Respeto en la diferencia a través del deporte

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Momento en que uno de los jugadores de básquet en silla de ruedas coloca el balón en la canasta. MOISÉS COPA

PEP RIBAS/diariodeibiza.es | IBIZA – Los 45 alumnos de la escuela de verano que organiza el Patronato de Deportes de Vila celebran entre ayer y hoy una experiencia especial con el fin de aprender la realidad de las personas discapacitadas. La escuela llevaba como título ´Aventura´t a l´estiu´ y a lo largo de los dos meses de julio y agosto en los que se ha desarrollado se han celebrado semanas temáticas. La última está dedica a los juegos paralímpicos, por lo que los practicantes deben jugar en las mismas condiciones que las personas discapacitadas.

Ayer los actos deportivos se desarrollaron en las instalaciones del pabellón municipal de Es Viver, donde se practicó una modalidad de voleibol en la que los jugadores están sentados en el suelo y una de básquet en la que se juega en silla de ruedas. Por otra parte, se desarrollaron pruebas de fútbol sala para invidentes en una pista que había sido adaptada especialmente para que los jugadores, que iban provistos de gafas que les impedían ver, pudiesen detectar los bordes del campo.

Las sillas de ruedas, las gafas de invidentes y todo el instrumental necesario para el desarrollo de estos juegos han sido aportados por la Cruz Roja y por la Organización Nacional de Ciegos (ONCE). El director de la escuela de verano, Agustín Perea, expresó su gratitud hacia estas organizaciones colaboradoras, gracias a las cuales estos juegos paralímpicos se habrán podido celebrar con éxito. Hoy dentro de los mismos juegos está prevista una prueba de natación para discapacitados, que se desarrollará en la piscina de Es Viver, adjunta al pabellón polideportivo.

Agustín Perea se mostró satisfecho por cómo los jóvenes que participan en la escuela de verano del Patronato de Deportes han sabido adaptarse a las circunstancias y han podido seguir practicando deporte a pesar del dificultades que les suponía no poder usar algunas de sus capacidades.

Lecciones de sociedad
«Los alumnos están aprendiendo muchísimo sobre las limitaciones que supone tener que vivir con alguna discapacidad. Estoy seguro de que a partir de ahora, cuando vean por la calle a algún invidente o alguien que va en silla de ruedas, se van a acordar mucho de la experiencia que han vivido aquí», señaló el director.

Irene López, de 15 años de edad y alumna del instituto Santa Maria, jugó en todas las competiciones, aunque a la que más le costó adaptarse fue el fútbol sala para ciegos: «Como no ves el balón, no sabes dónde está», precisó. Irene, que no conoce personalmente a ningún discapacitado, cree no obstante haber recibido una lección sobre su mundo: «Creo que hemos aprendido que tener alguna discapacidad no tiene que ser un impedimento para practicar deporte», apuntó.

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