Hasta tres rivales llegaron a poner sobre ella un cuerpo de distancia en el viraje. Su gorro fue el cuarto en aparecer tras el subacuático, pero quedaba un largo por nadar y Sarai Gascón empezó a desplegar su poderío, bravura y talento para agitar el agua de la piscina de Tokio. En el último 50 encendió la turbina, la remontada había empezado, clavando cada aleteo con la seguridad de que llegaría a tiempo a la pared para dar el zarpazo. Y así fue, bronce con 1:08.43 en 100 metros mariposa S9.
Por solo 44 centésimas, una uña, le arrebató el tercer puesto a la británica Toni Shaw. Como dice su entrenador en el CAR de San Cugat, Jaume Marcé, “es un killer” que nunca falta a su cita con los metales en las grandes competiciones. Lleva desde 2006, cuando era una niña, coleccionando preseas y a sus 27 años continúa en lo más alto de la natación. Cada temporada surgen rivales más fuertes que amenazan con bajarle del podio, pero la catalana sigue engullendo medallas y plantando batalla.
Hace dos jornadas ganó la plata en 100 libre S9 con récord de Europa (1:02.77), aunque no había dicho su última palabra en el Centro Acuático de la capital japonesa. Era consciente del difícil reto que se le presentaba, para estar en los puestos de privilegio debía dar su mejor versión por el gran nivel de sus adversarias. Pero ella no se arruga ante la presión, a donde ya no le llega el cuerpo le alcanza la mente. Se sentía con confianza y lo demostró en el agua.
Pasó el primer 50 en 31.90 segundos, cuarta por detrás de la húngara Zsofia Konkoly (oro con 1:06.55), de la estadounidense Elizabeth Smith (1:08.22) y de la neozelandesa Sophie Pascoe, a la que cazó en la vuelta. Ese esfuerzo supremo en los metros finales fue lo que le permitió lograr el bronce, su octava medalla en unos Juegos Paralímpicos (seis platas y dos bronces). En sus vitrinas también tiene 17 metales mundiales y 36 europeos. Con su bronce, España iguala en Tokio las 31 medallas que cosechó en Río de Janeiro 2016.
“Estoy muy contenta, era una prueba que en estos últimos años me estaba costando competirla a ritmos altos, no la había preparado porque mis opciones más grandes eran en libres, pero he llegado fuerte, me he visto delante, tenía que luchar hasta el final y cuando llegué a la pared y vi las luces encendidas no me lo creía. Sabía que las otras iban a pasar delante de mí porque son más rápidas en el primer parcial, pero luego la vuelta la hago muy bien, doy el 120% de mí y gracias a eso he conseguido medalla”, ha comentado.
“Después de Río no pensaba que participaría en mis cuartos Juegos, me voy súper feliz. A partir de ahora iré mirando año tras año, soy de las nadadoras más mayores, pero mientras vea que pueda seguir dando guerra ahí estaré, quedan tres años para París 2024 y ojalá pueda llegar”, ha añadido Sarai Gascón, una de las joyas de la natación española, una guerrera que siempre lucha hasta el último aliento.