Atletas, ciclistas y triatletas retoman los entrenamientos al aire libre, aunque algunos esperarán a que reabran los centros de alto rendimiento para poder ejercitarse.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Después de casi dos meses confinados, muchos deportistas paralímpicos españoles vuelven a sonreír tras reanudar sus entrenamientos al aire libre y recuperar unas sensaciones casi olvidadas. Aún no pueden utilizar las instalaciones deportivas, pero agradecen salir de casa para correr, nadar en el mar o pedalear sobre el asfalto y sin restricciones horarias con la entrada en vigor de la ‘Fase 0’ de la desescalada ante la pandemia de coronavirus. La élite ha vuelto al ruedo con responsabilidad y prudencia. Toca volver a empezar.
Zancadas de libertad son las que ha dado Alberto Suárez en el parque de Invierno en Oviedo. “Aproveché desde el primer día para entrenar por la zona donde habitualmente hago rodajes largos. Lo hice con calma, aunque he estado haciendo elíptica, llevaba muchos días sin impactar con el suelo y hay que ser precavido. Salí solo el primer día y ahora voy con mi entrenador Jesús Álvarez Castaño. En los primeros días el cuerpo tiene que adaptarse de nuevo, así que realizo una hora de carrera”, ha explicado el asturiano, medallista de oro y de plata en maratón en los Juegos de Londres 2012 y Río 2016, respectivamente.
Rafa Botello, también maratoniano, ha pasado del rodillo en el garaje de casa a la carretera con la handbike y con la silla de atletismo. “He entrenado en el municipio de Manlleu (Barcelona), hice 27 kilómetros en un circuito de cinco vueltas y luego series de 100 metros en subida. Es una sensación extraña porque había muy pocos coches”, ha apuntado. La vigente campeona paralímpica en maratón T12 (deficientes visuales), Elena Congost, tuvo la suerte de poder correr a puerta cerrada en la pista de atletismo de Vic (Barcelona) junto a su entrenador Roger Esteve: “El primer día las sensaciones fueron muy malas. Después ha ido mejor, de momento estoy haciendo pocos kilómetros para no lesionarme”.
Otro que se ha calzado las zapatillas de correr es Yassine Ouhdadi, plata en 5.000 metros en el pasado Mundial de Dubai. “Sentí mucha alegría, me preguntaba si de verdad estaba corriendo al aire libre y no estaba soñando. El tener contacto con la naturaleza no tiene precio. El entreno lo hago al lado del canal del río Ebro en Tortosa con series largas y no muy rápidas, hay que empezar de cero y trabajar mucho para volver a estar a tope y esperar a que salga el calendario de competiciones”, ha comentado.
Los deportistas paralímpicos pueden contar con la ayuda de otra persona si lo requieren, como es el caso de Joan Munar. “Salgo con mi entrenador, José Solomando, que hace de guía, y muy bien corriendo por la playa de Paguera, el pueblo de Mallorca donde vivo. Necesitaba volver a sentir el mar a pocos metros, es una gozada. Los entrenos consisten en rodajes, cambios de ritmo, algo de técnica de carrera y ejercicios en cuestas, así como algunas series más largas. Es una pretemporada de nuevo para estar lo mejor posible para cuando volvamos al tartán”, ha subrayado.
Lia Beel, también con su guía David Alonso, realizó un “rodaje corto para empezar poco a poco, terminamos algo cansados porque se nota que llevas tiempo sin hacer esos ejercicios, pero contentos por empezar de nuevo. Corrimos cerca de la Universidad de Toledo y lo intercalaremos con días de gimnasio en casa hasta que abran los centros deportivos”. No ha tenido la misma suerte Gerard Descarrega, campeón paralímpico en 400 metros T11 (atletas ciegos) en Río 2016 y oro mundial en 2017. El estado de alarma le pilló en Sevilla, hasta donde se desplazó para estar con su hija. “Soy ciego y mi guía no se encuentra en esta ciudad, así que no puedo entrenar al aire libre de manera independiente. Toca seguir haciendo cosas en casa, tengo una cinta de correr que me mandó el Comité Paralímpico, pero ya estoy un poco saturado, además de que es bastante lesiva”, ha lamentado.
Hay otros atletas más cautos que, ante la mayor presencia de público en las calles en estos primeros días, prefieren tomárselo con calma. “Aunque vaya con mi entrenador no podemos mantener una distancia de seguridad, es difícil controlar a tanta gente y me da un poco de miedo. Esperaré una semana para ver si se calma esto, mientras tanto seguiré entrenando en el garaje”, ha dicho Adi Iglesias, doble medallista de plata en 100 y 200 metros en el Mundial. La velocista Melany Bergés salió el primer día y tuvo que ir “esquivando a personas. No creo que entrene hasta el 11 de mayo cuando abra el Centro de Alto Rendimiento”.
Los ciclistas también salen
Madrugador está siendo Alfonso Cabello -seis veces campeón del mundo en kilómetro contrarreloj-, que prefiere aprovechar los primeros rayos del sol para rodar con la bici de montaña y con la de carretera por Pozoblanco (Córdoba): “Tampoco he notado una gran diferencia porque al final se trata de dar pedales y es lo que vengo haciendo en estas semanas, no es como cuando vienes de un parón tras una competición, pero estos días han sabido a gloria. Me he sentido muy bien, una liberación muy grande. Ahora hay que ir día a día y esperar a ver qué pasa con el resto del mundo para saber si habrá competiciones este año”.
Otro campeón del mundo, Ricardo Ten, ya disfruta de la bicicleta tras más de dos meses. A finales de febrero se luxó el hombro derecho tras una dura caída en Sierra Nevada: “Ha sido la primera salida después de la lesión y del confinamiento. Fue un poco extraño, las carreteras se notaban más vacías de lo normal y subí el puerto del Oronet, una vuelta de 85 kilómetros. Iba solo y disfruté más del entorno, es diferente”. Sergio Garrote, subcampeón mundial en handbike, ha tenido “sensaciones raras al salir con mascarilla y protección, o plantarte en tu zona de entrenamiento y encontrarte con más vegetación, lo notas todo distinto. Anteriormente había trabajado bien, mi entrenador Jesús Ruiz se volcó por completo con una planificación milimétrica y salir a carretera ha sido fantástico”.
Los dos grandes referentes españoles en triciclo, Joan Reinoso y Gonzalo García Abella, también están entrenando en carretera. “Me hacía falta, recuperé sensaciones que tenía olvidadas, volví a ser libre y a sentir el aire en la cara, algo que no se valora y es una pasada. No forcé ni varié mis rutas en mi pueblo -Inca (Mallorca)-, subí hasta la ermita de Santa Magdalena”, ha explicado el balear. Por su parte, para García Abella su primera salida “ha sido casi como la mañana del día de Reyes cuando tienes siete años”, ha bromeado.
“Junto a mi padre fui a Galapagar, Valle de los Caídos, Guadarrama, Collado Mediano, Cerceda, Moralzarzal y Villalba, hicimos unos 55 kilómetros. El trabajo en rodillo ha funcionado bastante bien y me encontré fenomenal. Fue extraño y alucinante rodar con tan poco tráfico, pudiendo concentrarme más en el entreno en sí y en las sensaciones. Como anécdota, nos pararon tres veces la Guardia Civil y muy amablemente nos dejaron seguir después de confirmar que no estábamos haciendo nada incorrecto”, ha añadido.
Primeras brazadas en el mar
Susana Rodríguez lleva semanas ayudando a combatir la pandemia del Covid-19 en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela, pero no se olvida de su preparación física y junto a su guía de atletismo, Celso Comesaña, la tricampeona del mundo de triatlón ya sale por las calles de Vigo. “Fuimos a correr y al ir a las 17.00 horas no nos encontramos con nadie. Nadamos en el mar con el agua fría, había muchas olas y hacía viento, pero valió la pena empezar un poco esta modalidad que hemos tenido olvidada tantas semanas. Esperamos que la próxima semana haya piscina en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva”, ha relatado.
Dos meses sin meterse en el agua llevaba Jairo Ruiz, medallista de bronce en Río 2016, que ya ha dado sus primeras brazadas en la costa almeriense. “El mar está genial, pero hay que nadar con neopreno porque aún está fría. He podido salir en bici y aprovecho cuando hay menos gente para entrenar más tranquilo. Aunque no tenemos competiciones a corto plazo, me gustaría volver al CAR de Madrid cuanto antes para poder preparar la temporada siguiente en las mejores condiciones”, ha recalcado.
El alcarreño Dani Molina, campeón del mundo en clase PTS3, ha asegurado que sus primeros metros con la bicicleta y en la carrera a pie “fueron raros, se me movía todo, quizás por la costumbre de estar encerrado entre cuatro paredes, me sentí extraño. Pero no ha ido mal estos días, me he encontrado bien, no he notado que esté en un estado de forma bajo. Ahora hay que acostumbrarse otra vez a correr sobre el asfalto”. “Llevo tres días saliendo con la handbike y con la silla de atletismo a partir de las 10 cuando ya todo el mundo está en sus casas. Me acompaña mi padre con el coche detrás y todo genial, no he tenido ningún percance”, ha añadido Eva Moral.
Por su parte, Héctor Catalá, que hace unos días completó un medio Ironman casero para recaudar fondos contra el coronavirus, ha preferido seguir entrenando en su domicilio en Serra (Valencia): “Tengo condiciones muy buenas, cinta, rodillo y la piscina hinchable, esperaré una semana más para ver cómo se desarrolla todo. Tengo muchas ganas, pero no saldré a cualquier precio”.