Adi Iglesias toma el relevo de Puri Santamarta sobre el tartán

A sus 22 años, la atleta gallega se ha convertido en la referencia de la velocidad española. Esta temporada ha sido oro en 100 y plata en 400 metros en los Juegos Paralímpicos y bicampeona de Europa.

0
214

Durante casi 30 años Puri Santamarta fue la gran referencia femenina del atletismo. De zancada elegante y carácter volcánico, la burgalesa se convirtió en una leyenda, en la atleta ciega más rápida del mundo en las décadas de los 80 y los 90. Fue nueve veces campeona del mundo, 18 de Europa y ganó 16 medallas en siete Juegos Paralímpicos (11 oros, cuatro platas y un bronce). Desde su retirada no ha habido un relevo tan claro hasta la irrupción de Adi Iglesias, la nueva referencia de la velocidad española.

La gallega ha tomado su testigo sobre el tartán con actuaciones brillantes en el panorama internacional, convirtiéndose en una de las mejores a nivel mundial. “Debo confesar que no sé apenas nada sobre ella y es algo que debería mirar más, porque me consta que ha sido muy importante en la historia de este deporte. Que me comparen con ella es un halago, está claro que me encantaría lograr más éxitos y tener un palmarés así de espectacular. Sé que los focos están puestos en mí por los resultados, siento orgullo y algo de presión, pero esto lo hago porque me apasiona, estoy llegando lejos siendo fiel a mí misma”, ha comentado.

A sus 22 años, la gacela de las trenzas doradas consume sueños a ritmo de vértigo. Fue subcampeona del mundo en Dubai en su debut en 2019, bicampeona de Europa en Polonia en junio y la guinda llegó en los Juegos Paralímpicos de Tokio, colgándose la presea dorada en 100 metros T13 y la plata en 400. Aún le queda tiempo de cocción, apenas lleva tres temporadas esprintando en la élite y su techo parece lejos. Su potencia, calidad intrínseca y gran progresión ilusionan y dejan huella en la pista. Quiere dejar un legado, como ya hicieron sus predecesoras.

Han sido pocas las deportistas españolas con discapacidad visual que han subido al podio en unos Juegos en pruebas de velocidad. Además de Santamarta, la más laureada, también lograron medallas paralímpicas la canaria Beatriz Mendoza (dos bronces en 100 y en 200 metros en Barcelona 1992, dos oros en Atlanta 1996, un bronce y una plata en Sídney 2000); la manchega Purificación Ortiz (plata en 100 y bronce en 200 en Barcelona); la malagueña Vanesa Ortega (plata en 400 en Atlanta), la barcelonesa Raquel Díaz Caro (bronce en 100 en Atlanta) y la catalana Eva Ngui (bronces en 100 y en 200 en Pekín 2008).

Precisamente, esos dos metales que logró en la capital china la atleta procedente de Guinea Ecuatorial fueron los últimos para España en unos Juegos. 13 años después, Adi Iglesias acabó con la sequía. Primero reinó bajo la lluvia en Tokio para ganar el oro en 100 metros lisos T13 tras firmar una épica remontada en un final de ‘photo finish’ que se decidió por solo tres centésimas. “No acabé contenta con la marca, 11.96 segundos, porque estaba para hacer un mejor tiempo. Pero me perjudicó la mala salida y los nervios”, ha recordado.

Cuatro días después volvió al podio con una plata en 400 metros, una prueba que aún no tiene domada ya que ella se considera una velocista pura. “El salto es gigante, es una distancia complicada en la que se necesita más competición y trabajar el ácido láctico. Aunque acabé contenta, sé que podría haber luchado por el oro, me supo mal que me pusieran por sorteo en una calle que no me correspondía y eso perjudicó mi carrera. Iba por la siete, en la que vas de liebre ante las demás y si no sabes llevar un ritmo constante te acaba pasando factura en la curva del 200. Estoy feliz porque di el 100%”, ha apuntado.

En la ciudad japonesa se consagró en la élite, aunque aún no es consciente de lo que ha conseguido. “Sigo en una nube, todavía no lo he asimilado, quizás porque no he parado de tener eventos y no he tenido tiempo para sentarme y pensar en lo que he hecho”, ha añadido. Adi ha cumplido un sueño que comenzó a cultivar cuando era niña tras enamorarse del atletismo al ver por televisión “figuras borrosas” de deportistas corriendo.

Nacida en el seno de una familia de Bamako (Mali) de pocos recursos, apenas podía corretear y moverse por su aldea, creció sin salir de su barrio por temor a que fuese secuestrada como otros niños con albinismo, una condición genética que está perseguida y considerada maldita en su país de origen. En 2010 abandonó África y tras convivir con un hermano en La Rioja acabó en un centro de menores.

Hace seis años se cruzó en su vida Lina Iglesias, profesora en Lugo, que decidió adoptar a aquella adolescente de piel blanca y cabello rubio. Encajaron a la perfección y su madre movió cielo y tierra para que su hija pudiese ser atleta. “Solo quería disfrutar corriendo, sin miedo, y eso fue posible gracias a ella. Le estoy súper agradecida por todo lo que hace por mí, está muy orgullosa de lo que estoy logrando, siempre creyó en mí”, ha recalcado.

Adi se emociona por el “impacto” que ha creado entre su gente durante los Juegos: “Pese a la diferencia horaria con Tokio, mi familia y amigos se levantaban de madrugada para verme, jamás lo habría imaginado. Eso es lo que me anima a seguir adelante. No he parado de firmar autógrafos y me ha impresionado el apoyo de los más pequeños. Cuando llegué a Lugo fuimos a tomar algo y en la mesa de al lado una niña de cinco años me reconoció y le pidió a su padre comprar pintura para hacerme un dibujo. Eso me llegó al corazón. Para esos niños podemos ser referentes pese a tener una discapacidad e intento motivarles para que hagan lo que les apasione en la vida”.

La gallega, que posee los récords de España en 100 (11.83), 200 (24.31) y 400 (55.53) en categorías T12 y T13, también empieza a ser reconocida por las calles de Madrid, a dónde se ha trasladado este curso para iniciar un Grado de Fisioterapia y continuar su carrera deportiva en la residencia Blume. “Estoy adaptándome, las etapas nuevas me cuestan muchísimo, pero espero que sea un cambio positivo para crecer. Aún no tengo decidido con quien voy a entrenar, aunque seguiré pidiéndole consejos a mi entrenador en el Lucus Caixa Rural, Adolfo Vila”, ha subrayado.

No ha tenido tiempo ni para tomarse unas vacaciones por los estudios y porque en breve se calzará otra vez las zapatillas de correr. Eso sí, no tiene previsto competir hasta marzo del próximo año. “Necesitaba desconectar a nivel físico y mental, desde que acabé en Tokio me alejé de las pistas para volver reseteada. Para la siguiente temporada quiero disputar pruebas y campeonatos absolutos de España que me ayuden a preparar el gran objetivo del año, el Mundial de Kobe (Japón) en el que pelearé por el oro”, ha apostillado.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí