Es la referencia española en esquí de fondo paralímpico y pelea por estar en Pekín 2022. Acaba de disputar una Copa del Mundo en Lillehammer.
Jesús Ortiz / dxtadaptado.com
Convertir las dificultades en oportunidades y no rendirse nunca es la esencia de Pol Makuri, el referente en esquí de fondo, que persigue en la nieve el sueño de disputar unos Juegos Paralímpicos. El deportista de Igualada (Barcelona) se abre camino entre los mejores en esta modalidad nórdica y aunque es consciente del reto mayúsculo con el que debe lidiar, su objetivo es llegar a Pekín 2022.
Después de codearse en verano con Kilian Jornet o Laura Orgué, entre otros, en carreras de montaña vertical, el catalán acaba de empezar la temporada sobre el manto blanco con la disputa de la primera prueba de Copa del Mundo. Lo ha hecho en Lillehammer (Noruega), donde ha quedado en el puesto 18 en la distancia corta (7,5 kilómetros) y en la posición 22 en el sprint (1,2 km) en categoría standing.
En esquí de fondo hay dos disciplinas, clásico y patinador. El primero es el que se practica deslizándose en paralelo sobre dos marcas existentes en la nieve como si fuesen un carril, mientras que en el segundo el deportista se impulsa como en el patinaje de velocidad. «Por factores de mi discapacidad, este año me centraré en carreras de estilo clásico, ya que es donde puedo dar más guerra», ha recalcado Pol.
Nació con hemiparesia derecha hace 28 años en La Paz (Bolivia) y con nueve meses llegó a Barcelona. Empezó a practicar deportes como hockey y natación, pero lo que le apasionaba era el contacto con la montaña, un lugar donde se siente muy cómodo y que le ha enseñado a pelear y a superar grandes desafíos. «Es un tipo de parálisis cerebral, me afecta la parte lateral derecha del cuerpo, con la mano no hago prácticamente nada y la pierna se me tuerce mucho en supinación», ha explicado.
Desde 2011 ha participado en pruebas de Copa del Mundo con la meta de llegar algún día a unos Juegos. «Llevo casi 10 años luchando por este sueño. Voy a seguir porque pienso que estamos haciendo muy buen trabajo y nada es imposible. Pero realmente estoy lejos de los resultados que me piden, un octavo puesto en Copa del Mundo para primero ir a un Mundial», ha asegurado.
«Tengo una discapacidad que a nivel visual no se me ve demasiado, pero en competición es de las más complejas. Los que vamos de pie tenemos subcategorías, yo soy LW9 (aquellos con afectaciones laterales que van con uno o dos bastones) y cada una tiene un factor de corrección para igualar los tiempos. En mi caso no es proporcional y me perjudica mucho a nivel de resultados», ha lamentado.
De momento espera dar un salto esta temporada tanto en la montaña, donde competirá en campeonatos convencionales de España y de Cataluña, como en la nieve, cuya próxima parada será en Finsterau (Alemania) en febrero. «Las competiciones ordinarias me sirven mucho para trabajar cosas a nivel técnico y de circuito. Me encantaría decir que quiero luchar por medallas, pero soy consciente de que con los baremos que tengo es muy difícil. Mi objetivo es llegar en las mejores condiciones posibles y obtener puntos en Copa del Mundo», ha apostillado.