Iván Salguero, el apacible nadador que llega a Tokio sobre la bocina

El navarro, nadador disciplinado, humilde y trabajador, afronta con 23 años sus segundos Juegos Paralímpicos tras ser repescado a última hora. Disputará la prueba del 400 libre S13.

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Iván Salguero durante una competición. Fuente: CPE

A la cámara de llamadas le gusta llegar con todo controlado. Sabe aislarse en medio de una competición, su rostro apacible oculta bien sus sensaciones, nervios, anhelos y hasta sus miedos. Todo ello detrás de las gafas negras bien apretadas por debajo del gorro, la toalla anudada al cuello y las chanclas. Sobre el poyete, unos golpes a los músculos y al agua. Es el ritual de Iván Salguero, un joven tímido que en la piscina sale a morder. Es otro tenaz y disciplinado soldado de la natación española que sin hacer ruido y escalando con paciencia se ha consagrado en la élite. Así lo acreditan sus medallas en mundiales y en europeos. A sus 23 años disputará en Tokio sus segundos Juegos Paralímpicos.

De pequeño ya apuntaba maneras en los campeonatos navarros convencionales. Tenía facilidad para aprender y ejecutar movimientos, con tres años comenzó a chapotear en la Ciudad Deportiva Amaya de Pamplona. Nació con una enfermedad rara de la mácula que limita su visión a un 10%. “Es parecido a la retinosis pigmentaria, es como si tuviera tapado el centro del ojo, solo veo por la periferia. De lejos no reconozco las caras de las personas y de noche empeora mucho. Pero siempre llevé una vida normal, jugaba como cualquier otro niño, si me caía 50 veces me levantaba otras tantas. Le estoy muy agradecido a mis padres porque nunca me sobreprotegieron”, asegura.

Había probado el judo y también el fútbol, pero lo dejó, “era muy malo, no veía el balón”, dice riendo. En el azul de la piscina todo cambia para él, ahí se siente sin límites. “La visión no es un sentido importante en la natación, donde agudizas otras sensaciones, como el roce del agua, el sonido o la velocidad”, apunta. En edad alevín, con el CN Ardoi brilló con dos platas en 100 y 200 braza en un Campeonato de Navarra, pruebas que tiene grabadas en su retina. Y con 11 años, en una competición organizada por la ONCE en Madrid, los responsables de la Federación Española de Deportes para Ciegos le echaron el anzuelo. Aquel renacuajo tenía madera de campeón.

José Luis Vaquero, seleccionador nacional, fue uno de los encargados en pulirle. “En 2015 hablé con sus padres y les convencí para traerlo al Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Desde entonces ha mejorado muchísimo. Es un nadador muy técnico, es bastante introvertido y calladito, siempre va a su aire, pero es un trabajador nato y también muy cabezón, como se le ponga un objetivo por delante va a por él hasta conseguirlo”, explica el madrileño. Aquello fue un punto de inflexión en su carrera: “Estaba desmotivado con los estudios y la natación. Marcharme a otra ciudad me hizo centrarme en lo que quería, cambió mi actitud y lo afronté con mucha ilusión”.

Sus resultados no tardaron en llegar. Ese mismo año debutó en el Mundial de Glasgow, en 2016 acudió al Europeo de Funchal y se clasificó para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, donde nadó cuatro pruebas y obtuvo un diploma tras ser octavo en 100 braza SB13. “La progresión fue muy rápida, no me esperaba ir a unos Juegos tan pronto. El evento en Brasil me dejó un sabor agridulce, estaba contento por la experiencia, pero era un niño y el mundo se me vino encima. Estaba demasiado nervioso y acojonado, cuando vi la piscina a reventar me dio miedo, por ello las pruebas me salieron mal. Lo mejor es que aprendí una lección y a partir de ahí nunca me volvió a pasar”, relata.

Su mejor actuación internacional la ofreció en el Mundial de Ciudad de México en 2017 tras colgarse cinco medallas, tres platas y dos bronces. “Llegábamos al límite después de una temporada de 14 meses y encima competimos a 2.200 metros de altura, una locura. Fue un campeonato atípico porque faltaron países importantes y rivales duros, pero no hay que restarle mérito a lo que hice, no sé si algún día podré repetir algo así”, cuenta. En el Europeo de Dublín en 2018 volvió a subir al podio con un bronce en 100 libre y una plata en relevos, mientras que en el Mundial de Londres 2019 no pudo atrapar ninguna presea. “Hice un buen papel con dos finales, en mi categoría hay gente de mucho nivel y las medallas están carísimas”, recalca.

A finales del pasado año cambió de entrenador y se puso en manos de Santiago Márquez, compartiendo preparación con María Delgado y José Ramón Cantero. “Me ha sentado muy bien, formo parte de un gran grupo y he mejorado en aspectos en los que flojeaba, como el impulso con la patada. He logrado bajar mis marcas, pero soy muy autoexigente y nunca me conformo con lo que hago, sé que puedo dar más. También estoy perfeccionando más la técnica, de joven nadaba despendolado, Vaquero me corrigió y me obsesioné en hacer cada movimiento perfecto”, subraya el navarro, admirador de Mireia Belmonte, de Teresa Perales, “una leyenda y ejemplo para nosotros”, y de Michael Phelps, “un referente con el que se me caía la baba al verle nadar por su fuerza y poderío”.

Humilde, disciplinado, constante y con las ideas claras, Salguero se presenta en sus segundos Juegos Paralímpicos con más madurez y con ganas tras ser repescado a última hora por el Comité Paralímpico Internacional. En principio, nadará el relevo mixto con María Delgado, José Ramón Cantero y Ariadna Edo, así como el 400 libre S13, donde el bielorruso Ihar Boki “es el gran dominador, es inalcanzable, lo gana todo. El oro lo tiene asegurado, mientras que el ucraniano -Kyrylo Garashchenko – y el francés -Álex Portal- son favoritos a la plata y el bronce”.

“A Río fui con 18 años y mucha presión. Ahora tengo más experiencia y confío en mí, quiero sacar todo lo que llevo dentro, pero soy consciente de que llego tras ser llamado casi sobre la bocina, no dejé de entrenar, pero en las últimas semanas no nadé todo lo que acostumbro porque ya estaba de vacaciones. Tokio es un regalo y competiré sin pensar en el resultado, y si accedo a la final y estoy en mis marcas quedaré muy satisfecho”, añade.

TEST TOKIO 2020. Conociendo a Iván Salguero

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