Como leemos en el diario deportivo Marca, las dos pasiones de Gustavo Molina siempre fueron el Ejército y el ciclismo.
Fundación Sanitas – Estaba destinado en la Academia de Infantería de Toledo cuando, hace cinco años, sufrió un accidente mientras hacía rápel volado en un puente sobre el Tajo. «Me di un golpe en la cabeza con la cornisa. Perdí un poco el conocimiento y me descolgué el primero y el más rápido», dice con cierta sorna porque a estas alturas tiene más que superado aquel episodio y hace gala de ungran sentido del humor.
Desde el primer momento, Gustavo fue consciente de la gravedad hasta el punto de que «me lo imaginaba peor aún porque me costaba respirar y pensaba que el siguiente era el de la guadaña que venía detrás de mí. Prácticamente sabía que me había quedado en silla de ruedas».