Christian Venge y Noel Martín, un tándem titánico y al alza

El castellonense, ciclista español paralímpico más laureado, regresó a la competición para formar pareja con el piloto abulense tras más de cinco años retirado. Seis meses de trabajo y un resultado sobresaliente: campeones del mundo en ruta y clasificados para Tokio.

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Christian Venge y Noel Martín celebran la victoria en la ruta del Mundial en Cascais (Portugal). Fuente: RFEC

Con cinco medallas en Juegos Paralímpicos y varios maillots arco iris de campeón del mundo, Christian Venge decidió aparcar la alta competición en 2015 cansado del poco apoyo que recibía. Lo hizo con un sabor amargo porque sus piernas aún guardaban combustible y fervor suficiente para pedalear a un buen nivel. Nunca dejó la bici y devoró kilómetros por las carreteras y montañas de Castellón, donde vive. Un lustro después de su retirada anunció su regreso y en tiempo récord, con apenas seis meses de trabajo, ha formado junto a Noel Martín un tándem titánico, fiable, armónico y al alza. En junio conquistaron el oro en la ruta en el Mundial de Portugal y ahora apuntan a las medallas en Tokio.

“Lo echaba mucho de menos, en todos estos años abría el cajón para mirar las medallas que logré y sentía nostalgia, quería revivir esa etapa gloriosa. Me mantuve en forma ya que no paré de entrenar, el ciclismo es mi pasión”, afirma. Su amor por la bicicleta brotó cuando era un crío en las carreras que organizaba con el pelotón de amigos dando vueltas al barrio de Montbau (Barcelona), al pie de la sierra de Collserola. La escasa visión que le quedó tras ser operado de cataratas no fue ningún obstáculo para volar sobre las dos ruedas. “Esa afición creció viendo las gestas de Perico Delgado ganando la Vuelta a España y el Tour de Francia a finales de los 80, era mi ídolo de la infancia”, reconoce.

Sus problemas visuales le impedían rendir al máximo en solitario y tras llevarse algún susto en el asfalto, con 26 años llegó al velódromo de Horta para probar por primera vez un tándem. Desde ese instante su nombre quedaría encadenado a la historia del ciclismo paralímpico español. En 1999 se estrenó en una cita internacional y lo hizo a lo grande, con un oro en fondo y una plata en persecución en pista en el Europeo de Bloise (Francia) con Jordi Domingo como piloto. De ahí fue directo a los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000 y se llevó un bronce.

Luego cambió de guía y encontró en David Llauradó la horma de su zapato. Con el catalán llegaron los mayores éxitos: varias veces campeones de Europa, un puñado de metales mundiales, tres maillots arco iris en pista y en carretera y cuatro medallas paralímpicas (plata en Atenas 2004, oro y plata en Pekín 2008 y oro en Londres 2012). En 2014 Venge se fracturó la cadera en una caída y en 2015 llegó el adiós. La llama de la ilusión volvió a prender en las pasadas navidades, cuando vio que Noel Martín, piloto de gran experiencia, se había quedado sin compañero porque el sevillano Adolfo Bellido no quiso continuar a su lado. El castellonense no se lo pensó y contactó con él.

Segunda oportunidad

“Le envié un mensaje de ánimo y como sabía que es entrenador, le dije que si le mandaba mis datos de los entrenamientos que había hecho en 2020 por si creía que tenía nivel para formar pareja. Cuando los vio, me contestó que sí enseguida”, relata. “Acababa de recibir un palo, mi vida laboral y deportiva giraba en torno a los Juegos de Tokio y todo se fue al traste, fue duro asimilarlo. Cuando Christian me dijo que quería volver a correr, no me lo pensé. Sus números eran competitivos, así que empecé a entrenarle desde la distancia”, tercia Martín. Desde la prudencia, poco a poco se convencieron de que podían alcanzar el máximo nivel.

Debutaron con tres medallas en el campeonato nacional en el velódromo de Galapagar y el técnico Félix García Casas los reclutó para la selección española. “La primera vez probamos a ciegas, no nos conocíamos y arriesgamos en la compra de material, apostamos por este proyecto y nos lo tomamos muy en serio. Hay rivales mejores que nosotros, así que teníamos que poner todas nuestras ganas y esfuerzo para estar a al nivel de ellos”, dice el abulense. “Hemos ido con los pies en el suelo, sin dejarnos ningún eslabón suelto y trabajando al máximo”, prosigue Venge.

La recompensa cayó en el Mundial de Cascais (Portugal), donde se llevaron el oro en la ruta en un apretado sprint final. “En ningún momento pensé que la íbamos a liar tan gorda. Mi último maillot arco iris lo conseguí en la crono en Bogogno (Italia) en 2009, pero este, al ser en la prueba de fondo, lo disfruté más”, confiesa el castellonense, que destaca de su nuevo compañero “la excepcional visión de carrera que tiene, sabe colocarse y moverse en cualquier circunstancia, es una garantía. Nos hemos compenetrado muy rápido y nos adaptamos a las necesidades del otro”. “Christian es un trabajador nato, un profesional de los pies a la cabeza. Aunque ha perdido explosividad, es muy fuerte, constante y resistente, tiene un aguante increíble”, añade Martín.

A por la medalla en la ruta en Tokio

Tras la presea dorada en el Mundial llegan lanzados y confiados a Tokio. A sus 48 años, Venge afronta sus quintos Juegos “como un regalo porque cuando me retiré tenía claro que nunca volvería a competir en el evento deportivo más importante. Llegamos fuertes tras sufrir en cada kilómetro recorrido, todavía estamos en fase de acople, nos falta rodaje, pero vamos a dar guerra”. “Si hace unos meses me dicen que iba a estar en Japón no me lo había creído. De la noche a la mañana lo perdí todo cuando Adolfo no quiso seguir conmigo, así que esto es un indicativo de que mi trabajo lo estaba haciendo bien”, subraya Martín, que ya acudió a Río de Janeiro 2016 con Carlos González, quedándose cerca del podio.

“Fuimos cuartos, nos llevamos un chasco grande. Espero quitarme esa espinita en Tokio. En la contrarreloj estamos lejos de los tres o cuatro primeros, para ganarles tendrán que tener un día malo. Pero confiamos en la ruta, tendremos que hacerlo todo perfecto para optar a la victoria”, comenta. El día 25 de agosto competirán en la persecución en el velódromo de Izu y unos días después pisarán el circuito Fuji Speedway.

“En la pista, logrando un diploma estaríamos contentos, nos servirá de toma de contacto, para soltar nervios y dar un calentón de cara a la contrarreloj en carretera, prueba en la que trataremos de quedar cuartos para asegurarnos una beca decente para el año que viene. Nuestra apuesta es la ruta, será un recorrido exigente, con repechos largos y subidas que nos viene bien. Vamos a por todas, somos ambiciosos y no nos conformamos con solo correr, queremos ir a por la medalla”, sentencia Venge.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Christian Venge

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Noel Martín

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