Iván Cano, altos vuelos cargados de coraje en busca de la cima

0
0

‘El salto más largo está en tu mente, no en tus piernas. Todo es cuestión de confianza’. Es la frase que más le repite Iván Pedroso desde que se conocen hace ya casi una década. Iván Cano creyó en su potencial y en Tokio 2020 sus talones aterrizaron más allá de los siete metros para conquistar la plata paralímpica en la longitud T13. El atleta alicantino se siente un afortunado al poder recibir clases magistrales y consejos de su ídolo. En una de las paredes de su habitación aún conserva un póster del saltador cubano, oro olímpico y nueve veces campeón del mundo, del que se empapa para ser cada día mejor.

“Es un lujo contar con su apoyo, entrenar con su espectacular grupo en Guadalajara o poder llamarle cuando necesito ayuda, es una persona súper directa, cercana y campechana”, dice sobre la leyenda caribeña. Aunque el que le ha pulido día a día es Sergio Berbegal, su alter ego, el técnico que ha conseguido explotar su potencial y guiar cada paso de su dilatada trayectoria sobre el foso de arena. “Es mi mentor, el hombro sobre el que me apoyo cuando no salen las cosas, todo lo que sé me lo ha enseñado. Hemos saboreado el éxito y el fracaso, pero seguimos ahí porque estamos enamorados de nuestro deporte y porque podemos hacer algo más grande”, recalca.

Elástico, veloz, ágil y flexible, está preparado para poner a pleno funcionamiento todos los músculos de su cuerpo en cada uno de los 18 apoyos hacia la plastilina de batida, los despegues y las caídas en el banco de arena húmeda. Con una ambición desmesurada y altos vuelos cargados de coraje y determinación, Iván buscará volver a la cima en unos Juegos Paralímpicos. En mayo ganó una plata en el Mundial de Kobe (Japón), resultado que le ha impulsado a aspirar a lo máximo en París: “No me vanaglorio por lo conseguido, cuando logro una medalla ya estoy pensando en la siguiente. No es por alimentar mis egos, sino que es algo que me hace sentir bien, querer siempre más y superarme”.

El alicantino Iván Cano, plata paralímpica y mundial en salto de longitud T13. Foto: CPE

El ‘saltamontes’ español logró levantarse tras el varapalo que sufrió en 2023 en el Mundial disputado en la capital francesa. Una concatenación de circunstancias ajenas a él le sacó del concurso. Quedó décimo con dos nulos. “Era el primero en competir y cuando estaba en el carril para iniciar la carrera, el juez principal me dice que se ha roto la medición electrónica. Tras 45 minutos de espera, se reanuda y hago un salto por encima de siete metros. Pero no me lo dieron por válido porque, mientras yo corría, el juez de tabla abandonó su puesto para comprobar si el anemómetro funcionaba, algo que jamás puede hacer. Un despropósito, eso me tocó psicológicamente, no pude volver a la competición”, lamenta. Aquel batacazo “ha quedado en anécdota” tras sumar hace unos meses otro subcampeonato mundial.

Él es de esos deportistas que sabe sacarle réditos a los momentos lúgubres, nunca se rinde, lucha con denuedo y valor para quitarle la oscuridad a cualquier día. “Desde pequeño me transmitieron que en la vida y en el deporte, unas veces se gana y otras se aprende. Cuando llegan esos días malos hay que torearlos para que te sumen y no te resten. No todo es color de rosa, mi camino hacia la élite no ha sido fácil, me he labrado una trayectoria a base de mucho trabajo y constancia, ya que no tengo un talento natural”, explica.

Metódico y disciplinado, se enamoró del salto de longitud a los 15 años, poco después de dejar el taekwondo tras alcanzar el cinturón negro. “Apenas competí porque no llevaba bien que me diesen patadas -ríe-. Lo practiqué desde los seis años condicionado por mi padre, que quiso que hiciera un deporte de contacto porque tenía miedo que en el colegio sufriese bullying y así me pudiese defender”, confiesa. Nació con albinismo oculocutáneo, una enfermedad congénita en la que la mácula del ojo no se forma del todo “y afecta a la agudeza visual lejana, no percibo objetos con claridad. Tengo nistagmo y también la falta de melanina me causa fotofobia, que me obliga a llevar siempre gafas de sol”.

La ceguera parcial nunca ha sido un obstáculo para disfrutar de su pasión, la velocidad y los saltos. Los resultados empezaron a llegar: plata paralímpica en Tokio 2020, triple medallista mundial (plata en Doha 2015, bronce en Dubái 2019 y plata en Kobe 2024), doble campeón europeo (Grosseto 2016 y Dublín 2018) y plata continental (Bydgoszcz 2021). Para ‘The Rock’, como así le llaman sus compañeros, una de las más especiales fue la presea dorada de 2018 porque solo tres meses antes se había roto radio y peroné. “Y la de Tokio, claro. Cuando subí al podio a recoger la medalla, aunque el estadio estaba vacío y en silencio, sentí como si estuviese lleno y escuchase las voces de toda esa gente que me apoyaba desde casa”, subraya.

Iván Cano con la medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Foto: CPE

Ingeniero de Telecomunicaciones, en los últimos cursos ha compaginado su carrera en el atletismo con su labor como profesor de ESO y Bachillerato en el Colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante, impartiendo las asignaturas de Informática, Matemáticas y Física y Química. “De pequeño era muy curioso e intentaba saber el porqué de las cosas que nos rodea. Me encanta transmitir conocimientos y hacer que los alumnos abran su mente y se interesen en comprender. Se les hace raro tener un profesor atípico que tiene otra vida, la del deporte profesional, conecto mucho con ellos. Espero que por la televisión me vean saltar en París”, dice.

Llega motivado tras su última conquista en el Mundial y preparado para desplegar sus alas y ofrecer su mayor brinco en sus segundos Juegos Paralímpicos. “Esta temporada cambiamos el plan, pero no la meta. Modificamos algunos patrones en los entrenos y nos centramos en trabajar más la técnica de velocidad, sin perder la fuerza. Ha sido un año duro, algunos patrocinadores e instituciones se bajaron del carro, pero he demostrado que sigo fuerte. Me gustaría acercarme al récord del mundo, que está en 7,66 -en manos del cubano Luis Felipe Gutiérrez desde 2011-. Para ello es crucial tener confianza y estar preparado mentalmente, la cabeza es un 70% en esta disciplina. Soy optimista, confío en dar mi máximo”, reflexiona.

A sus 29 años busca colarse de nuevo en el podio en categoría T13 (atletas con deficiencia visual), en la que tendrá como principales rivales al estadounidense Isaac Jean-Paul, al japonés Ryota Fukunaga, al británico Zak Skinner y al azerbaiyano Orkhan Aslanov. “No me preocupan, compito contra mí mismo, si lo hago bien, sé que puedo saltar más que ellos. La estrategia es enganchar un gran primer salto y meterles el miedo en el cuerpo. Si te sale bien el primero, ganas en confianza y sueles encadenar buenos saltos en los siguientes. Firmaría una plata o un bronce, pero no me pongo límites, voy a por el oro. No quiero parecer prepotente ni ser un fantasma, me baso en datos y, por tanto, es posible, el oro es una realidad que está a mi alcance, es lo único que me queda por conseguir en mi carrera deportiva”, apostilla.

El atleta español de salto de longitud peleará en París por una nueva medalla en unos Juegos Paralímpicos. Foto: CPE

IVÁN CANO

Iván Cano Blanco (Alicante, 1995). Atletismo. Plata en los Juegos de Tokio 2020. Subcampeón del mundo y bicampeón de Europa en salto de longitud T13. Disputa en París sus segundos Juegos Paralímpicos.

1.- Defínase con tres adjetivos.

Ambicioso, perseverante y alegre.

2.- ¿Qué objeto no puede faltar en la maleta?

Los clavos para las zapatillas.

3.- ¿Tiene algún talento oculto?

Hay gente que no lo sabe, pero se me da bien bailar bachata o salsa -ríe-.

4.- Si pudiese tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

Volar.

5.- ¿A qué tiene miedo o fobia?

Las arañas no son de mi agrado, tampoco los insectos raros.

6.- ¿Cuál es esa comida o alimento al que no puede renunciar?

El chocolate en todas sus formas, sabores y esencias -ríe-.

7.- ¿A qué lugar le gusta ir para perderse o desconectar?

A Cabeço d’Or, una montaña cerca de casa en Alicante. Me gusta ir a dar un paseo, pensar y meditar.

8.- ¿Qué se llevaría a una isla desierta?

A algún amigo para no estar solo -ríe-.

9.- ¿En qué animal se reencarnaría?

Como en esta vida no he conseguido ver bien, diría un águila o un halcón porque tienen una vista perfecta.

10.- Una canción y un libro o película.

‘Can’t hold us’, de Ryan Lewis. Y una película, ‘Belleza oculta’.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí