Carmen López, Iker Beitia, Alberto Ferrol y Olga Jordá competirán en el campeonato continental en Rotterdam.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Paso, galope y trote. Caballo y jinete o amazona forman una comunión de elegancia y equilibrio sobre la tierra, un baile sincronizado en cada ejercicio en el cuadrilongo. La doma adaptada española continúa creciendo y ocho años después volverá a estar como equipo en un campeonato de Europa. Del 19 al 25 de agosto, Carmen López, Iker Beitia, Alberto Ferrol y Olga Jordá competirán en Rotterdam (Holanda) ante algunas de las potencias mundiales.
Y lo harán gracias a una campaña de crowdfunding que ha recaudado el dinero necesario para costear todos los gastos. «Nos sentimos discriminados, por un error burocrático y un vacío reglamentario por parte de la Federación Ecuestre Internacional (FEI) debemos pagar de nuestro bolsillo, algo que no ocurre con los equipos de doma absoluta ni de salto de obstáculos», ha lamentado Fátima Cao, responsable de esta modalidad.
«Solo la estancia y el transporte de los caballos cuesta 12.000 euros, además de la inscripción de 600 euros por deportista. La Federación Española tiene un presupuesto limitado para nosotros, pero por suerte, desde la Asociación Paraecuestre Española solicitamos 15.000 euros y en una semana conseguimos la cantidad. Unos 1.000 euros fueron donativos individuales y 14.000 euros los puso el jinete Alejandro Asencio. Contar con este respaldo ha supuesto un subidón de confianza», ha asegurado.
Cao, que lleva desde 2010 trabajando para convertir a la doma adaptada en una disciplina más rigurosa y seria, ha explicado que de cara al Europeo el objetivo es quedar entre los puestos 9 y 16 dependiendo del número de participantes. «Lo importante es que demuestren su calidad técnica, que ha aumentado en los últimos años. Hemos incidido en el trabajo psicológico, en la gestión emocional y en la presión porque si ellos se comparan con algunos rivales europeos se vienen abajo ya que el nivel es superior», ha añadido.
Cuatro binomios
En Grado III estará Carmen López -campeona de España en 2018 y 2019- con Ábade de Sena, más conocido como ‘Batman’. A los 12 años se adentró en el mundo de la hípica y con 27 años la vida le dio un duro revés. Le cayó encima una puerta del camión que descargaba, le rompió varias vértebras y quedó postrada en una silla de ruedas. «Estuve 10 meses ingresada en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y lo primero que le pregunté a los médicos fue si volvería a montar. Me dijeron que estaba loca y me lo prohibieron», ha recordado.
Nunca se rindió, se hizo juez de doma clásica y entrenadora, pero quería más. «Hace tres años pedí un caballo para dar un paseo, fue lo más parecido a volver a andar y a correr, tenía las sensaciones de antes del accidente. Conecté con ‘Batman’ desde el principio, estaba en venta y lo compré», ha relatado. Ahora, la murciana, que tiene una lesión medular, espasticidad y una placa de titanio en la cadera que dificulta sus movimientos, se estrenará en un Europeo: «Es la recompensa a la labor de estos tres años. Estamos lejos de países como Alemania, Holanda, Gran Bretaña o Francia, así que intentaré quedar lo mejor posible».
La otra amazona que representará a España es Olga Jordá (Grado V), la más veterana aunque también debuta en un campeonato continental. La valenciana competirá junto a la yegua Luna CCL, la única pura raza española del equipo. Desde muy pequeña ha estado vinculada a la hípica y en 1991 sufrió un accidente de moto que le provocó una parálisis del plexo braquial izquierdo. «Comencé a montar solo con la mano derecha, daba paseos y poco más. Hasta que mi marido me animó a probar la doma adaptada, en 2011 empecé con la idea de competir aunque con la única pretensión de disfrutar», ha subrayado.
En Rotterdam estaría satisfecha «con la media que estoy sacando en España, eso me dará un puesto intermedio en la tabla. Sería irreal mirar más arriba, estamos trabajando muy duro y con ilusión, pero hay diferencias aún con el resto. Cada vez mejoramos con las concentraciones y jornadas paraecuestres, pero hay países europeos que están profesionalizados, tienen entrenadores personales, fisios, no tienen que transportar a sus caballos ni limpiar cuadras, mientras que nosotros lo hacemos todo y no podemos rendir igual».
Preparación y cuidados
Con músculos de atletas y agilidad de bailarín, la preparación de los equinos exige cuidados, entrenamientos y una alimentación meticulosa. «Son deportistas de élite, requieren una dieta especial, además del veterinario, también reciben visitas de fisioterapeutas, quiromasajistas, osteópatas o dentistas. Para que rinda en la arena, tengo que mimar a mi caballo», ha recalcado Alberto Ferrol (Grado IV), que participará en el Europeo con Eco de Tormenta: «Lo compramos cuando tenía seis meses y está hecho por mí, la complicidad y confianza entre ambos es máxima».
La hípica apareció en su vida a los cinco años como una terapia de rehabilitación para afrontar su problema de nacimiento, ya que tiene una parálisis cerebral motora que le dificulta la movilidad en el lado derecho del cuerpo. «Ha sido siete veces campeón de España y es de los más competitivos que tenemos, se crece cuando sale a la pista», ha comentado Fátima Cao. «El Europeo lo afronto con mucha ilusión y con ganas, pero con los pies en la tierra, no aspiramos a medalla, queremos seguir sumando experiencia y crecer. Siendo ambicioso, me gustaría clasificarme para la final», ha añadido el gallego.
Otro jinete que repite en un campeonato de Europa es Iker Beitia (Grado IV). Lleva en la equitación desde los 12 años pero un accidente en 2007 cambió la forma de vivirla. En una competición de salto de obstáculos sufrió una caída con su caballo que le provocó daños cerebrales. Se rebeló contra el diagnóstico médico y a los seis meses ya estaba montando otra vez. «Pasé tres semanas en coma, no sabía andar ni hablar ni comer, pero poco a poco fui recuperándolo todo. Con el caballo empecé desde cero, al principio iba agarrado de la mano de alguien. A base de constancia y esfuerzo vuelvo a disfrutar de mi pasión», ha dicho.
Después del aprendizaje se labró un buen palmarés nacional y ahora estará con la élite europea en Holanda a lomos de Absolut, «mi otra mitad, llevamos seis años juntos y paso todos los días con él, tenemos un vínculo muy especial». Para el deportista del Club Zuzenak, su objetivo es «mejorar mis marcas y hacer una buena prueba, no me fijo un puesto en concreto». Y su sueño sería estar en unos Juegos Paralímpicos: «Sería lo máximo, pero no es fácil porque no solo te piden una nota como jinete, sino también tienes que estar en un ranking mínimo como país y España está todavía en pañales, acabamos de empezar, pero lo intentaremos. Ojalá podamos estar en París 2024».