www.jeanmaggi.com), que se hizo con el objetivo de que la gente se entere que se pueden hacer actividades deportivas y quedo expectante. Como dije, cuesta. Normalmente nadie me llama antes de los seis meses, pero es como funciona esto. Hay miedo y un montón de barreras a vencer antes de sentarte en una silla de ruedas deportiva. A mí me costó 30 años ponerme bermudas”, relata a Día a Día, Juan Maggi, quien hace exactamente dos meses cumplía con el gran desafío de finalizar en el Ironman 70.3 de Miami.
En la competencia realizada el 28 de octubre, el deportista cumplió el recorrido con un tiempo de 7h27m. Seis meses de un duro entrenamiento (hasta 15 horas semanales) le permitieron terminar el trazado en menos de ocho horas (el tiempo estipulado para la prueba). “No hay ninguna chance de terminar un Ironman si no entrenaste. Pero estoy convencido que la mitad de la preparación es entrenamiento físico y la otra mitad es cabeza. A cada kilómetro te preguntás ¿qué hago acá? ¿con qué necesidad? Pero bueno es parte del desafío”, cuenta. Y sigue: “A mí no me emociona tanto el momento de cruzar la línea de meta, pero si cuando te das cuenta que ya llegás”.
Maggi no se cansa de trazar desafíos y en su cabeza seguramente ya estará planificando el próximo. Él mismo admite que los objetivos que se va planteando son los que ayudan a mantenerse en actividad. “Es jugar al límite, pero me ha pasado en todos los ámbitos. Estaba en una etapa en la que correr maratones no me llamaba. Ya había estado dos veces en la Maratón de Nueva York, otras dos en Roma, Barcelona, el cruce a los Alpes Suizos, en los Juegos Paralímpicos. Entrenar me hace bien pero la única forma de entrenar es tener un objetivo y surgió lo del Ironman”, explica.
Objetivo cumplido y primer puesto en una de las pruebas más duras del planeta.
Volver a vivir. Juan Maggi sufrió polio de pequeño y la enfermedad le impidió mover con normalidad sus piernas. Cuenta: “Desde los 5 años aprendí a nadar pero nada más. En ese momento era lo único que se conocía que podía hacer una persona con discapacidad, entonces como era lo único que podía hacer odiaba la natación”.
El maratonista admite que llegó casi como obligado a la práctica del deporte, pero su descubrimiento fue como un volver a vivir. “Yo empecé a hacer deportes a los 40 años, después de un infarto. Fumaba mucho, laburaba 14 horas por día y me infarté. En ese momento dije necesito hacer algo porque sino me voy a morir. Por recomendación de mi entrenador (Jorge Cannata) compré una silla y al año estaba corriendo”.
El cordobés renació, literalmente, y hoy siente que su misión es la de difundir el deporte adaptado. Las competencias en las que Juan participa son el móvil para que los medios y el resto de la gente conozcan las distintas actividades que pueden realizarse. “El deporte me cambió la vida y no es sanata. Me la cambió literalmente. Cuando era chico asociar el deporte con una discapacidad era contradictorio, en cambio ahora podemos lograr que muchísimos chicos lo hagan. Me preocupo por difundirlo y parte de la difusión pasa por las competencias afuera”.
Son pocas las recriminaciones que Maggi puede hacerse a sí mismo, aunque reconoce que le hubiese gustado encontrarse con el deporte competitivo unos años antes. “Por ahí pienso que hubiese estado bueno empezar de chico, a los 12 ó 15 años. Si no lo hice fue por falta de conocimiento, pero ahora me enganché. No es fácil, cada uno tiene su historia. Mi mayor miedo fue sentarme en una silla de ruedas porque nunca lo había hecho, siempre me desplacé con bastones. Quizá, ese fue el momento de la decisión más difícil”.
Paralímpico. Juan Maggi fue uno de los dos deportistas argentinos que estuvieron en esquí en los Juegos de Vancouver 2010.